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Asunto: | [mediosmedios] Reporteros Sin Fronteras: evidente degradación de la lib ertad de prensa en el mundo, en 2001 | Fecha: | Jueves, 3 de Enero, 2002 07:47:57 (-0300) | Autor: | Mediosmedios <mediosmedios @..........ar>
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Estimados Miembros de la Lista:
el Colistero Roberto Rodríguez Baños nos ha
remitido el siguiente informe de la organización Reporteros Sin
Fronteras.
Un cordial saludo.
Marcela Barbará
Moderadora de la Lista
Mediosmedios
Secretariado Internacional
/bigger>/fontfamily>5,
rue Geoffroy Marie - 75009 Paris France Tél : (33) 1 44 83 84 71 Fax :
(33) 1 45 23 11 51 E-mail : americas@rsf.orgWeb : www.rsf.org/fontfamily> Comunicado de prensa 2 de enero de 2002
/bigger>/fontfamily>Evidente degradación de la libertad de prensa en el
mundo, en 2001
/bigger>/fontfamily>Cada vez hay más periodistas detenidos, La libertad
de prensa retrocede en varios
países
/bigger>/bigger>En 2001: - 31 periodistas muertos - 489 detenidos - 716
agredidos o amenazados - 378 medios de comunicación censurados .
-
A fecha 1 de enero de 2002, hay
110 periodistas encarcelados en el mundo.
A modo de comparación, en
2000: - 32 periodistas muertos - 329 detenidos - 510 agredidos o
amenazados - 295 medios de comunicación censurados.
/fontfamily>/bigger>Sumario: Tendencias
y prioridades página 2 31 periodistas muertos en 2001 página 2 La
impunidad sigue siendo la regla página 3 Cerca de 500 periodistas detenidos
durante el año página 4 Más de setecientos periodistas agredidos o amenazados
página 5 Cada día, un nuevo medio de comunicación censurado página 6 La
prensa extranjera estrechamente vigilada página 7 Las consecuencias del 11 de
septiembre para la libertad de prensa página
7
Tendencias y prioridades /bigger>Con excepción
del número de periodistas muertos, que se mantiene estable, todos los
indicadores (periodistas detenidos, agredidos, amenazados, medios de
comunicación censurados) han experimente una fuerte alza, en relación con 2000.
El número de periodistas detenidos (489 en 2001) aumentó en cerca de un 50%, y
el de los periodistas agredidos a amenazados (716) en más de un 40%. Cada vez
hay más periodistas encarcelados en el mundo. Actualmente, son 110 los que se
encuentran tras las rejas. Aunque el número se había venido reduciendo desde
1995, ha aumentado bruscamente en 2001.
Cada día, en el mundo se censura
un nuevo medio de comunicación y cerca de un tercio de la población mundial vive
en países en los que no existe libertad de prensa. En muchos Estados
(Bangladesh, Eritrea, Haití, Nepal, Zimbabue, etc.), la situación se ha
deteriorado considerablemente, mientras que han sido muy pocos los regímenes que
han efectuado progresos en materia de libertad de prensa. Resulta inaceptable la
impunidad que caracteriza a la casi totalidad de esos casos. Los Estados, y las
organizaciones intergubernamentales, deben concentrar sus esfuerzos en este
terreno. En caso contrario, se puede apostar que continuarán multiplicándose en
los próximos años los asesinatos y las agresiones de periodistas.
31 periodistas muertos en
2001. /bigger>Todavía este año han muerto más de treinta periodistas en el
mundo, por sus opiniones o en el ejercicio de sus funciones. Quince de ellos
fueron asesinados por grupos armados o milicias. Las autoridades tienen una
parte de responsabilidad, al menos en tres de los casos. Nueve profesionales de
la prensa murieron en conflictos armados (ocho de ellos en Afganistán). Por otra
parte, además de estos treinta y un periodistas, también murieron durante el año
diez colaboradores de los medios de comunicación (técnicos, personal
administrativo, etc.).
Asia ha sido el Continente más asesino para los
periodistas en 2001 (14 casos). En Afganistán, la guerra emprendida por
Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre, ha resultado
especialmente nefasta para la prensa. Ocho enviados especiales resultaron
muertos mientras cubrían el conflicto. En China, Feng Zhaoxia, un
periodista del diario Gejie Daobao, fue encontrado muerto degollado, el
15 de enero, en la provincia de Shaanxi (sudoeste de Pekín). Rápidamente, la
policía declaró que se trataba de un suicidio, a pesar de las protestas de su
familia, de sus colegas y de asociaciones de periodistas locales. Según ellos,
se trata de un asesinato relacionado con dos artículos publicados por el
periodista quien recientemente había denunciado connivencias entre grupos
mafiosos y algunos responsables políticos locales.
