la tragedia que ocurrió durante la noche de ayer en
pleno centro de Lima, Perú, provocó la muerte de cientos de personas. Las
agencias de noticias locales aseguran que ya se han recuperado más de 140
cadáveres, entre ellos los de varios niños y mujeres embarazadas. La cobertura
que realizan los medios peruanos es muy amplia y merece ser seguida con
atención.
Desde Mediosmedios, expresamos nuestra solidaridad
con el pueblo peruano, y damos nuestro apoyo a los colegas que cubren un
episodio tan doroloro y lamentable.
A continuación les remitimos una síntesis de las
noticias publicadas en su edición de hoy por el diario limeño La
República en torno a este tema.
Incendio originado por artefactos pirotécnicos arrasó
cinco cuadras en vasta zona comercial
Más de cien muertos en centro de Lima enluta fin
de año
...Un dantesco incendio, tal
vez el peor ocurrido en la historia del país, estalló anoche en una
conglomerada zona comercial del centro de Lima, y causó más de 100 muertos
ósegún últimas informacionesó, casi un centenar de heridos y al menos 200
tiendas y viviendas destruidas, frustrando de este modo los preparativos para
las fiestas de fin de año.
Por
OSCAR CHUMPITAZ y JORGE
CHOY
Cerca de 500 bomberos y mil policías debieron a las 7.10
de la noche interrumpir sus labores cotidianas para combatir el fuego que se
originó por la explosión de artefactos pirotécnicos y que, hasta la madrugada,
amenazaba incluso con arrasar toda una manzana. Muchos hombres y mujeres,
niños y adultos, e incluso familias enteras que se encontraban en sus inmuebles
o realizando compras en el sector de Mesa Redonda se vieron forzados a
huir del peligro arrojándose de los edificios y corriendo despavoridamente por
las calles aledañas. Hubo quienes, sin embargo, no quisieron salir de sus
locales comerciales, porque intentaban proteger sus mercaderías ante la creencia
de un probable saqueo, hecho que resultó fatal para ellos, pues murieron por
asfixia o totalmente calcinados. Aquel vasto sector parecía en la madrugada
haber sufrido un bombardeo aéreo. Los cadáveres carbonizados permanecían en la
vía pública. Otros cuerpos yacían atrapados dentro de las edificaciones
arrasadas por el fuego. Muchos inmuebles, como el convento Jesús Reparador y
un colegio fiscal, quedaron debilitados y amenazaban con derrumbarse.
ERA UN POLVORÍN Días antes
de Navidad, la fiscal de prevención del delito Cecilia Vásquez de Vicuña
había advertido que ese sector era un polvorín y que podía desencadenarse una
tragedia de imprevisibles consecuencias. Comprobó que inescrupulosos
comerciantes de 25 locales se dedicaban a la venta de pirotécnicos. Los
productos, elaborados con pólvora, carbón, azufre, nitrato de amonio, polvo de
aluminio, mechas y detonantes, habían sido almacenados en galerías ubicadas en
Mesa Redonda, entre el jirón Cusco y Andahuaylas. Dicha zona fue declarada
entonces en emergencia por la Municipalidad de Lima, y según una
resolución de alcaldía, la exhibición y venta de pirotécnicos quedó
prohibida. Pese a ello se sabe que estos productos eran vendidos tanto en la
vía pública como en galerías ubicadas en el Jr. Cusco 669, 682, 684, 686, 688,
696, 718, 720, 735 y 736.
HORROR EN EL
CENTRO El dantesco incendio movilizó a bomberos de estaciones de
Lima y Callao, que requirieron del apoyo de algunos municipios que enviaron
camiones cisternas con agua para conjurar el peligro. Las lenguas de fuego
dejaron pérdidas económicas incalculables. Según algunos testigos, el
siniestro se inició en las galerías "Mina de Oro", ubicada en la cuadra 7 del
jirón Cusco, al estallar un artefacto pirotécnico conocido como «chocolate». Esa
cuadra se encontraba abarrotada de ambulantes que vendían productos detonantes.
