El Infierno
de la Drogadicción
La droga es una plaga terrible que está dañando a nuestra
sociedad. Se le considera promotora de muertes, actos de
delincuencia y desintegración familiar. La drogadicción no
respeta edades, sexo ni posición social y los jóvenes son los más
vulnerables. Muchos se encuentran en situaciones lamentables y
han ido a parar a hospitales psiquiátricos, quedando inutilizados de
por vida o muertos por el consumo excesivo de drogas. Muchos
adictos roban y hasta matan para poder adquirir la droga.
Lamentablemente, gente sin escrúpulos está aprovechando para
enriquecerse con este diabólico comercio, que tiene las más grandes
redes de mafiosos y hampones a nivel mundial.
El consumo de drogas puede empezar en una fiesta, donde por
diversión, broma o para no quedar mal con los amigos, un joven
fuma marihuana. Después comienza a sentir deseos de seguir
consumiendo. Con el tiempo, el efecto que surte la marihuana
no es suficiente, empieza a utilizar otras drogas más fuertes como
la cocaína y poco a poco aumenta la ansiedad en su cuerpo por
consumirla. El joven cae así irremediablemente en el abismo de
la drogadicción.
Los jóvenes que caen en eso no pueden vivir sin la droga, ya que
experimentan alucinaciones y problemas fisiológicos y mentales
cuando no la consumen. Se sienten bien mientras dura el
efecto, pero cuando se desvanece, sufren malestar e intranquilidad y
necesitan consumir más para calmarse. La droga crea una
dependencia tremenda y los adictos se convierten en sus
esclavos.
Es un verdadero tormento ser adicto a las drogas y no es nada fácil
regenerarse. Hay que internarse en una clínica para
tratamiento médico y psiquiátrico. El período de
desintoxicación es largo, difícil, penoso y no todos triunfan.
Durante este período se experimentan reacciones severas como
sudoración copiosa, temblores y alucinaciones y muchas veces se les
tienen que sujetar hasta que se calmen. Algunos se recuperan,
pero en poco tiempo vuelven a consumir la droga. Ciertamente,
vivir en la drogadicción es vivir en un verdadero infierno.
Duele ver a tantos jóvenes que están deshaciendo y destruyendo su
vida por el consumo de drogas. El drogadicto se aísla para
alejarse de los que lo aman y se aparta gradualmente de su familia,
sus amigos y la sociedad. Donde hay un drogadicto, hay una
familia que sufre, una madre que llora y un hogar que se va
desmoronando. Esta es una de las pestes más diabólicas que hay
en el mundo.
Los jóvenes tienen que confrontar este terrible flagelo. La
droga envenena, crea un mundo ficticio que aliena y hace perder
contacto con la realidad y el propio ser, destruye al ser humano y
es un pecado contra Dios; porque al destruir el cuerpo ofenden al
que lo creó.
¡Muchachos, tengan mucho cuidado! El ambiente de la calle es
peligroso. Tomen conciencia del problema y nunca consuman
drogas, aunque se burlen de ustedes, porque es un callejón sin
salida. Hablen con sus amigos que puedan tener ese problema y
aconséjenles que acudan a la Cruz Blanca o Narcóticos
Anónimos. Estas organizaciones las dirigen muchas veces
personas que han sufrido en carne propia los estragos de las drogas,
se han liberado y ahora ayudan a otros para que la dejen.
Además, pídanle mucho a Dios que los proteja de este terrible mal
que está afectando nuestro país. Con el gran poder de Dios y
la ayuda de los voluntarios de estas instituciones, se puede lograr
la recuperación total de los adictos a las drogas.
Es muy triste caer en la drogadicción. No seas tú el próximo
que cause a tu madre derramar lágrimas de dolor y sufrimiento.
Dios te ha elegido y llamado. Escúchalo y forma parte de su
ejército libertador de la juventud. Jesús quiere que luches
contra el pecado, la maldad y las tinieblas. Sé testigo de
Cristo en tu familia, grupo juvenil, trabajo, universidad o
colegio. No lo defraudes ni destruyas el plan que Dios trazó
para tu vida.
En el Evangelio Jesús dice: "Ama al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con todo tu ser y
al prójimo como a ti mismo" (Lc 10, 27). El que ama a Dios de
verdad es libre y no necesita otros dioses. Desgraciadamente, para
algunos jóvenes la droga es su dios. El que ama a su prójimo
no le hace daño ni lo lleva a la corrupción o al pecado. Jesús
quiere que te ames a ti mismo, porque si no te amas y te cuidas,
¿cómo podrás amar a los demás? Amarse significa respetarse,
quererse, valorarse y no dejarse jamás hundir por nada ni
nadie. ¡Amate, quiérete y cuídate, muchacho! Nadie lo
puede hacer por ti.
Cristo te ama y con El podrás vencer cualquier situación difícil que
se te presente en la vida. Habrá momentos de desaliento y
desilusión, pero si confías en Jesucristo tendrás éxito.
Comienza ahora mismo, porque con la gracia, el poder y la fuerza de
Dios todavía estás a tiempo para cambiar y despojarte de esa
enfermedad de la adicción a la droga. Con Cristo puedes
vencer, porque con El todo es posible. Recuerda que CON DIOS .
. . ¡TU ERES INVENCIBLE!
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