La propuesta
oficial de disminuir la edad de imputabilidad de los menores que delinquen
genera críticas en sectores sociales y judiciales--
(AUNO-TERCER SECTOR*)
Un informe del Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense reveló el último
mes que cada dos días es detenido un menor de 18 años acusado de homicidio y
señaló que el número de adolescentes que desobedecen la ley está en aumento. El
informe reflotó la idea de los partidarios de la mano dura de buscar un
paliativo a la inseguridad disminuyendo la edad de imputabilidad a los 14 años.
Sectores sociales y judiciales rechazaron la propuesta y afirmaron que mientras
no se solucione la exclusión estructural de la infancia, la violencia no
cesará.
Según el estudio,
en 1997 ingresaron en las dependencias del Consejo Provincial del Menor 1420
chicos con causas penales; en 1998 entraron en institutos 1601 menores; en 1999,
1706; en 2000, fueron 2149, y el año último llegaron a 3441. Los partidos donde
más detenidos hubo fueron San Martín, San Isidro y Lomas de
Zamora.
“Veo pasar por la
vereda pibes tan chicos que casi arrastran las armas. Son chicos que mamaron la
violencia desde que nacieron, víctimas de la pobreza, la marginación, el olvido.
Un producto neto de los diez años de menemismo”, aseguró el titular de la
asociación civil Che Pibe, Sergio Bal.
La entidad
trabaja en la contención y alimentación de chicos en situación de riesgo. Está
ubicada en Villa Fiorito, uno de los barrios más pobres de Lomas, la cuna
política del presidente Eduardo Duhalde. Por las calles de tierra del lugar es
común ver grupos de chicos que resuelven todos sus problemas, por más mínimos y
triviales que sean, con violencia. Casualmente, las estadísticas oficiales del
lugar lo ubican entre los de mayor desocupación, deserción escolar, pobreza e
indigencia del Gran Buenos Aires.
Haciendo caso
omiso de la relación violencia-pobreza, y con las cifras del Consejo del Menor
como principal pretexto, el Ministro de Justicia, Jorge Vanossi, elaboró el
proyecto de ley para que los chicos de 14 años puedan ser juzgados como adultos
y vivan su reclusión en “cárceles especiales”. El proyecto fue –y es- muy
criticado por un amplio espectro social.
“No se
solucionará el asunto si sólo se baja la edad de imputabilidad. El problema es
que el Estado sólo aparece cuando el chico delinque y desaparece después, cuando
tiene que ser rehabilitado. El Estado debería estar antes, para evitar que eso
pase”, afirmó el Ministro de Justicia Bonaerense, Luis Genoud.
Por su parte, el
procurador general de la Suprema Corte de Justicia, Eduardo de la Cruz, fue igual de
contundente: "Son chicos que viven en villas miserables, en un ambiente
violento, sin posibilidades, que a los 13 años pasan de ser niños a ser adultos.
En la medida en que no se solucione esto, no habrá cambios".
Desde las
entidades que trabajan con chicos en situación de riesgo social reconocen que
las actuales normas –la ley 10.903, que data de 1919 y es denominada “de
patronato”, y el régimen penal de minoridad 22.278, que es de 1980-, deben ser
modificadas, pero rechazan de pleno que la solución pase por un castigo temprano
y ejemplificador.
“Debemos dejar de
lado el discurso vacío que sólo propone ceñirse a la edad y a una postura
represiva que sigue los pasos de la última dictadura militar. Hay que
implementar un cambio legislativo respetuoso de un Estado de derecho y que
comprenda los tratados de derechos humanos”, afirmó el Colectivo de ONGs de
Infancia y Adolescencia en un comunicado.
La entidad
–compuesta por la Asociación por los Derechos de la Infancia, Surcos, El Arca,
Juventud de Educadores y Niñez de la CTA y la Asociación Anahí- advirtió
que “la intención es correr el eje
de discusión para no resolver la verdadera discusión, la cual implicaría
denunciar la incapacidad del Estado para abordar problemas como los efectos que
genera la creciente desigualdad social”.
