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EL SECRETO DE NUESTRA FUERZA
Estamos por entrar en las Tres Semanas -el período
entre el 17 de Tamuz y el 9 de Ab. (El 17 de Tamuz cae
este
año el 3 de julio de 2007). Es un tiempo tan poco
auspicioso a lo largo de nuestra historia que está
prohibido, entre otras cosas, celebrar bodas. Es un tiempo
de introspección y reflexión en el intento
de corregir nuestros errores y transgresiones. Durante
este
período (aunque en diferentes momentos de la historia),
ambos Templos en Jerusalem fueron destruidos -el último
por Sinat Jinam, odio gratuito. Como judíos,
estamos obligados a rectificar esto implementando Ahabat
Jinam -amar incondicionalmente a nuestros semejantes.
La
"reunión de las diásporas" mesiánica
que estamos experimentando hoy en día, de países
como Rusia, Etiopía y otros, debe hacer a cada judío
conciente de la naturaleza milagrosa del período
histórico en el cual estamos viviendo. Estamos
verdaderamente
experimentando la confirmación de las visiones proféticas
expresadas más de 4.000 años atrás.
Pero, además, hay versículos bíblicos
específicos que de pronto asumen un nuevo sentido
y significado cuando son entendidos y considerados frente
a nuestro escenario contemporáneo.
La
sección de esta semana, Balak, registra una antigua
profecía expresada por un profeta no judío,
que realmente describe a la nación de Israel. A Bil'am,
el destacado vidente de esa generación, le es ofrecida
toda una garantía, de por vida, de fama, fortuna
y honor si sólo acepta maldecir a ese Pueblo (el
Pueblo Judío) que Balak, rey de Moab, quiere erradicar.
Pero es en vano.
"¿Cómo
he de maldecir a quien D's no maldice? ¿Cómo
he de execrar a quien D's no ha execrado? Desde lo alto
de las montañas lo veo y desde la cima de las colinas
lo contemplo: Es un pueblo que morará solo y no será
contado entre las [demás] naciones" (Bemidbar/Números
23:8-9).
Habitualmente
entendemos la expresión M'Rosh Tzurim -desde
lo alto de las montañas- y U'Migvaot -desde
las colinas- como significando que debemos ver la historia
judía desde una perspectiva mucho más elevada
y extensa. Concretamente, que debemos tener la capacidad
de hacer una seria retrospectiva y apreciar totalmente la
profundidad y la amplitud de nuestra historia. Empero, el
Midrash Rabá (20:16) escribe que "desde
lo alto de las montañas" se refiere a los Patriarcas
y las "colinas" a las Matriarcas. El mensaje implícito
es que el pueblo judío está arraigado en sus
Matriarcas y Patriarcas y eso lo hace fuerte como montañas
y colinas.
La
respuesta de Balak a las palabras de Bil'am es de
irritación:
"Te encomendé que maldijeras a mis enemigos
y he aquí, que los colmaste de bendiciones"
(Ibíd.23:11), pero al releer las palabras del profeta
gentil, es difícil encontrar exactamente donde está
la bendición. De hecho, el versículo puede
ser visto como una perspectiva general de la historia
judía,
describiendo que la nación sufriría muchas
persecuciones. Balak podría refugiarse en ese pensamiento.
Describir a una nación solitaria y sin amigos,
difícilmente
se puede tomar como un cumplido.
La
interpretación midráshica toma los dos aspectos
expresados de ese escenario -de montañas y colinas-
y los transforma en una metáfora de nuestros patriarcas
y matriarcas. Lo que el profeta percibe es que los
israelitas
están eternamente arraigados en sus matriarcas y
patriarcas, en las generaciones de madres y padres tan
santos
que nos han precedido. Y debido a que los judíos
nunca abandonaron sus tradiciones y permanecieron siempre
fieles a su pasado -a pesar de sus tantos exilios y
viajes,
persecuciones y pogroms- Israel será tan perdurable
y fuerte como las montañas y las colinas. Y, sin
duda, retornará a esas mismas montañas y colinas
que originalmente nutrieron a sus antepasados, a la tierra
de Israel.
Ciertamente,
los países anfitriones dejarán su marca en
las recorridas de los judíos por el mundo a través
de los tiempos. Los judíos contribuirán y
recibirán, a su vez, las contribuciones de las tantas
culturas y civilizaciones en las cuales se encuentren.
Pero
debemos ser siempre concientes de la promesa Divina a
nuestro
Patriarca Iaakob: "...Una nación y un conjunto
de naciones saldrá de ti" (Bereshit/Génesis
35:11).
Los
judíos de distintas partes del mundo seremos diferentes,
debido a las tantas experiencias y culturas a las que
nuestro
exilio nos ha llevado; seremos un "conjunto de naciones".
Pero también seremos iguales; siempre permaneceremos
como un solo pueblo, porque tenemos el mismo padre y
madre,
porque estamos arraigados a tradiciones especiales, porque
todos hemos nacido y estamos destinados a regresar a las
mismas rocas y colinas, a las mismas montañas y valles
de la tierra de Israel.
Y
esto tal vez sea el significado más profundo de la
profecía de Bil'am: siempre permaneceremos como una
nación única. Nunca seremos considerados como
pueblos separados pese a las diferencias que determinan
nuestros tantos matices y corrientes.
Balak
y Bil'am, quienes no pertenecían a nuestro pueblo,
y quisieron oprimirnos desde afuera, al final nos dejan
una importante lección acerca de la identidad judía.
Empero, pese que a veces pueda ser un visitante el que nos
señale nuestras bendiciones y fuerzas, nos corresponde
a nosotros mirar hacia adentro y reconocer y darnos cuenta
de que la fuente de nuestra fuerza, la bendición
de nuestro pueblo, es algo que podríamos más
fácilmente percibir si sólo hiciéramos
el esfuerzo y nos tomáramos el tiempo de mirar y
apreciar la fuerza de nuestro pasado, el mensaje de las
montañas y colinas -nuestras matriarcas y patriarcas-
en quienes, si sabemos reconocerlo, reside el secreto y
la promesa de nuestro futuro.
¡Que
este 17 de Tamuz todos tengamos un significativo ayuno!
(Basado en R' Y. Rosenzweig)