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Hace ya tiempo que se viene
comentando por la red los peligros del monocultivo. No importa el sistema
operativo que elijamos: si más del 90% de las máquinas lo usan, el peligro
de que una vulnerabilidad crítica no parcheada se extienda es más que
real. Los casos de CodeRed, Blaster, Sasser y la multitud de virus basados
en Outlook Express e Internet Explorer lo prueban. Si creemos que la
solución sería usar Linux o MacOS, por decir dos de los sistemas
alternativos a Windows más usados, caeríamos en el error. Un fallo en el
kernel Linux o en el núcleo del MacOS (y existen, no hay más que leer las
noticias) nos llevaría a la misma situación si estos sistemas ocupasen la
misma posición dominante que tiene en la actualidad Windows.
Queda claro, pues, que para la mayor
seguridad de la Red, es conveniente que haya de todo. ¿Y para nuestra red
interna? Si lo planteamos como usuario doméstico o de una pequeña empresa,
es indiferente. Con un escaso número de máquinas, la caída de un único
sistema posiblemente sea catastrófica, desde nuestro punto de vista. Pero,
¿y si tenemos 100 máquinas?. En este caso, nos encontramos ante la
disyuntiva de elegir entre la facilidad de administración de usar un
sistema homogéneo o la mayor seguridad para la continuidad de
funcionamiento de varios sistemas distintos.
Hasta hace pocos años, la balanza se
inclinaba de forma clara hacia la homogeneización. Las disparidades entre
sistemas basados en Microsoft, los diversos tipos de *nix y los de la
compañía de la manzana hacían muy difícil, sino imposible, montar una red
heterogénea. En la mayor parte de los casos, para simplemente compartir
archivos era necesario recurrir a software de terceras compañías, en
ocasiones limitado o simplemente con una tasa de fallos muy elevada, por
no hablar del coste adicional en licencias y mantenimiento. Por lo tanto,
quedaba clara la dificultad de instaurar un sistema de directorio
centralizado o un login único.
Hoy en día las cosas han cambiado. Todos
los sistemas han ido migrando a una interoperatibilidad entre si, con
soluciones como Samba (integrado en la mayor parte de las distribuciones
de Linux y en MacOS X) , MS Services for Unix o MS Services for Macintosh.
El protocolo estándar LDAP se ha incluido en los principales sistemas como
servicio de directorios. LPR/LPD para impresión son soportados por la
práctica totalidad de los sistemas. Incluso la tendencia a trasladar las
aplicaciones a web ha facilitado mucho la cosa. Hoy es sencillo configurar
un sistema para acceder desde un Macintosh a una aplicación web ASP
corriendo en W2k3/IIS contra una base de datos MySQL sobre Debian. La
compatibilidad (no total, pero si suficiente) entre los documentos MS
Office y OpenOffice.org permiten mayor libertad a la hora de elegir la
suite ofimática. En casi todos los sistemas es fácil implementar scripts
automáticos que, en general, serán fácilmente portables. Todo esto
facilita enormemente la administración cruzada de sistemas
heterogéneos.
Así pues, la pregunta en el aire es: ¿Ha
llegado la hora de acabar con el monocultivo en la organización?
Luisma. Miembro de la
AIH. |