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LA AUSENCIA DEL NOMBRE Y LA HUMILDAD DE MOSHÉ
Nuestros Sabios se asombran ante la ausencia del nombre
de Moshé en la perashá Tetzavé.
Desde el nacimiento del gran guía de Israel, su
nombre aparece en todas las perashiot, excepto
en ésta. Curiosa coincidencia, esta porción
de la Torá siempre se lee en la semana del aniversario
de Moshé (este año hay dos Adar, de modo
que lo conmemoramos en Adar Bet), como para decir
que, si bien su nombre no es mencionado, Moshé
está siempre omnipresente.
Moshé
Rabenu (nuestro maestro)
El Ben Ish Jai nos señala que estamos acostumbrados
a mencionar el título antes que el nombre. Por
ejemplo, Rabi Akiba, Rabenu Bejaie... ¿Por qué
decimos Moshé Rabenu, mencionando el nombre antes
del título, "Moshé nuestro maestro"
en lugar de "nuestro maestro Moshé"?
Moshé
es el salvador. En verdad Moshé debió haberse
llamado Mashui, en pasivo, como lo proclama Batia,
la hija del Faraón: "Pues de las aguas lo
saqué". Batia tuvo claridad profética
al llamarlo Moshé, aquel que salva a su pueblo.
Sabía ella que su hijo adoptivo se convertiría
en el salvador de Israel. Para ocultar su gesto y no
entrar
en abierta rebelión contra su padre, el Faraón,
ella dice a quien quiera escucharla: "Lo he llamado
Moshé porque lo saqué de las aguas",
a fin de no despertar la atención sobre la etimología
real de Moshé y de su destino extraordinario. Moshé
se transforma en el Maestro y en el tutor de Israel a
partir de la Revelación en el Monte Sinaí,
el momento de la entrega de la Torá. El nombre
tradicional dado a Moshé, "Moshé Rabenu",
registra esta cronología: primero el salvador y,
finalmente, el Maestro, el educador.
Importancia
de la Palabra
Un proverbio popular dice: "Al tiftaj pi laSatán",
no abras la boca al Satán, vale decir, no anuncies
jamás malos presagios. Sin dar lugar a la superstición,
nuestros Sabios atraen nuestra atención sobre la
importancia de la palabra. La palabra es creativa pero
también puede ser destructiva. Distribuye palabras
alentadoras a tu alrededor y verás iluminarse los
semblantes de aquellos a los que van dirigidas. Profiere
expresiones o palabras maliciosas y verás que las
personas a las que hablas se encierran en sí mismas
y se ponen tristes. El comportamiento de nuestros hijos
depende frecuentemente de la manera en que nos dirigimos
a ellos o cómo los valoramos. Cuando el niño
siente que es objeto de nuestra confianza y respeto,
dará
lo máximo de sí. Y lo que es verdad respecto
al niño, también lo es con el obrero o empleado
respecto a su patrón. Todos necesitan el estímulo
de las palabras positivas.
Cuando
Moshé quiso interceder a favor del pueblo de Israel,
pronunció unas palabras que se cumplieron. El pueblo
venía de adorar el becerro de oro suscitando la
cólera Divina. Apenas han recibido la Torá
cuando ya la traicionan porque su guía, Moshé,
según ellos demora en descender de la montaña.
Ahora Moshé le dice al Eterno: "Si borras
a este pueblo, bórrame igualmente de Tu libro que
has escrito". Ninguna palabra permanece como letra
muerta; aunque sea espontánea e irreflexiva, toda
palabra en cierta manera se realiza. Aunque el Eterno
ha perdonado a Moshé, este incidente tuvo como
consecuencia la omisión del nombre de Moshé
de la perashá Tetzavé.
Homenaje
a la Humildad
"El hombre Moshé es el más humilde
que haya jamás pisado la tierra". La humildad
es la cualidad esencial de Moshé. Tenemos la
demostración
de ello en muchas ocasiones. Sabemos que Tetzavé
es la perashá consagrada a las vestimentas
del Sumo Sacerdote. Aunque Moshé es el líder
del pueblo, en esta porción él da un paso
al costado para dejar que Aarón sea el protagonista
principal. Con gusto permanece en la sombra y le da
lugar
a su hermano. El sabía que el sacerdocio le sería
confiado a Aarón. En su ardor por querer servir
al Creador, pudo haber sentido celos. Moshé probará,
sin embargo, que es un gran hombre y un verdadero
servidor
de D-s. Se siente feliz por su hermano, siente respeto
por la vocación de Aarón, sin el menor resentimiento
ni celo y el hecho de salir un poco fuera de escena no
disminuye en nada su grandeza. En realidad, pese a la
ausencia de su nombre, la personalidad de Moshé
permanece omnipresente.
¡El
mundo sería tan tranquilo si cada persona se contentara
con la misión que se le ha impartido aquí
en la tierra, sin sentir la menor necesidad de invadir
el dominio de su vecino!
(Fuentes: Grand Rabbin Jacques Ouaknin)