Que no
nazca
Autor: Jorge Samaniego
Fuente: Mujer Nueva (www.mujernueva.com)
El embarazo de Emilia cumplía con todas las condiciones para
optar por el aborto. ¿Usted qué habría hecho en su caso?
La historia de Emilia es uno de esos casos difíciles de
discernir. Su último embarazo presentó tantas dificultades que hoy en
día lo transformarían en opción segura por el aborto. Aquí está su
historia, ¿Usted qué habría hecho en su situación?
Emilia pertenecía a una familia de clase media en un país
europeo que sufría estragos y carestías después de una prolongada guerra
nacional. Hambre y epidemias amenazaban a toda la población. Emilia
desde pequeña había tenido una salud delicada, que no había podido
mejorar por las condiciones en las que vivía.
Siendo muy joven, se casó con un obrero textil y se
establecieron en una población nueva lejos de familiares y conocidos.
Poco tiempo después nació su primer hijo, Edmundo, un chico atractivo,
buen estudiante, atleta y con gran personalidad. Unos años más tarde,
Emilia dio a luz a una niña, que sólo sobrevivió pocas semanas por las
malas condiciones de vida a la que la familia estaba sometida.
Catorce años después del nacimiento de Edmundo y casi diez de
la muerte de su segunda hija, Emilia se encontraba en una situación
particularmente difícil. Tenía cerca de cuarenta años y su salud no
había mejorado: sufría severos problemas renales y su sistema cardiaco
se debilitaba poco a poco debido a una afección congénita. Por otro
lado, la situación política de su país era cada vez más crítica, pues
había sido muy afectado por la recién terminada primera guerra mundial.
Vivían con lo indispensable y con la incertidumbre y el miedo de que
estallase una nueva guerra.
Y justamente en esas terribles circunstancias, Emilia se dio
cuenta de que nuevamente estaba embarazada. A pesar de que el acceso al
aborto no era sencillo en esa época y en ese país tan pobre, existía la
opción y no faltó quien se ofreciera para practicárselo. Su edad y su
salud hacían del embarazo un alto riesgo para su vida. Además su difícil
condición de vida le hacía preguntarse: ¿qué mundo puedo ofrecer a este
pequeño? ¿Un hogar miserable? ¿Un pueblo en guerra? ¿Vale la pena que le
dé la vida?
A esta situación tan difícil que enfrentaba Emilia, se sumaría
otra problemática que ella aún no conocía, pero de saberla, le haría
cuestionar aún más la conveniencia de que este hijo naciera. Emilia
morirá tan sólo diez años después a causa de sus problemas de salud.
Trágicamente, también Edmundo, el único hermano del bebé que esperaba,
vivirá sólo dos años más. Algunos años más tarde, estallaría la segunda
guerra mundial, en la que el padre de la criatura que estaba por nacer
también perderá la vida.
Si a Usted le tocara juzgar la conveniencia del nacimiento del
hijo de Emilia, tendría que tomar en cuenta que, además de una situación
sumamente crítica, a este niño le esperaba una vida en la completa
orfandad: ni su padre, ni su madre, ni su único hermano podrían
acompañarle en medio de las condiciones espantosas de la segunda guerra
mundial que estaba por venir.
¿Para qué traer al mundo a un niño que desde el momento de
nacer conocerá el sufrimiento? #8230; ¿Qué futuro puedo ofrecerle?
#8230; ¿Será una insensatez llevar adelante mi embarazo?, serían
preguntas que cualquier mujer se haría en la situación de Emilia.
Afortunadamente, ella optó por la vida de su hijo, a quien puso el
nombre de Karol.
Hoy, en pleno siglo XXI, este niño sería seguramente una
víctima del aborto. Pero, gracias al valor de una mujer llamada Emilia,
se encuentra entre nosotros Karol Wojtyla, a quien todo el mundo conoce
como S.S. Juan Pablo II.
#8220;Hermanos y hermanas, grita la voz del que ha podido nacer
¡No tengan miedo!, con frecuencia el hombre actual no sabe lo que lleva
dentro, en lo profundo de su ánimo, de su corazón. Muchas veces se
siente inseguro sobre el sentido de su vida en este mundo e invadido por
la duda que se transforma en desesperación. Ustedes, todos los que
todavía buscan a Dios y también ustedes, los que están atormentados por
la duda, ¡No tengan miedo! #8221;.
Demos una oportunidad a todos esos niños que nacerán también en
situaciones difíciles, y que como él, están grandemente necesitados de
la valentía de una madre. No olvidemos que cada niño que es concebido
viene con una una misión qué cumplir, una misión insustituible que ha de
realizarse, aun cuando sea en medio del sufrimiento.
Notas:
Datos de referencia tomados del libro
Biografía
de Juan Pablo II, Testigo de la Esperanza de George
Weigel