En este sentido,
un informe de la consultora Equis elaborado con cifras oficiales determinó que
en Argentina hay casi seis millones (5.727.806) de chicos menores de 14 años que
son pobres. Y de estos, casi la mitad (2.734.071) son indigentes, ni siquiera
logran consumir una mínima
cantidad de proteínas necesarias para su crecimiento. Las cifras de
la miseria señalan que el 58,1 por ciento de los diez millones de chicos del
país padece la pobreza y el 27,7 la indigencia.
En el mapa de la
necesidad, hay zonas más críticas que otras. El estudio señala que en Chaco,
Corrientes, Formosa y Salta la pobreza golpea a siete de cada diez chicos
menores de 15 años. Además, la indigencia afecta a cuatro de diez. Las
proyecciones de Equis, lejos de descender, muestran que están en franco
ascenso.
La crisis social
y la depresión económica también afecta a los centros urbanos. En el conurbano
bonaerense la pobreza afecta al 70 por ciento de los la población infantil y el
34 por ciento está bajo la línea de indigencia. El informe destaca que en los
partidos de Tigre, San Fernando, Florencio Varela, Esteban Echeverría, Ezeiza,
Malvinas Argentinas, José C. Paz, San Miguel, Matanza, Merlo y Moreno (en el
segundo cordón) es donde los chicos padecen más hambre. Esa es cuantitativamente
la mayor zona de desgracia: cuatrocientos mil chicos sobreviven en la
indigencia.
“La idea es graficar el incremento
de la violencia en todo nuestro sistema a través de una mirada abarcativa,
analizando la misma como violencia y exclusión social, más allá de la comisión
de delitos. Cabal muestra de ello son también las cifras de gatillo fácil;
alrededor del 40 por ciento de las víctimas son menores de edad”, destacaron
desde el Colectivo de ONGs.
Al respecto, en
diciembre último, la Suprema Corte de Buenos Aires informó que en doce meses
recibió más de mil denuncias de menores torturados –golpes en todas partes del
cuerpo, picana eléctrica y asfixia con el método del “submarino seco” (cubrir la
cabeza de la víctima con una bolsa de nailon)- y denunció la muerte de 60
adolescentes entre 1999 y 2000 en presuntos enfrentamientos con la policía.
Varios de los jóvenes habían denunciado maltratos y apremios ilegales.
Una muestra más de la crítica
situación que padece la niñez y la adolescencia es el alto consumo de alcohol y
el ascenso de suicidios en esa franja etaria. La encuesta a nivel nacional de
1999 realizada por la Secretaría de Programación para la Prevención de la
Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) señaló que el once por
ciento de los jóvenes de entre 16 y 24 años “toman de más” –una de las cifras
más alta de la región- y, destacó, que resultan más proclives a la ingesta de
alcohol en exceso “los sectores de mayor vulnerabilidad social”. Además, desde
el organismo afirmaron que las bebidas de baja graduación –de uso común entre
los adolescentes- son la puerta de entrada para incursionar en alguna otra
adicción.
Por otra parte,
Unicef afirmó que la tasa de suicidios entre adolescentes se duplicó en la
última década. La entidad señaló que, cada semana, en Argentina se quitan la
vida cinco adolescentes. La cifra, surgida del Programa Nacional de Estadísticas
del Ministerio de Salud, colocan al país en el primer lugar de América
Latina.
Las causas, según
los especialistas, son las mismas a la que empujan a la delinquir: crisis de
valores sociales, ausencia de actividades productivas (escuela o trabajo),
exclusión social, violencia, ausencia de perspectivas y fuerte ruptura de los
lazos sociales.
“Los chicos no
nacen malos, la falta de amor los hace malos”, repite una y otra vez el ex pibe
de la calle y fundador del Hogar Pelota de Trapo, Alberto Morlachetti. Sergio
Bal, de Che Pibe, muestra su coincidencia y afirma que los que más sufren son
los que más tienen que pelear: “Si no los mata una bala policial, la misma
sociedad que los excluye luego los quiere encerrar. No se dan cuenta que estos
chicos son la cosecha de lo sembrado en los últimos años”.
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Cómo comunicarse: Asociación civil Che Pibe: Teléfonos :
4286-8992, 4267-9771.
Hogar Pelota de Trapo: Teléfono 4208-4341,
4209-8956.
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Por Darío Aranda
* Agencia Universitaria de Noticias y
Opinión.
Revista Tercer
Sector.