El que tenga
oídos
Autor: Sergio
Torres.
Fuente: www.mensajespanyvida.org
Todo buen campesino sabe lo
importante que es preparar la tierra, arar su campo, seleccionar
la semilla y cuidar su siembra, la sabiduría de los años le da
este conocimiento, sabemos por la antropología como el hombre dejo
de ser nómada y se volvió sedentario, esto nos llevo a conformar
las diferentes culturas del mundo, pero el paso decisivo fue el
inicio de la siembra, el descubrimiento de que el hombre era capaz
de controlar la producción de una parte importante de su
manutención; la agricultura nos dio un gran avance en la evolución
del hombre, pero esto no queda únicamente en este sentido y lo
podemos descubrir en el Evangelio del sembrador, en el, Jesús nos
va conduciendo por medio de parábolas a una importante verdad
reflejada en la Eucaristía.
Como es conocido, para poder
comulgar debemos prepararnos por lo menos con un buen análisis de
conciencia y con el sacramento de la reconciliación cuando
nuestros pecados lo requieren, hecho esto podemos tomar la
comunión y listo; Ah, pero no es tan simple y es por ello que
Jesús nos explica a su manera de que se trata. La Ostia Consagrada
es el cuerpo de Dios, mismo que lo podemos entender como la
semilla que el Padre nos regala con la esperanza de que germine en
nuestros corazones, sin embargo el dueño de los campos es tan
noble que permite que sus operarios (nosotros) sembremos de
acuerdo a nuestro libre albedrío; por ello es que algunas veces
cuestionamos o criticamos a algunos de nuestros hermanos de fe
cuando salen de misa y después de comulgar inician con su rutina
de actos no muy buenos, como la misma critica, la ofensa, la falta
de compasión o de ayuda a los demás y así un sin fin de cosas que
nos llevan a pensar, ¿Cómo es posible que después de comulgar se
comporte así? La respuesta es sencilla, la semilla no fue sembrada
en tierra buena y sin embargo, Dios es tan bueno y misericordioso
que nos regala más semillas para seguir intentando, aunque muchas
veces no nos damos cuenta de ello.
El dueño de la tierra y
nosotros sus operarios mantenemos una relación constante de
entendimiento y comunicación, Él siempre nos da concejos de cómo
actuar, nos las pistas necesarias por medio de sus palabras para
poder obtener mejores resultados, nos explica como actuar y lo más
importante nos da la semilla del pan de vida para sembrar y para
actuar, nos su propia vida, nos da su cuerpo y sangre convertidos
en la Eucaristía, desafortunadamente no todos lo entendemos, no
todos logramos ser concientes de tan exquisito regalo, por ello es
misión de todo el que es conciente compartir este conocimiento con
sus hermanos y llevar la palabra hasta los que menos la entienden
y si aun así no obtenemos respuesta, pues habremos de concluir en
que “el que tengas oídos que oiga”.
Servicio
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