El pacto que cambió el
reglamento de radio y tv operó contra el mecanismo
En
Gobernación, 163 "mesas de diálogo" de magra eficacia; resoluciones de golpe, a
cargo de Fox
Los partidos
políticos, excepto el PAN, analizan la viabilidad de esa forma de
interlocución
RENATO
DAVALOS
Por el
escritorio del secretario de Gobernación, Santiago Creel, han pasado 163 "mesas
de diálogo" que han oscilado entre la magra eficacia, la resolución definitiva
de algunos asuntos fuera de la esfera Bucareli y momentos en los que se ha
puesto en entredicho la gobernabilidad. Uno de los puntos culminantes que
operaron otra vez contra la mesitis fue el acuerdo súbito entre gobierno
y concesionarios televisivos y radiales que soslayó al Congreso.
La historia
de las "mesas, mesitas y mesotas" de Gobernación va del retiro de un partido al
cese de un subsecretario, a la desesperanza cifrada en una mesa para "atender
los focos rojos del país" y al cuestionamiento de la viabilidad de estas
fórmulas de interlocución.
Por segunda
ocasión en este gobierno el presidente Vicente Fox decidió terminar de golpe con
esas negociaciones como fórmula para evitar al Congreso. Primero el reglamento
de la ley eléctrica que le fue rechazado en una controversia constitucional por
la Suprema Corte. Hoy, el Reglamento de la Ley Federal de Radio y Televisión que
está en la misma antesala. En ambos casos las semanas y meses de pláticas en las
"mesas" fueron capituladas con una decisión.
A las
objeciones al reglamento de radio y televisión se suma el agravante de la
inconformidad del partido en el gobierno. El resto de partidos analizan hoy la
viabilidad de las mesas originadas en la central sobre la reforma del Estado,
que se estaba dirimiendo desde hace semanas.
El Partido de
la Revolución Democrática (PRD) anunció su retiro temporal en julio pasado,
precisamente porque en Los Pinos y no en Gobernación los partidos Acción
Nacional y Revolucionario Institucional habían llegado a un "principio de
acuerdo en materia eléctrica". Las decisiones en otra parte.
Un año ha
transcurrido desde que se firmó el Acuerdo Político para el Desarrollo Nacional
que muchos ya olvidaron, aunque hoy Gobernación se resista. Las "acciones
inmediatas" allí acordadas entre los dirigentes partidistas y el gobierno se
exhiben en la dependencia como los logros más tangibles (programas de empleo
temporal, becas a trabajadores y distribución de alimentos básicos).
En el ámbito
de la reforma del Estado, Gobernación pone en la mesa de los resultados la Ley
de Acceso a la Información, la entrega de archivos del Centro de Investigación y
Seguridad Nacional (Cisen) y la creación de la fiscalía especial que investiga
los acontecimientos de 1968 y la guerra sucia. Pero y ¿las reformas para
consolidar el equilibrio de poderes?, ¿la reforma fiscal?, ¿el federalismo de
carne y hueso?, ¿la política social de Estado que fije prioridades sociales no
afectables?, ¿la reforma indígena?, ¿el juicio político al Presidente?, ¿la
rendición de cuentas (Amigos de Fox)?
El catálogo
de buenas intenciones de lograr la reforma del Estado quedaron plasmadas en el
acuerdo político de hace un año. Apenas 10 meses antes, en los albores de la
administración foxista, el secretario Santiago Creel iniciaba la cadena de mesas
con la instalación de una para abocarse a la solución del conflicto electoral de
Tabasco.
Dos momentos
cruciales para la gobernabilidad del país -mesas de por medio- tuvieron como
corolario una decisión última que no se derivó de lo platicado durante semanas
en Bucareli. Uno de ellos, la malograda intención de construir un aeropuerto en
el área de Texcoco. El otro, la amenaza de huelga en Petróleos Mexicanos,
entreverada con el Pemexgate, que se resolvió en las alturas de la torre
petrolera.
El acuerdo de
Morelia también fue uno de los momentos en los que se cuestionó incluso la tarea
de Gobernación en su conjunto. Sin mediación de ésta, los principales partidos,
excepto el PAN, se reunieron en la capital michoacana para fijar posición en
torno al tema eléctrico. Lo que había empezado al revés tuvo una rectificación
con una reunión de todos los partidos en Los Pinos con el presidente Fox en la
víspera del segundo Informe.
Foros y mesas
fueron la constante de Gobernación especialmente durante 2001. En total 163, de
las que muchas han sido de "coyuntura". Conflictos limítrofes, agrarios, de
asociaciones religiosas, derechos sociales, voto de mexicanos en el extranjero;
las de focos rojos para tratar la matanza de Agua Fría, Oaxaca, y otros
temas; derechos humanos, violencia familiar, federalismo y un largo
etcétera.
Cuando el
secretario Creel se siente acorralado decide instalar una mesa. Quizá el caso
más emblemático fue en el que se abocó al asunto de los maestros de la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, quienes, tras varios días
de movilización a las afueras de Bucareli, empujaron la decisión.
¿Cuántas
mesas más? Después del resultado con el arreglo entre el gobierno y los
concesionarios de la radio y la televisión, las patas de las mesas, mesitas y
mesotas vuelven a estremecerse.
La Jornada, México,
14.10.02 |