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NINGUNA PERSONA ES UNA ISLA
"Si un hombre entre vosotros trae una ofrenda de ganado
a Hashem,... traeréis vuestra ofrenda" (Vaikrá/Levítico
1:2).
"El
Toldot Itzjak señala que el versículo comienza
en singular ("Si un hombre entre vosotros trae")
y luego cambia a plural. ¿Cuál es la razón
del cambio? Ésta puede ser comprendida a partir de
una idea expresada por nuestros Sabios en el Talmud
(tratado
Kidushín): "Afortunado es quien cumple una sola
mitzvá pues inclina la balanza, tanto para
él como para el mundo entero, hacia el lado positivo".
Uno siempre debe considerar como si los platillos en la
balanza de sus propios méritos y pecados, así
como los de todo el mundo, estuviesen perfectamente
equilibrados.
Cuando una persona trae un korbán (ofrenda)
a Hashem, no sólo se ayuda a sí mismo
sino que ayuda al mundo entero.
Toda
vez que uno realiza una mitzvá, debe contemplarse
a sí mismo, antes de cumplirla, como mitad meritorio
y mitad culpable. La mitzvá que está
por cumplir inclinará la balanza hacia el lado positivo,
o, si comete una transgresión D-s no permita, la
inclinará para el otro lado. También debe
ver al resto del mundo de la misma forma. La siguiente
acción
del individuo inclinará la balanza. Esa es la razón
por la que dice; "Veahabtá et reajá camoja
-Amarás a tu prójimo como a ti mismo- es toda
la Torá". Porque si uno verdaderamente tiene
ahabat Israel y ama a sus semejantes, jamás querría
hacerles daño, por lo tanto jamás consideraría
cometer una acción que pudiera hacer a todo el mundo
culpable.
Teniendo
esto en mente, nosotros en Klal Israel (el conjunto
del pueblo de Israel), podemos entender el hecho de que
ningún individuo actúa solo, como en el vacío.
Todas nuestras acciones están, inexorablemente, ligadas
al conjunto y todos estamos interconectados. Cuántas
veces se oye el argumento de aquellos que dicen: "¿Qué
diferencia hace si yo hago algo errado? No estoy dañando
a nadie". Esto, simplemente, no es verdad. No podemos
saber si incluso las pequeñas transgresiones de algunos
pocos individuos, no están frenando toda la Gueulá
(Redención). Como un incentivo adicional para realizar
mitzvot debemos recordar siempre la fuerza y las
ramificaciones de nuestros actos. Una mitzvá
hecha por alguien puede afectar a gente viviendo en el
otro
extremo del planeta. Cuando surgen necesidades en la
comunidad,
cuando alguien necesita refuá (curación
o recuperación) o una ieshuá (salvación),
esmerarse en el cuidado y en el cumplimiento de más
mitzvot seguramente ayudarán.
Nuestros
libros sagrados hablan del concepto del alma individual
que cada uno de nosotros tiene, y del alma colectiva que
todos compartimos. Esta alma colectiva nos une a todos y
también une nuestras buenas acciones. Hay varias
áreas en la cuales podemos poner un esfuerzo adicional
a fin de traer mérito para todos los judíos:
1)
Shemirat Halashón -guardar nuestra lengua
del mal lenguaje en general y de hablar negativamente de
un semejante. Una excelente manera es dedicar al menos una
hora por día a ser especialmente cuidadoso de no
hablar cosas prohibidas, un momento en el cual la persona
tenga plena conciencia de las leyes de shemirat halashón
y una cautela extra en la forma en que habla.
2)
Shemirat Shabat -cumplimiento del shabat. Dado que
el shabat es la base de la vida judía, sería
una idea excelente fijar un momento especial para aprender
sus leyes cada semana. Incluso si se lo hace por un corto
período, los resultados pueden ser fundamentales.
Nuestros Sabios dicen que sin un adecuado estudio y repaso
de las leyes del shabat es casi imposible cumplirlo
correctamente.
3)
Crear un Kidush Hashem -santificación del
Nombre de D-s. Debemos tratar de asegurarnos de que todas
nuestras acciones sean un Kidush Hashem y que nada
de lo que hagamos provoque, D-s libre, un Jilul Hashem
(profanación del Nombre de D-s), lo cual tiene el
poder de desviar a las personas que nos ven de la forma
de vida judía. Debemos ser ejemplos de buen comportamiento
para que todos lo relacionen con nuestra sagrada Torá
y deseen transitar nuestro camino. Tengamos en cuenta que
el Satán (adversario) siempre utilizará
esas conductas nuestras no tan felices como un arma en
contra
de todos los judíos en general.
El
Jafetz Jaim estaba cierta vez en un viaje desde su
ciudad hacia una convención muy importante donde
tenía que pronunciar un discurso. El viaje debía
durar un día pero, en el medio, los pasajeros tenían
que cambiar de tren a fin de llegar a su destino. En tanto
el Jafetz Jaim estaba cambiando de tren, un hombre
que no lo reconoció, le dijo: "Permítame
señor, necesitamos que venga para completar un minián
(quórum de al menos diez varones adultos judíos
imprescindibles para rezar); está casi anocheciendo,
lo necesitamos para Minjá (oración
de la tarde)". Aunque ya había rezado y sabiendo
que perdería su tren, el Jafetz Jaim de todos
modos se sumó al minián a fin de no provocar
un Jilul Hashem.
(Basado en: Rab D. Goldwasser-Jewish Press)