La primera lección
Los Altaicos Siberianos, los pueblos más antiguos del mundo, adoradores del
abedul y de la encina, las divinidades más viejas entre las religiones viejas,
fueron un constante dolor de cabeza para el espíritu del evangelizador de los
primeros colonizadores. No pasaban de la primera lección. Al pretender enseñarles
el misterio de la divinidad de Cristo, los Altaicos se atascaban:
___ ¡¿Cómo, dicen que Cristo es un hombre divino?! ¿Su dios es un dios que
se convirtió en hombre? ¿Dónde está lo asombroso? ¿Acaso una vida nueva no
es siempre la encarnación de un dios?