Se afirma que fue un ambulante quien desencadenó la tragedia al realizar una
demostración de sus productos. Cientos de limeños y gente que había llegado
de provincias se encontraban realizando compras cuando estalló el
incendio. En cuestión de minutos la situación quedó fuera de control. Las
casas y galerías se convirtieron en enormes bolas de fuego. Más de 10 vehículos
ocupados por taxistas y pasajeros quedaron envueltos en llamas. El
cielo adquirió una tonalidad rojiza y el aire se tornó casi irrespirable. Desde
considerable distancia, la zona afectada parecía haber sido objeto de un
devastador ataque aéreo. Residentes del lugar cuyas viviendas de adobe y
quincha colindan unas a otras, apiñadas, pudieron percibir las llamas que
superaron, en determinado momento, los 20 metros de altura. Bomberos y
decenas de policías que convergieron presurosos para encarar el siniestro
tuvieron que enfrentarse a gente de mal vivir que pugnaba por saquear los
locales. El comandante general del Cuerpo de Bomberos, Tulio Nicolini,
dijo que la falta de equipos necesarios para encarar estas emergencias
dificultaba una rápida acción, no sólo para apagar las llamas, sino para salvar
vidas humanas. Algunos jóvenes que trataron de controlar el fuego por su
cuenta llegaron a perder el conocimiento por inhalación de humo. Las llamas
habían alcanzado depósitos de pirotécnicos y material plástico. Muchos
lugareños que, a través de despachos radiales y televisivos difundidos en
directo, se enteraron de lo que sucedía corrieron presurosos a la zona y se
encontraron con un cuadro dramático, desolador y trágico.
70 FOCOS DE INCENDIO Las explosiones se
escucharon en cadena durante las primeras dos horas. En ese lapso los almacenes
de artefactos pirotécnicos empezaron a estallar por doquier. Voceros del Cuerpo
de Bomberos dijeron que en el lugar se registraron un total de 70 focos de
incendio. El fuego fue ganando terreno con el correr de los minutos,
alimentado por fuertes vientos y el material poderosamente inflamable,
habituales en la zona. Las autoridades de bomberos reconocieron sus
dificultades para poner bajo control la situación. A la acción del viento se
sumaron además la falta de agua y los equipos obsoletos de las compañías que
acudieron al lugar de la emergencia, que en esta época del año superan las
expectativas comerciales. Unas 1,500 personas, entre comerciantes,
clientes y residentes del sector, debieron ser rescatadas al quedar sitiadas en
los edificios y galerías. Las calles quedaron temporalmente sin electricidad,
y hasta el local del Reniec se vio amenazado por uno de los incendios. Anoche
no se había informado oficialmente sobre la cantidad de muertos, pero las
autoridades llegaron a calcular que son más de cien. Hubo también 15
bomberos heridos, la mayoría de ellos en medio de distintos derrumbes de
viviendas o por asfixia y quemaduras.
FISCAL EXIGE INVESTIGACIÓN El desconcierto reinante
hacía del lugar un escenario dantesco. Muchos rompían puertas de metal para
poder ingresar y rescatar cadáveres o eventuales sobrevivientes
atrapados. Elizabeth Palacios, proveedora de extintores en la zona,
señaló que la mayoría de los comerciantes adulteraron el registro de la fecha de
vencimiento e hicieron recargar sus aparatos con informales. La fiscal
María del Pilar Peralta señaló que el Ministerio Público dispuso una
investigación exhaustiva sobre las circunstancias en que se originó el
incendio. Lamentablemente hasta hubo gente irresponsable que prefiere cuidar
su patrimonio antes que sus propias vidas, dijo. El jefe del Instituto
Nacional de Defensa Civil, Juan Luis Podestá, dijo que personal de la
Segunda Región de esa institución brindará apoyo a los damnificados. Precisó
que la zona carecía de las medidas de seguridad, con conexiones eléctricas
clandestinas y galerías sin escapes de emergencia. Siete horas después recién
fue posible extinguir el fuego, pero los grupos de socorro permanecieron allí,
removiendo los escombros para evitar una posible reactivación. Ante el desastre,
las autoridades decidieron declarar la zona en estado de emergencia. En toda
Mesa Redonda regía el estado de emergencia. Una bruma parda oscurecía el cielo
en ese sector del centro de la ciudad, que era rodeado por un olor a quemado que
llegaba hasta las avenidas Abancay, Ucayali, Andahuaylas, Huallaga, Puno y
Ayacucho.