En el continente
americano, fueron asesinados diez periodistas y diez colaboradores de los medios
de comunicación. En Haití, este año también ha sido asesinado un
periodista. El 3 de diciembre, Brignol Lindor, responsable de información de
Radio Echo 2000, murió a consecuencia de una agresión con piedras y
machetes. Había sido amenazado de muerte, por responsables locales del partido
en el poder, tras haber invitado a algunas personalidades de la oposición a
intervenir en su programa. El asesinato supuso una auténtica advertencia para
toda la profesión, que se siente amenazada. En Estados Unidos, un
periodista y ocho técnicos murieron en los atentados del 11 de septiembre contra
el World Trade Center, en Nueva York. Igualmente, un reportero norteamericano
resultó víctima de la enfermedad del ántrax, después de haber recibido una carta
anónima contaminada. En Colombia, fueron asesinados tres periodistas.
Entre ellos, Flavio Bedoya, del semanario Voz, asesinado de cuatro
balazos el 27 de abril. Había recibido amenazas de muerte tras haber publicado
un artículo sobre las exacciones cometidas por los paramilitares. Criticaba "la
incapacidad del ejército y de la policía para capturar a los
criminales".
También en Europa ha aumentado el número de profesionales
asesinados por sus opiniones (7). En Irlanda del Norte, un periodista fue
asesinado, por primera vez desde el inicio de los años sesenta. Martin O'Hagan,
reportero del semanario Sunday World, fue asesinado en la noche del 28 de
septiembre, delante de su domicilio, cerca de Belfast. "Los defensores de la
mano roja", un grupo militar legitimista, le acusaron de haber cometido
"crímenes contra el pueblo legitimista". Por otra parte, también se ha
registrado el caso de un periodista asesinado en Ucrania, otro en
Kosovo y otro más en el País Vasco, en España.
Las dos
noticias buenas nos llegan de Africa y del Medio Oriente, donde ningún
profesional de los medios de comunicación ha perdido la vida en el desempeño de
sus funciones. Veintisiete casos más de asesinatos de periodistas durante 2001,
en el mundo, se encuentran todavía en fase de investigación pero, a fecha 1 de
enero de 2002, no hay nada que permita afirmar que puede establecerse una
relación con sus actividades profesionales.
La impunidad sigue
siendo la regla /bigger>La casi totalidad de los casos de muerte y de
asesinato de periodistas no se han resuelto nunca. Sus inductores se encuentran
en libertad, y nunca han sido molestados por la justicia de sus
países.
En Burkina Faso, por ejemplo, la investigación se
encuentra atascada, cuando han pasado más de tres años del asesinato de Norbert
Zongo, director de L'Indépendant, el 13 de diciembre de 1998. El hermano
del Presidente de la República, François Compaoré, ampliamente implicado en este
caso, fue interrogado por primera vez en enero de 2001, es decir, cuando se
habían cumplido más de dos años de los hechos, por un juez de
instrucción.
La situación no es mejor en Haití. La investigación
relativa al asesinato de Jean Dominique, director de Radio Haïti Inter,
en abril de 2000, ha estado a punto de pararse en varias ocasiones. El Senado,
controlado por Fanmi Lavalas, el partido del presidente Jean-Bertrand Aristide,
multiplica las argucias para no pronunciase sobre el levantamiento de la
inmunidad parlamentaria de Dany Toussaint, principal sospechoso en este asunto.
Por otra parte, y a pesar de sus confesiones, todavía no han sido detenidos los
asesinos de Brignol Lindor, cercanos al partido en el poder.
En Sri
Lanka, todavía no se ha resuelto el asesinato, en octubre de 2000, del
colaborador de la BBC, Mylvaganam Nimalarajan. No hay ningún detenido y
la policía está muy lejos de haber puesto los medios necesarios para descubrir
la verdad.
En Ucrania, el aparato del Estado es un poderoso
obstáculo para averiguar la verdad en el caso del asesinato del periodista
Géorgiy Gongadze, en septiembre de 2000. El Ministerio Fiscal y el Ministerio
del Interior se oponen a cualquier investigación seria. En septiembre de 2001,
el Consejo de Europa votó a favor de una recomendación apelando "a las
autoridades ucranianas a poner en marcha una nueva investigación sobre la
desaparición y la muerte de Géorgiy Gongadze y, para ese fin, crear una comisión
de investigación independiente", compuesta especialmente por expertos
internacionales.
Más de quinientos periodistas detenidos durante
el año /bigger>A fecha 1 de enero de 2002, 110 periodistas continúan
encarcelados en el mundo, por sus opiniones o a causa de sus actividades
profesionales. Un año antes, no eran "más que" setenta y cuatro. Hay que
remontarse hasta el 1 de enero de 1995 para encontrar una cifra tan importante.
