El Valor Inestimable
del Sufrimiento.
Autor: -Padre
Jordi Rivero
A nadie le gusta sufrir.
Tampoco le "gustó" a Jesucristo. Sin embargo lo abrazó por amor.
En el Huerto de los Olivos exclamó: «Padre mío, si es
posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero,
sino como quieras tú.» Mateo 26, 39. He aquí el
inestimable valor del sufrimiento: abrazarlo libremente por amor,
en unión con Jesucristo; Sufrir para ser fiel al camino del
amor.
Hay muchas formas de
sufrimiento que afectan al cuerpo. Sin embargo, los sufrimientos
mayores son los del corazón: conflictos familiares, disgustos
entre personas que se aman... Tarde o temprano todos sufrimos,
todos tenemos así la oportunidad de ofrecernos a Dios en comunión
con Cristo. Por eso los hermanos que están postrados por
enfermedad pueden dar mas fruto, salvar mas almas y hacer mas bien
que muchos otros con numerosos apostolados activos pero con menos
amor.
Jesucristo sufrió hasta el
extremo en la cruz por amor a nosotros. Esta es la clave: POR
AMOR. Todo, absolutamente todo, hemos de vivirlo, de
abrazarlo por amor. Así nos redimió Jesús. Es cierto que cada
palabra y acción de Jesús es parte de su obra salvadora. Pero fue
especialmente por medio de sus sufrimientos en la Cruz que fuimos
librados del pecado.
El sufrimiento es una
oportunidad para unirnos a Cristo y cooperar en la redención del
mundo. De nada vale el sufrimiento por si mismo. Lo que vale
es la entrega amorosa que hacemos de el a Dios. Es por eso que el
sufrimiento es una gran oportunidad y sería terrible
desperdiciarla.
La cruz, la señal del
Cristiano, es signo de nuestra entrega al sufrimiento por amor.
Nos recuerda a Cristo, que se entregó por nuestra redención.
Nosotros, siendo su Cuerpo, hemos de sufrir en unión a El, que es
nuestra Cabeza. Hacemos la señal de la cruz para recordar este
compromiso. Todo lo que hacemos debe ser "En el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo" y todo por amor, abrazando nuestra
cruz.
"Desde la cruz
se contempla mejor el cielo" -Madre Adela
Galindo
El sufrimiento tiene un gran
valor cuando lo abrazamos por amor. Ante el dolor podemos unirnos
a la cruz de Cristo o reaccionar con rebelión y culpar a Dios. El
sufrimiento tiene un gran valor: expía el mal, une al sacrificio
de Jesucristo como expresión de amor y confianza en El y ofrece a
Dios un sacrificio de alabanza. El sufrimiento unido a los
padecimientos de Cristo nos asemeja a El, que libremente abrazó la
cruz por amor. Dice San Pablo:
Ahora me
alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo
en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor
de su Cuerpo, que es la Iglesia. -Colosenses 1,24
Solo a la luz de la fe
podemos confiar en Dios y crecer en medio de los sufrimientos. Le
invito a meditar:
Sufrimientos
abrazados libremente por amor.
Frecuentemente el cristiano
es llamado a tomar el camino que mas cuesta, el camino donde hay
sufrimiento. Lo motiva la fidelidad al amor y el compromiso al
cumplimiento del deber. Amar siempre exige sufrimiento. Jesús
escogió el amor hasta la muerte. Tenemos la opción de renunciar a
esa exigencia pero entonces dejaríamos de amar. Podemos
tomar el camino fácil del egoísmo y del placer o podemos optar por
el camino del amor que requiere renunciar al pecado y a la
mediocridad. El sufrimiento es entonces una libre opción tomada
por amor. El camino del amor es estrecho y pocos van por el porque
no quieren sufrir. Es así que la mayoría abandona a
Jesús.
"El amor que no
puede sufrir no es digno de ese nombre" -Santa
Clara.
Sufrimientos
inevitables
También hay sufrimientos que
no se pueden evitar: enfermedades, injusticias contra nosotros...
También en estos casos podemos adquirir mérito porque somos libres
para vivirlo con amor y unirnos a los sufrimientos de Cristo. Ante
el sufrimiento podemos cooperar con Su obra redentora o podemos
rebelarnos. Vemos el ejemplo de los dos ladrones crucificados con
Jesús. Ninguno de los dos podía evitar su cruz. Pero si debían
decidir como vivirla. Para uno, aquella agonía fue ocasión de
llenarse de resentimiento y odio inútil. Para el otro, sin
embargo, fue el momento de encontrarse con Jesús, abrir su corazón
y encontrar su salvación.
El amor nos mueve a
compadecernos de los que sufren y hacer lo posible por eliminar
los males que causan sufrimientos: la injusticia, la pobreza, la
enfermedad... Seremos juzgados según nuestra respuesta al
sufrimiento de nuestros hermanos.
Entonces
dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre,
recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la
creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de
comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me
acogisteis..." Mateo 25,34-35
El apostolado
del sufrimiento.
Jesús nos enseña a sufrir
por amor. Ayudamos al prójimo en la proporción en que hacemos bien
a su alma y no hay mayor bien para las almas que las gracias
obtenidas por medio de la oración unida al sacrificio libremente
ofrecido.
No hay nada mas valioso y
que de mas fruto que el sufrimiento entregado al Padre unido al de
Jesús. Por eso la cooperación con Dios en la salvación de la
humanidad está al alcance de todos. Dios no necesita que hagamos
grandes cosas según nuestra idea de lo que es grande. Lo que si
quiere de nosotros es que le entreguemos nuestro corazón, nuestra
vida, con todas sus situaciones de gozo pero también de
sufrimiento. ¿Por qué es tan valioso el sufrimiento? Porque es el
momento de mayor oportunidad de confiar y de unirnos a Jesús por
amor. La mayor prueba del amor se da cuando se sufre por el
amado.
Juan Pablo II,
hablando del sufrimiento dijo:
A. Los enfermos y
los que sufren están en el mismo centro del Evangelio. Predicamos
a Cristo crucificado, lo que significa que predicamos una fuerza
que surge de la debilidad. Cuando los enfermos están unidos con
Cristo, la fuerza de Dios entra en sus vidas» hasta tocar el
mundo.
B. El sufrimiento
humano puede mostrar la bondad de Dios». Es posible, reconoció,
que «la experiencia del sufrimiento desanima y deprime a mucha
gente, pero en las vidas de otros puede crear una nueva
profundidad de humanidad: puede traer nueva fuerza y nueva
intuición. El camino para comprender este misterio es nuestra
fe».
-JPII, 30 oct. 1998
Es por eso que el Santo
Padre tanto valora el apostolado del sufrimiento. No debemos
esperar hasta que nos venga una grave enfermedad para ejercerlo.
Este apostolado está abierto a todo quien tenga fe y amor. Por la
fe apreciamos la nobleza del sufrimiento ya que Jesucristo se hizo
hombre y nos salvó sufriendo hasta la muerte. Por el amor hacemos
de cada sufrimiento un sacrificio. Es mas, quién mucho ama llegará
hasta gozarse de sufrir por el amado.
Es cierto que la Sangre de
Cristo es más que meritoria para lograr la salvación. Pero El ha
querido que esta salvación se reciba por medio de la cooperación
de los pecadores. Es por eso esencial que unamos nuestra cruz
personal con la de Nuestro Señor.
Debemos decir con San
Pablo "Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por
vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones
de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia" (Colosenses
1:24)