.
El fuego se expandió rápidamente por las
galerías de Mesa Redonda
Todo comenzó con la detonación de un
"chocolate"
Por Juan Chamorro y Ruth Cárdenas
.La detonación de un artefacto pirotécnico
importado denominado "chocolate", en plena calle donde se vendían miles de
estos objetos fabricados con material explosivo, fue la causa del terrible
incendio, según el testimonio de una comerciante que logró salvar la
vida. Augusto Vega, vendedora de la galería ubicada en el jirón
Andahuaylas 877, señaló que el siniestro se inició al promediar las 6:30
de la noche, cuando "tres o cuatro personas" encendieron el "chocolate" en
esa cuadra, ante el asombro de los vendedores y los clientes que a esa
hora copaban la calle. Las chispas de fuego lanzadas por el artificio
pirotécnico alcanzaron las ratas blancas, sartas de cohetes, luces de
bengala y diversos explosivos que los comerciantes vendían en plena vía
pública, junto a juguetes, ropa, alimentos y hasta artefactos eléctricos,
aprovechando las fiestas de navidad y año nuevo. En pocos segundos se
desató una explosión en cadena, y un incendio que arrasó con todo a su
paso. "Sólo los que corrimos pudimos salvarnos. Era horrible, las llamas,
el ruido, el humo y la desesperación por abandonar el lugar", contó
Augusta, quien por el shock nervioso del que era presa ni siquiera podía
recordar el nombre de la galería donde trabaja desde hace varios años.
El fuego se esparció rápidamente por las galerías Mina de Oro 1 y 2,
Lucero y Mesa Redonda. Los bomberos llegaron luego de 20 minutos, pero ya
era tarde para salvar la vida de varios compradores y comerciantes que
perecieron calcinados. El punto más crítico se desató en la galería
Mina de Oro 1, ubicada precisamente en la cuadra 8 del jirón Andahuaylas,
donde varios puestos se dedicaban a la venta de material inflamable.
Aunque los comerciantes negaron que se vendían artefactos pirotécnicos,
éstos se encontraban depositados en varios puestos de venta. Las llamas
invadieron en pocos minutos el primer y el segundo pisos. Los atrapados,
en su desesperación por salvar sus vidas, se lanzaron por las ventanas
hacia la calle. Patty, una joven de aproximadamente 28 años, cayó
milagrosamente de pie y fue socorrida por los bomberos. Creo que fue un
milagro de Dios, dijo uno de los bomberos. Otros no tuvieron tanta
suerte y el fuego los alcanzó. Al promediar las ocho de la noche, en la
cuadra 8 del jirón Andahuaylas se podía observar restos humanos
calcinados. A esa hora,en la esquina de la cuadra 7 del jirón
Cusco, en un edificio de cinco pisos, la policía intentaba rescatar a
veinte personas, entre adultos y niños, que quedaron atrapadas. A poca
distancia, tres personas murieron carbonizadas en el interior de su auto.
El héroe Mientras las llamas
ganaban terreno y los bomberos luchaban denodadamente por apagar el
incendio, en la intersección de las calles Cusco y Andahuaylas un hombre
alentaba y ayudaba a los bomberos. Cargaba la manguera, daba órdenes,
también las aceptaba. Pero no vestía el uniforme rojo de los
bomberos. Era Denis Vargas, un curtido obrero de la Refinería La
Pampilla, donde trabaja desde hace 20 años. Se quitó la ropa y sin dudar
comenzó a ayudar a combatir el incendio. Había ido a Mesa Redonda a hacer
algunas compras, cuando se desató la tragedia. "Hermano, no lo dudé dos
veces e ingresé en las casas de este lugar, y con los vecinos comencé a
salvar niños, hombres y mujeres. Fueron unas treinta personas a quienes di
una mano, sin esperar nada a cambio", dijo. "Los bomberos llegaron
después de 20 minutos, pero era sólo una unidad, y tuvimos que ayudarlos.