Cerca de la mitad (50) se encuentran detenidos en países del Continente
asiático. Las mayores prisiones del mundo para los periodistas son Irán
(18 detenidos), Birmania (18), China (12), Eritrea (8) y
Nepal (7).
En Irán, la mayor parte de los periodistas
cumplen largas penas de cárcel. En enero, cuatro de ellos fueron condenados a
penas de entre tres y ocho años, por "haber atentado contra la seguridad
nacional". En cambio, Reza Alijani, redactor jefe del mensual suspendido
Iran-é-farda, y premio Reportero Sin fronteras - Fundación de Francia
2001, fue puesto en libertad en diciembre, después de nueve meses de
detención.
En Birmania, las autoridades tienen una actitud
criminal con los periodistas encarcelados, privándoles de las atenciones médicas
necesarias para su estado de salud. Cumpliendo condenas muy graves, por haber
"difundido informaciones contra el Estado", o por haber informado a periodistas
extranjeros, se encuentran detenidos en condiciones inhumanas, que tienen
dramáticas consecuencias sobre su salud física y mental. Myo Myin Nyein,
encarcelado desde septiembre de 1990, se encuentra muy débil y padece trastornos
psíquicos. El periodista permaneció detenido durante ocho meses en una de las
jaulas de la perrera de la cárcel de Insein, en Rangún.
En China,
a los doce periodistas encarcelados hay que añadir veintidós ciberdisidentes,
detenidos por haber difundido, por Internet, informaciones calificadas de
"subversivas". Uno de ellos fue condenado a cuatro años de cárcel.
En
total, 489 profesionales de la prensa estuvieron privados de libertad en 2001,
en un momento u otro, y a menudo sin explicaciones. En Nepal, donde a
finales de noviembre se decretó el estado de excepción, las fuerzas del orden
han detenido a más de cincuenta periodistas y profesionales de los medios de
comunicación. En Cuba, en Pakistán, en la República Democrática
del Congo y en Zimbabue, han sido detenidos más de veinte
periodistas. A menudo, sin mandato oficial y sin que se les diera ninguna
explicación. La mayoría de ellos quedan en libertad rápidamente, pero algunos
pasan varias semanas, incluso meses, tras las rejas. En conjunto, son muy malas
las condiciones de detención. Son frecuentes los interrogatorios duros y los
malos tratos. En Irán, algunos periodistas se han visto sometidos a malos
tratos, para conseguir falsas confesiones o hacerles escribir cartas de
arrepentimiento. En la República Democrática del Congo, este año un
periodista fue golpeado con porras por sus carceleros.
Más de
setecientos periodistas agredidos o amenazados. /bigger>Cada vez son más
numerosas las agresiones contra profesionales de la prensa. Tanto si proceden de
las fuerzas del orden, como de militantes de partidos políticos, de grupos
armados o de delincuentes, casi nunca son objeto de investigaciones serias y
respaldadas. De esta forma, se refuerza enormemente el sentimiento de impunidad
de sus autores. En muchos países, algunos responsables políticos se encuentran
en el origen de estos actos de violencia. Atacan directamente a los periodistas
que les han criticado, en lugar de emprender procedimientos judiciales contra
ellos.
En Bangladesh, más de 130 periodistas han sido víctimas de
agresiones de militantes o simpatizantes de los partidos políticos. En la
mayoría de los casos, los ataques procedían de militantes del Bangladesh
Nationalist Party y del Jamaat-e Islami (dos partidos miembros de la coalición
en el poder), o de la Liga Awami (en el poder hasta julio). Sus objetivos
preferidos son los periodistas que denuncian asuntos de corrupción, violencia
política o intolerancia religiosa.
En Colombia, cerca de una
treintena de periodistas fueron agredidos o amenazados por los diferentes grupos
armados, que se enfrentan en el país. En Zimbabue, los antiguos
combatientes de la guerra de liberación son los autores de numerosos ataques
contra reporteros de la prensa privada. En Ucrania, en Rusia y en
las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central, la violencia está siempre
presente y se han denunciado muchas agresiones.
Ocho periodistas
resultaron heridos de bala, en los territorios ocupados por Israel.
Después de una investigación, Reporteros Sin Fronteras ha denunciado la
responsabilidad del ejército israelí, en la mayoría de los casos. Al término de
investigaciones superficiales, las autoridades han afirmado que no son
responsables de esos disparos.
Obligar a los periodistas al exilio es
otra forma de amenaza, empleada por algunos gobiernos. En Cuba, en
Haití, en Etiopía y en Somalia, muchos periodistas han
huido de sus países, por miedo a las represalias. En Colombia, los
periodistas escapan de la violencia de los grupos armados.
