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JUZGAR CON VERDAD
La Torá es un documento Divino y como tal, no contiene
palabras superfluas. Encontramos entonces que los Sabios
nos dan la explicación de toda palabra que parezca
redundante.
En
la perashá Shofetim hay una repetición
aparentemente innecesaria. Moshé exhorta al pueblo
de Israel diciendo: "Tzedek, tzedek tirdof",
Justicia, justicia perseguirás (Debarim 16:20).
El
Ramban (Najmánides, España, Israel siglo XIII)
sugiere que la redundancia implica que la búsqueda
de justicia es necesaria en dos áreas. A los hombres
comunes se los insta a no permitir que sus disputas se
alarguen
en el tiempo ni permanezcan sin resolver, sino que deben
buscar un tribunal para actuar como mediador y, por su
parte,
se exhorta a los jueces a ser justos en sus fallos.
En
un nivel diferente, El Ibn Ezra da dos posibles razones
para la repetición. Primero, dice él, antes
de aproximarse a un "bet din" (tribunal rabínico),
el judío debe aceptar las posibilidades de ganar
o de perder: de modo que figura un "tzedek" para
cada una de estas posibilidades. Otra razón para
la repetición es que la búsqueda de justicia
no es algo que debemos procurar sólo una vez sino
que necesitamos hacerlo incansablemente toda la vida.
El
Rebe de Kotzk, en su inimitable estilo, indica que la
razón
por la cual la palabra "tzedek" se repite, es
para enseñarnos una lección fundamental. Hay
numerosos objetivos que la gente persigue en su vida:
fama,
fortuna, sabiduría, honor. Pero la búsqueda
que tiende a ser más esquivada es la de la verdad.
En efecto, la traducción que da Onkelos para "tzedek"
(en arameo) es "kushta", que significa verdad.
La lucha primordial del hombre en su vida es por la
verdad.
Por lo tanto es apropiado que la Torá repita la expresión
para enfatizar que ésa es la meta suprema. Y no sólo
en la interacción con los demás, dice el Rebe
de Kotzk, sino que la honestidad máxima debe ser
con uno mismo.
En
conexión con esto, el primer tema en la perashá
Shofetim, el sistema judicial, sirve como un ejercicio
metafórico para nuestra responsabilidad de juzgarnos
a nosotros mismos. En ese sentido, el Sfat Emet (Rab
Iehuda Arie Leib Alter-1847-1905), interpreta la orden
inicial
de esta porción: "Shofetim veshoterim titén
lejá bejol sheareja", Jueces y policías
pondrás para ti en todos tus portales. Una alusión
común de la palabra "Lejá" en toda
la Torá, es que la idea expresada en el versículo
tiene la intención de que la persona aplique la lección
a sí misma. Jueces y policías necesita una
persona en relación a sí misma; pero ¿qué
son estos "portales" de los que habla la Torá?
Portales connota pasillos, pasadizos, los problemas y
tribulaciones
de nuestra vida. Cuando resistimos las pruebas y desafíos
y nos graduamos a través de las circunstancias de
la vida, también pasamos por los portales de la existencia
ascendiendo de un plano al siguiente. En estos "shearim",
las situaciones en las que nuestra integridad y carácter
saltan a la luz, debemos estar seguros de actuar como
jueces
y policías para con nosotros mismos. Su labor es
ver que no haya incongruencia entre nuestro razonamiento
y nuestra voluntad.
Tal
vez el mayor desafío para nuestra integridad es tender
a ser desviados por nuestros impulsos. Y no precisamente
los malos impulsos solamente pues sabemos que no faltan
aquellos llamados casher pero que racionalmente sabemos
que no son correctos ni sabios. Lo que la Torá nos
está diciendo acá, según el Sfat
Emet, es que el judío debe constantemente analizar
los pasos que va a tomar para determinar si en verdad se
atienen a los protocolos de la razón y al análisis
crítico. Nuestra vida se ve estorbada por las constantes
discrepancias entre lo que tenemos ganas de hacer y lo que
sabemos que debemos hacer. El último plano para alcanzar
la verdad es cuando hemos domado la parte salvaje de
nuestras
motivaciones e impulsos para conformarlos a nuestro
intelecto.
Y ésa no es tarea simple.
Más
tarde en la perashá, cuando la Torá
habla acerca de la designación de un monarca para
gobernar sobre la nación, estipula, entre otras
prohibiciones,
la de poseer abundancia de caballos que distraigan la
atención
del rey, el cual debe estar enfocado en la Voluntad de
Hashem.
Nuevamente la búsqueda de la verdad está en
el centro de las palabras de la Torá.
Poco
después, la Torá nos advierte contra consultar
a "me'onenim vekosmim", lectores de oráculos
o adivinos, y cuidarnos de un "naví sheker",
el falso profeta, todas variaciones de aquello que engaña
y aleja de Hashem. También habla aquí la Torá
sobre los "edim zomemim", los testigos falsos
y conspiradores que buscan distorsionar la justicia y la
verdad en la corte.
La
perashá parece estar transmitiendo un concepto
recurrente en varios contextos y aplicaciones: la
obligación
de buscar la verdad y de hacer coincidir el correcto
razonamiento
con lo que nuestro corazón desee.
Parafraseando
la interpretación del Jatam Sofer (Rab Moshé
Sofer conocido como Jatam Sofer por su principal
obra que lleva ese título. Presburgo, hoy Bratislava,
1762-1839), del significado que subyace en los nombres de
las porciones finales de la Torá: "Ree Shofetim",
mira, debes ir en busca de jueces y de la verdad; "Ki
Tetzé Ki Tabó", al salir y al venir,
al atravesar por los proverbiales pasajes de la vida;
"Nitzabim
Vaielej", tanto si permaneces estacionario como si
estás en movimiento. Y "Haazinu", si escuchas
los dictados de la verdad, entonces "Vezot haBerajá",
eso se transformará en fuente de la máxima
bendición.
(Adaptado de: Rab Shmuel Y. Klein-Hamodia)