Cargábamos agua en baldes, en magueras, pero todo era insuficiente para
apagar el fuego", finalizó.
Saltaron para salvar sus
vidas
.......Caos, desesperación, angustia y olor
a muerte. Escenas dolorosas de una tragedia que Lima no vivía hace mucho
tiempo. Un grupo de 20 personas que se parapetaron en el techo de un
centro comercial en Andahuaylas pugnaban por salvar sus vidas. En su
desesperación, saltaron desde una altura de casi 3 metros a un techo
colindante del Convento Jesús Reparador, ubicado en la intersección de
Miroquesada y Andahuaylas. ¡¡Ayúdelos, por favor!!, decía la vendedora
informal Julia Méndez Cárdenas (29), quien desesperadamente acarreaba agua
en un bald e. Héctor Fuentes Sánchez conducía su camioneta station
wagon Toyota blanco SIK-433. El taxista se encontraba en la cuadra 7 del
jirón Cusco en espera de que el tránsito vehicular se
descongestionara. Pero todo fue rápido. Comenzó una indetenible
explosión de artefactos pirotécnicos en cadena. "La gente empezó a
correr, porque el fuego avanzaba hacia nosotros; por eso tuve que dejar
abandonado el vehículo y salvar a mis pasajeros", señaló aún nervioso el
conductor. Fuentes Sánchez fue atrapado después por una aguda crisis de
nervios, debido a que la camioneta la alquilaba para poder ganarse la
vida. "No sé qué haré ahora. Pero fue muy doloroso ser testigo de la
impotencia de esa gente que no pudo salir de las tiendas y gritaba
pidiendo auxilio", dice, mientras observa a su auto completamente
convertido en chatarra.
.Lo que más conmueve son
los niños quemados
Tensión, dolor y angustia en los
hospitales
.Las rejas del hospital Arzobispo Loayza
resistían el dolor de decenas de personas. Gente que se acercaba para
buscar una esperanza. La hospitalización era mejor que la muerte. Entre
el tumulto, las expresiones de agustia y desesperanción de Marcos no
inmutaba a los presentes. Sentado en el suelo, sin un zapato y husmeando
sus heridas por debajo del pantalón no podía contener el llanto. De sus
ojos verdes las lágrimas no cesaban de brotar. «Maritza Gutiérrez Cortez y
Jean Franco», le dijo a una señora que estaba dentro del nosocomio, para
que averiguara si su esposa e hijo habían sido trasladados. «Yo estaba
ahí, y no la pude sacar», expresaba mientras llevaba sus manos a la cara.
«No los pude sacar. Estuve en el momento de la explosión, y no la pude
sacar», repetía y se culpaba, mientras guardaba un poco de esperanza por
encontrarlos en el segundo hospital que visitaba. Los minutos pasaban
como horas para Marcos, cuando sentado en el suelo escuchó: «señor».
Inmeditamente se levantó de la vereda y corrió para escuchar la
respuesta. «No están», le dijeron. Marcos se arrodilló frente a las
rejas, suplicando encontrar a su familia. Su hijo de seis años lo miraba
desconcertado. Escenas similares se repetían en las rejas del Loayza y el
2 de Mayo.
