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Asunto: | [MensajesPanyVida] Reflexión de Hoy- Martes 7-5-05 (La filiación divina del cristiano). | Fecha: | Lunes, 4 de Julio, 2005 22:28:59 (-0400) | Autor: | Pan y Vida <administracion @................org>
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* ¡Alégrate!
¡Cristo Resucitó, y está en la Red! Servicio católico de
Evangelización Pan y Vida. Fiel a Benedicto XVI y al
Magisterio de la Iglesia Católica Apostólica y Romana.*
Estimado hermano (a):
Queremos anunciarte de que gracias al Señor todo
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Queremos con estos mensajes pedirte comprensión por
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Esperamos que la próxima vez que te escribamos es
para anunciarles de que estamos de vuelta.
Nos encomendamos a tus oraciones y comprensión.
Se despide,
Equipo de Pan y Vida. www.mensajespanyvida.org
La filiación divina
del cristiano
Autor: Roberto.
Filiación quiere decir que
se ha recibido la vida de un padre, y la gracia divina hace al
cristiano hijo adoptivo de Dios
Cuando Dios se hizo
hombre en la Encarnación quiso que su humanidad estuviese
revestida de humildad, para así superar el pecado que tuvo su
origen en la soberbia. Una vez vencido el pecado, la muerte y el
demonio en su gloriosa Resurrección, Cristo fue revestido de
gloria en su cuerpo y en su alma y constituido Señor de todo lo
creado. Así lo expresa San Pablo: «Por lo cual Dios lo exaltó y le
otorgó un nombre sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús
doble la rodilla todo cuanto hay en la tierra y en las regiones
subterráneas, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor para
gloria de Dios Padre» (Fip. 2, 9-11).
Tras la Resurrección
el Reino de Dios se ha establecido entre los hombres de una manera
definitiva. Jesucristo como Dios siempre ha sido Señor, pero
después de su humillación voluntaria en la Redención, recupera el
señorío dejado. El Reino de Dios es un reino espiritual que se
realiza consiguiendo que Cristo reine en todas las actividades
humanas, «atrayendo a sí todas las cosas». Esto se realizará de
modo definitivo cuando en los nuevos cielos y en la nueva tierra
sean superados definitivamente todos los males (cfr. Ap. cap.
21).
LA
FILIACIÓN DIVINA DEL CRISTIANO
Filiación quiere
decir que se ha recibido la vida de un padre. En este sentido se
puede decir que todos los hombres son hijos de Dios. Pero el
cristiano -cuando está en gracia- tiene un nivel más alto de
filiación, una filiación más perfecta. Cristo eleva a una vida
nueva a los que creen en El. Les hace -participantes de la
naturaleza divina» como dice San Pedro, los hace hijos adoptivos
de Dios.
Jesucristo es el «primogénito entre muchos
hermanos» (Rom. 8, 29), expresión que quiere decir que el que cree
en Jesús y rechaza el pecado, vive una vida nueva semejante a la
de Nuestro Señor.
LA TRINIDAD EN EL
ALMA
Le dijo Judas, no el Iscariote: Señor, ¿qué
ha sucedido para que te muestres a nosotros y no al mundo?
Respondió Jesús y te dijo: El que me ama guardará mi palabra y mi
Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no
me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no
es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora
que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que
enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os
vaya recordando lo que os he dicho (Jn. 14, 22-26).
Esta es
una de las mayores manifestaciones del amor de Dios para con el
hombre. Dios quiere estar en cada uno de sus hijos. Quiere que
mientras caminamos todos juntos hacia la casa del Padre llevemos
en nuestro interior la compañía de las tres divinas Personas.
Quiere que, viendo la unidad de la Trinidad, busque el hombre
también la unidad con sus semejantes. Quien falta al amor para con
el hermano, no puede el amor de Dios morar en él.
«A esto
estamos llamados, para esto hemos sido creados, para participar
del misterio del amor de Dios. Dios está con nosotros en la vida
de cada día... Si nosotros estamos con los demás, hacemos presente
a Dios en nuestro mundo». (C.v.e., Pág.. 181).
Presencia
íntima de Dios, Uno y Trino, como Padre y como Amigo. Este es el
hecho asombroso que constituye la inhabitación de la Santísima
Trinidad en el alma por la gracia, como Padre, y por la caridad,
como Amigo.
Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo.
DOCTRINA DE LA
IGLESIA
La Iglesia fue delimitando la noción de la
Unidad y la Trinidad en Dios, según se iba haciendo necesario al
aparecer herejías que negaban la verdadera doctrina.
Así,
cuando Arrio negó que el Padre y el Hijo tuvieran la misma
naturaleza, sino que el Hijo era inferior al Padre, el Concilio de
Nicea, en el año 325, afirmó la consustancialidad del Padre y el
Hijo. Algo análogo se hizo en el Concilio I de Constantinopla para
el Espíritu Santo. Todos los Concilios posteriores han reafirmado
la doctrina trinitaria.
La última profesión de fe ha sido
el Credo del Pueblo de Dios de Pablo VI, en la que se
dice:
«Creemos que este Dios único es tan absolutamente uno
en su santísima esencia, como en todas sus demás perfecciones (
... ) El es amor (cfr. 1 Jn. 4, 8) ( ... ) revelándose a sí mismo
como Padre, Hijo y Espíritu Santo... ».
«Los vínculos
mutuos que constituyen a las tres Personas desde toda la eternidad
cada una de las cuales es el único y mismo Ser divino, son la vida
íntima y dichosa del Dios santísimo, la cual supera infinitamente
todo aquello que nosotros podemos entender de modo
humano.»
«Creemos, pues, en Dios, que en toda la eternidad
engendra al Hijo; creemos en el Hijo, Verbo de Dios, que es
engendrado desde la eternidad; creemos en el Espíritu Santo,
persona increada, que procede del Padre y del Hijo como Amor
sempiterno de ellos. Así, en las tres Personas divinas, que son
eternas entre sí e iguales entre sí (Símbolo Quicumque), la vida y
felicidad de Dios enteramente uno abundan sobremanera y se
consuman con excelencia suma y gloria propia de la Esencia
increada; y siempre hay que venerar la unidad en la Trinidad y la
Trinidad en la unidad (Quicumque)».
En el Antiguo
Testamento no hay una revelación clara de la Santísima Trinidad.
Frente a los ídolos, Dios inculca a su pueblo la idea de un solo
Dios. Les prepara, hablándoles de Sí mismo como Padre. Al mismo
tiempo, se concede gran importancia a la Sabiduría y a la Palabra
de Dios. Hay pasajes en los que tiene gran importancia el Soplo o
Espíritu de Dios.
Pero es Jesucristo quien descubre el gran
misterio: Hay un solo Dios en tres Personas distintas. En el
misterio de la Santísima Trinidad se nos descubre la vida íntima
del Dios único como tres Personas que se aman. Por eso, las
acciones exteriores de Dios, como Creación, Redención, etc.,
llevan siempre el sello del amor.
Dios no es, por tanto,
una persona solitaria y aislada, aunque muy perfecta; es una
unidad perfecta de Personas
distintas.
Si tienes alguna
duda, conoces algún caso que quieras compartir, o quieres
darnos tu opinión, te esperamos en los FOROS DE PAN Y VIDA donde siempre encontrarás a alguien al
otro lado de la pantalla, que agradecerá tus comentarios y
los enriquecerá con su propia
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