Cada
día, un nuevo medio de comunicación censurado. /bigger>En 2001, 378 medios
de comunicación fueron censurados en el mundo. En Turquía, más de un
centenar de canales de televisión, de emisoras de radio y de órganos de prensa
escrita, fueron suspendidos provisionalmente por el RTUK, el organismo
gubernamental de vigilancia audiovisual, o por los diferentes Tribunales de
Seguridad del Estado. En la mayoría de los casos, los medios son acusados de
"incitar a la violencia" o de "atentar contra la seguridad del Estado", por
haber criticado al régimen o haber informado sobre las preocupaciones de
determinados movimientos de extrema izquierda.
En Eritrea, el
gobierno ordenó la suspensión de todos los medios privados, en el mes de
septiembre, haciendo del país uno de los pocos lugares del mundo sin prensa
privada. El mismo día, al menos ocho periodistas fueron detenidos y conducidos a
una comisaría de la capital. Otros han desaparecido o han huido del país. El
director de la televisión pública explica, en antena, que "los medios de
comunicación privados ponían en peligro la unidad del país".
En
Marruecos, al menos nueve periódicos -entre ellos, siete extranjeros-
fueron censurados por haber tratado asuntos como el del Sahara Occidental y la
corrupción, o por haber criticado al rey. Los medios de comunicación franceses y
españoles están especialmente vigilados, por las autoridades
marroquíes.
En Túnez, no existe censura propiamente dicha, por la
simple razón de que no hay prensa independiente. En cambio, los pocos
periodistas que intentan difundir informaciones por Internet, o trabajar para
los medios de comunicación internacionales, se ven acosados. Sus líneas
telefónicas están fecuentemente bloqueadas y sus conversaciones son escuchadas,
e incluso a veces cortadas. Igualmente, el acceso a Internet está muy
controlado.
La prensa extranjera estrechamente vigilada. /bigger>Los corresponsales de la prensa extranjera se encuentran
en el punto de mira de muchos jefes de Estado o de gobierno, en todo el mundo.
En Zimbabue, tres de ellos han sido expulsados del país. El gobierno
intenta, por todos los medios, conseguir que se apruebe un proyecto de ley
obligando a los medios de comunicación internacionales a emplear únicamente a
periodistas de nacionalidad zimbabuense. En Cuba, el corresponsal de la
agencia Reuters se vio obligado a abandonar la isla, después de los
ataques en la prensa local. En Liberia, el gobierno se lamenta sin cesar
de la "masiva propaganda negativa" contra el presidente Charles Taylor, que
publican, según él, algunos medios de comunicación extranjeros. En China,
los corresponsales extranjeros que residen en el país, tienen que conseguir una
autorización del ministerio de Asuntos Exteriores, cada vez que quieren realizar
un reportaje.
Por otra parte, los periodistas no siempre pueden visitar
algunos países, sin ser objeto de vigilancia constante. Es el caso, entre otros,
de Arabia Saudí, Birmania, Corea del Norte o
Vietnam. También encuentran enormes dificultades para conseguir visados
para trabajar en Argelia, Libia o Irak. En Pakistán,
las autoridades han negado visados a periodistas indios, o de origen indio, que
querían cubrir el conflicto afgano. Por esta razón, fueron expulsados del país
dos enviados especiales de diarios norteamericanos.
Las
consecuencias del "11 de septiembre" para la libertad de
prensa. /bigger>Además del enorme tributo pagado por los enviados
especiales muertos sobre el terreno, los atentados de Nueva York y Washington
del 11 de septiembre de 2001, y la operación militar emprendida en Afganistán,
han tenido importantes consecuencias para la libertad de prensa en el mundo.
Varias de las leyes que se han aprobado para luchar contra el terrorismo
resultan inquietantes y debilitan el principio fundamental de la libre
circulación de información. En Canadá y en Estados Unidos, algunas
de las medidas cuestionan el secreto de las fuentes y refuerzan la vigilancia
sobre Internet. Los gobiernos norteamericano y británico han llamado al orden a
los medios de comunicación de sus respectivos países.
En ocasiones, ese
control adquiere un aspecto aun más represivo. En Kazakhstán, por
ejemplo, las tropas armadas del ministerio del Interior invadieron, en
noviembre, el edificio del canal privado de televisión KTK,
interrumpiendo temporalmente su programación. Las autoridades explicaron que, en
el marco del conflicto en Afganistán, "todas las instalaciones estratégicas de
la República debían estar vigiladas, por el ministerio del
Interior".
Régis Bourgeat Despacho Américas / Americas
desk Reporters sans frontières 5, rue Geoffroy-Marie 75009 Paris -
France
tél. : +33 (0) 1 44 83 84 57 fax : +33 (0) 1 45 23 11
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