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Asunto: | [mediosmedios] Colombia: Articulo Las responsabilidades del gobierno norteamericano en los acontecimientos 11-S | Fecha: | Martes, 4 de Junio, 2002 08:39:33 (-0500) | Autor: | carduque <carduque @.......co>
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Cuando veas a un gigante,
examina antes la posición del sol, no vaya a ser la sombra de un
enano.
Freiherr
von Hardenberg, Novalis |
La
red de "noticias", que no es neutral, como no lo es ninguna, que aun no
posee nombre y que ha surgido de manera espontánea, se permite compartir
con todos ustedes La columna del periodista Héctor Rincón, aparecida
en la revista Cambio. Si en
algún momento consideras que la información que se te envía no es de tu
interés puedes solicitar la cancelación del suministro de este tipo de
material...
D&C |
Fuente: Revista Cambio 27 de mayo de
2002. |
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Andan diciendo que Bush sabía lo del 11-S y puede ser no porque sea
muy avispado y goce de fama de ser un hombre perspicaz, sino porque
cualquier cosa puede ser posible en círculos del poder de Estados Unidos y
en este mundo embustero y fanfarrón que pese a la supuesta destreza
mediática guarda aún gordos secretos gritones.
Lo de Bush es
verosímil. Por más disparate y criminal que parezca el rumor, los
norteamericanos han mentido tanto y mienten tanto en materia grave y con
tanta asiduidad, que éste temblor en que quedó el mundo tras el 11 de
septiembre y toda la ratificación que por ello ha tenido la idea del
pensamiento único y del modelo único, puede haber sido un montaje, una
farsa vulgar con nombre de cruzada en defensa de la libertad y la
democracia de lo que ellos llaman América.
No sería raro. Dudas es
lo único que tenemos con certeza, revividas ahora cuando es posible que
Bush supiera de la hecatombe, lo cual vuelve racional la conjetura demente
de que Bin Laden nunca ha dejado de ser agente de Estados Unidos, como lo
fue de hecho en la guerra gringa contra los rusos en Afganistán. Puede
ser. Puede ser entonces que al Qaeda sea sólo un satélite de la CIA y que
ambas organizaciones terroristas (porque estarás de acuerdo con que la CIA
es terrorista), tienen socios en la red de Amapoleros del Mundo Uníos y
algunos de sus cabecillas hablan español para entenderse con sus secuaces
colombianos en los embarques en Paramarimbo.
Tantas veces nos han
dicho que la historia no es como nos la habían contado; tantas veces
muchos años después de ruidosos acontecimientos nos han revelado
documentos que dicen que aquello no era como había aparecido; tantas veces
nos han hecho quedar como crédulos imbéciles, que ahora podemos estar
frente a otra desinformación histórica que se suma a otros enigmas.
No sabemos quién suicidó a Allende, quién mató a Kennedy, dónde
nació Gardel, de qué color es la piel de Dios. Nada de eso sabemos con
certeza ni de los venenos que se repartieron en El Vaticano contra el
primero de los Juan Pablos que era monseñor Luciani, ni sabemos tampoco si
Juan Pablo Montoya es un paquete inflado o un berraco. Ni si Juan Pablo II
está vivo o está muerto.
Que Bush supiera del 11-S es
factible y no sería la primera vez que a todos nos hayan engañado como a
imbéciles.
No nos quedó claro si Marilyn se
empepó y se despachó por autoservicio o fue una belleza malograda,
antecesora en su tragedia de Chandra Levy y desaparecida de escena por
algún político de la época. La literatura y el cine nos ayudan a estas
preguntas sin respuestas y por eso no supimos nunca quién disparó contra
el pianista ni quién le teme a Virginia Wolff ni quien escribe la historia
de la próxima aurora.
Después de que se dijera que el propio
presidente de Estados Unidos sabía de los planes terroristas del 11 de
septiembre y, en consecuencia, es un cómplice de ello, todo puede ser.
Puede ser, incluso, que Ariel Sharon sea un antiguo antijudío radical
porque nadie ha logrado despertar tantos odios contra su propio pueblo
como este satanás redondo. Y porque en su campaña de desprestigio contra
el estado de Israel, ha conseguido, a punta de asedio y de tiros al blanco
y de disparos de gracia, volver un héroe puro y de manos limpias al muy
dudoso y muy temible Arafat.
Aunque todo esto suene a ficción,
proveniente de esa primera gran ficción –¿gran ficción?– de la complicidad
de la Casa Blanca con el terrorismo, han quedado abiertas las puertas de
la especulación. Y las del miedo. Porque qué miedo saber que quienes
aparecen como paladines son mucho más que verdugos: los protectores de la
humanidad y los policías de la democracia aliados con las fuerzas
destructoras del planeta.
Pero todo eso puede ser. De la mitomanía
y de la cleptomanía norteamericanas todo puede esperarse. Y por los
embustes con que nos han nutrido puede ser que Pedro Infante esté vivo,
que a Elvis Presley lo tengan guardado, que haya ríos de miel en Marte.
Que exista el fútbol
colombiano. | |

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