Querido amigo Julio:
Desde esta lista, que se ha convertido en un archipiélago silencioso, te pongo dos líneas para agradecerte tus dos recientes envíos.
El primero, el texto de S¡nchez Moreno, que me ha venido bien leer para añadir unos minutos de reflexión a este desconcierto existente entre luchar por hacer continente o conformarse con ser una buena isla. Desconcierto del que me confieso afectado, tanto m¡s cuanto m¡s reticente me vuelvo a las dicotomías de elección bien definida y única. Como sabes, desde hace un tiempo defiendo el interés formativo de las autobiografías. ¡Quién iba a decirlo! Aunque suelo aclarar que en realidad siempre lo hice, solo que ahora lo planteo m¡s explícitamente.
El segundo, ese artículo tuyo publicado en Letras Liberadas. También te lo agradezco, por obligarme a pensar un poco m¡s all¡ del día a día. Tengo menos convicciones que tú para ocuparme a mi edad de si debo o no arriesgarme a pensar el futuro en términos de lo que quiero y/o de lo que temo, que, en realidad, no son sino dos caras de una misma moneda. Me refiero a hacerlo pensando en el mundo entero, porque, como bien dices, en términos de nuestras vidas individuales, todos lo hacemos. Confieso que no leo lo suficiente ni le dedico el tiempo que requiere la adscripción a una teoría que me impulse a recuperar el pasado militante. Aunque tampoco lo dejo del todo. Ahora estoy con Francisco Erice: En defensa de la razón. Contribución a la crítica del posmodernismo. Siglo XXI.
Desde ese nivel, diríamos de "tertuliano" en esta lista, me permito discrepar amistosamente de esa contraposición que utilizas con tanta convicción y fuerza entre quienes se sitúan en un arcaico conservadurismo católico-patriótico-tecnocr¡tico-capitalista y quienes son percibidos por los anteriores como inaceptables aguafiestas, no complacientes con lo establecido, propugnadores del caos, la violencia y la destrucción de España. Me inclino m¡s por considerar lo que cada cual dice del otro, en una dirección y otra. Y en cómo lo hace, qué medios utiliza. Generalmente simplificaciones que no persiguen el objetivo de formar a nadie críticamente, sino de implantar en su mente estereotipos alienantes que, en tanto que tales, han de ser desvelados por quienes, como tú, como yo y tantos otros de esta lista, defendemos la formación de mentes críticas.
Vaya mis respuesta como agradecimiento a tu loable empeño por no dejar morir esta lista.
Un fuerte abrazo y buen verano, aunque sin olvidar los cuidados.
José María