La verdadera "Madre de
Jesús"
Autor: P. Fintan
Kelley
Fuente: Catholic.net
Meditación. La estabilidad en un mundo
donde reina el relativismo moral
Un día los
judíos le dijeron a Jesús que su madre y sus "hermanos" querían
verlo. Él respondió que su madre y sus "hermanos" son aquellos que
escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica.
En otra ocasión (Mt 7, 24-25) dijo que aquellos
que escuchan su palabra y la ponen en práctica son como aquellas
personas que construyen su casa sobre roca. Cuando sopla el viento
y llegan las inundaciones esa casa se queda de pie porque está
construida sobre buenos cimientos. Nos da a entender que la manera
de resistir con elegancia los ataques del mundo contra nuestra
vida cristiana es ser auténticos, vivir a fondo el Evangelio. Así
el cristiano siempre debe dar esa sensación de estabilidad en un
mundo donde reina el relativismo moral.
La imagen que dio María a sus contemporáneos fue
probablemente de seguridad. Era una mujer segura de sí misma. En
ella no había los titubeos que se encuentran en muchos seres
humanos. Caminaba con seguridad por la vida convencida de que ella
conocía la palabra o voluntad de Dios y con la serenidad que da la
conciencia de estar haciendo en cada momento lo que Dios quería de
ella.
En esto María nos desvela uno de los misterios más
grandes de la humanidad, uno de los problemas que cada ser humano
tiene que resolver: ¿dónde está la verdadera felicidad? Este tema
aparece en las grandes obras clásicas grecorromanas, en la
literatura de todos los tiempos, y en los escritos “proféticos"
del hombre moderno que se plasman en las canciones de la música
popular. De una u otra manera aparece el tema de la felicidad. Sin
embargo, una cosa es que se trate el tema, pero otra es que
encuentre donde está la verdadera felicidad.
María nos enseña el camino de la verdadera
felicidad porque ella es feliz. De nada nos serviría una Virgen
María, gigante en todas las virtudes, si ella no fuese la persona
más feliz del mundo.
En ella la felicidad brota de su coherencia de
vida que le permite estar bien con su conciencia. Es la virgen
feliz porque es la virgen serena, y es la virgen serena porque es
la virgen coherente.
¡Qué lejos de la felicidad están muchos de
nuestros contemporáneos! Muchos llevan la huella de la infelicidad
impresa en sus rostros. Los medios de comunicación, que hasta
cierto punto son el espejo que refleja el alma del hombre moderno,
nos dan esta imagen del hombre: un rostro perturbado por tantas
angustias.