Quemaduras
menores En el interior del Loayza eran atendidos 33
pacientes, de los cuales tres eran niños. Las quemaduras eran de grado
menor, informó el director del hospital, Max Cárdenas. Las cuatro
personas más afectadas tenían el 40% del cuerpo quemado. Los niños habían
sufrido asfixia y ya se encontraban estables a la 10 de la noche, indicó
Cárdenas, quien estaba supervisando la atención de los internos. La
atención en ese hospital, así como en el 2 de Mayo, es gratuita para todos
los heridos del incendio en el Mesa Redonda, manifestó el director, quien
informó que el Ministerio de Salud envió suero, analgésicos, antibióticos
para atender a los afectados. Según las cifras oficiales, un total de
115 personas fueron atendidas en los hospitales del Ministerio de Salud,
32 en el Guillermo Almenara, cuatro menores en el Hospital del Niño y uno
en el Rebagliati, ya que no contaban con una unidad para
quemados. Según la información, es necesaria la donación de Fortun y
Amikin para la curación de los pacientes, cuyas rehabilitaciones pueden
demorar meses.
Toledo llegó de madrugada al lugar de la
tragedia
Hoy y mañanaes duelo
nacional
Ante la pérdida irreparable de la vida de decenas de peruanos en el
trágico incendio del centro de Lima, el gobierno declaró un duelo nacional
los días 30 y 31 de diciembre, se informo a través de un comunicado de la
Presidencia de la República. El comunicado señala que el presidente
Alejandro Toledo lamentó profundamente la pérdida de vidas humanas
ocurrida en el incendio de ayer, por lo que expresa sus más sentidas
condolencias a los familiares de las víctimas. Se informó además que el
jefe del Estado, apenas enterado de la magnitud del incendio ocurrido en
el centro de Lima, emprendió su regreso a la capital para participar
directamente en la supervisión de las tareas de ayuda a los
damnificados. Se supo extraoficialmente que el mandatario había viajado
hasta el balneario de Punta Sal, en el departamento de Tumbes, para pasar
ahí las fiestas de Año Nuevo junto a sus familiares. El comunicado
señaló además que el presidente Toledo dispuso desde ese lugar las
primeras directivas para la inmediata atención a los afectados coordinando
con Sedapal, el Ministerio del Interior, el Ministerio de Salud y el
Ministerio de la Presidencia. Voceros de Palacio de Gobierno afirmaron que
el jefe del Estado ordenó que se garantice una adecuada respuesta a la
emergencia. El Presidente habría coordinado telefónicamente con el
ministro del Interior Fernando Rospigliosi, y el viceministro de la
Presidencia Rómulo Muñoz, funcionarios que luego acudieron hasta el lugar
de los hechos. Cerca de una hora después de recibir el comunicado, a la
1 de la madrugada de hoy, el mandatario llegó en un vuelo privado al Grupo
Aéreo Nro 8, desde donde se trasladó al lugar del siniestro. El
Presidente expresó sus condolencias por la magnitud de la tragedia y
anunció una serie de medidas en favor de los comerciantes que lo perdieron
todo.
.Municipio y
comerciantes
Todos se lavan las
manos
...Mientras la directora de
Comercialización de la Municipalidad de Lima Gabriela Adrianzen
culpa a los comerciantes de las galerías de haber provocado el
siniestro, los propietarios de los centros comerciales niegan tal
versión y culpan de ello a las autoridades municipales. "El
incendio se ha originado por el almacenamiento de productos
pirotécnicos en galerías comerciales, por ejemplo en Mina de Oro;
sin embargo, el propietario Otto Carrasco culpa a las autoridades
municipales por el incendio, cuando él sabe que su galería fue un
centro de almacenamiento que fue intervenido", reveló la
funcionaria municipal. Perdió tres tiendas En tanto el
propietario de unas de las galerías comerciales, Otto
Carrasco, culpó a las autoridades municipales por permitir la
venta de estos artículos en la vía pública, al haber permitido el
ingreso de los productos pirotécnicos haciéndolos pasar como no
detonantes. "En realidad todos los productos son detonantes",
afirmó. Dijo sentirse afectado con este incendio, ya que perdió
tres tiendas que fueron calcinadas por el fuego. "No ha sido en mi
tienda donde se inició el incendio; se originó en la calle, por
Andahuaylas, y yo estoy en Cusco".