Asunto: | [notisar] COLOMBIA: LOS ACCIDENTES DE HEL ICÓPTEROS ESTÁN DISPARADOS. ALGO ESTÁ FALLANDO Y LA AERONÁUTICA NO SABE QUÉ ES. ¿QUIÉN RESPONDE? | Fecha: | Martes, 12 de Diciembre, 2006 11:29:29 (-0400) | Autor: | rescate humboldt <notisar1 @.....com>
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COLOMBIA: LOS ACCIDENTES DE
HELICÓPTEROS ESTÁN DISPARADOS. ALGO ESTÁ FALLANDO Y LA AERONÁUTICA NO SABE
QUÉ ES. ¿QUIÉN RESPONDE?
Martes 12 de diciembre de 2006.-
Bogotá- Colombia – Revista Semana.- Sólo hay algo que produce más miedo que
viajar en avión: viajar en helicóptero. El avión es una máquina electrónica que
cuenta con radioayudas, con una torre de control que lo guía al despegar y al
aterrizar y que tiene muchos recursos para evitar un accidente. En el
helicóptero, en cambio, la seguridad del vuelo depende de que cada pedazo de la
máquina funcione perfectamente y de la pericia del piloto. Algo debe estar
fallando en Colombia para que este año se hayan disparado los accidentes de
helicópteros. En cinco años se pasó de tener cero accidentes, a nueve, que le
han costado la vida a más de 20 personas. Una cifra que preocupa a las
autoridades aeronáuticas, pues es la más alta de la última década. ¿Dónde está
el problema? ¿En el mantenimiento de las aeronaves? ¿En el entrenamiento de los
pilotos? ¿En los controles de la aeronáutica? Al parecer, hay un poco de todo.
Una de las investigaciones que más expectativa ha generado es la del
helicóptero de Helicargo que quedó prácticamente desintegrado, en el que murió
el candidato al Senado Pedro Juan Moreno en febrero pasado. Se sabe que el área
sobre la que ocurrió el accidente era geográficamente muy difícil para un
helicóptero Bell 206, monomotor como el que se estrelló. Además, se trataba de
una zona de alto riesgo en orden público. ¿Le falló el criterio al piloto o a
la empresa sobre el nivel de riesgo que debían asumir? ¿Hubo una explosión? La
investigación sobre este episodio está a punto de terminar, y los resultados
oficiales se conocerán el viernes 15 de diciembre. Todo apunta a que se trató
de un accidente y no de un atentado.
En otro episodio ocurrido en Huila, un helicóptero de Transamérica que
transportaba un grupo de la gobernación, tuvo que aterrizar de emergencia.
Gracias a la pericia del piloto todos los pasajeros salieron ilesos. Pero el
motor quedó completamente destruido. Las indagaciones preliminares arrojan que
una pieza del aparato pudo haber fallado y causado el accidente.
Similar situación se encontró un helicóptero
ruso de Heliandes que apoyaba tareas de reparación para el oleoducto
Transandino. En ese caso los testigos del siniestro dijeron que al helicóptero
se le "apagó la hélice y se desplomó". Los cinco tripulantes murieron. La
investigación indica que la máquina falló.
LA RULETA RUSA
El tema de los helicópteros rusos es especialmente
espinoso.
El 24 de octubre pasado uno de estos aparatos salió
de Pereira para Pensilvania, Caldas. A
bordo iba la tripulación, un ingeniero y siete soldados. El aparato, propiedad
de Vertical de Aviación, le prestaba servicios al Ejército. A eso de las 11 de
la mañana, debía aterrizar en uno de los cerros de la región, pero antes de
tocar piso se fue al precipicio y se estrelló. Después ardió en llamas hasta
quedar reducido a las cenizas. Uno de los soldados quedó calcinado, al punto
que no se encontró su cuerpo. Casi todos los pasajeros sobrevivieron., pero la
tripulación murió. El comandante era uno de los más experimentados del país, y
la copiloto, Paola Rojas, tenía una destacada trayectoria.
El piloto Juan Carlos Carrillo, experto en seguridad
aérea y esposo de Rojas, ha documentado en detalle este accidente y sus
hallazgos son preocupantes. Carrillo
recopiló pruebas de que el motor "se descolgó" durante el aterrizaje, razón por
la que el piloto no pudo controlarlo. Para probar que el accidente tuvo
origen en fallas de mantenimiento y técnicas, y no humanas, Carrillo tiene
constancia de 80 problemas reportados por los pilotos de los helicópteros
rusos, de las cuales la mayoría se le pueden atribuir a las deficiencias en el
mantenimiento y repuestos. Por lo menos 21 afectan los motores. En abril de
2005, por ejemplo, el copiloto reportó que el helicóptero HK 3864 despegó de
Bucaramanga con 18 pasajeros rumbo a Ocaña, pero "en el momento en el que nos
encontrábamos a cinco metros sobre el helipuerto escuché un fuerte ruido
acompañado de la caída del motor a mínimas. En ese momento el piloto amortiguó
la caída del helicóptero sobre la plataforma", dice.
El coronel Luís Germán Páez, secretario de seguridad de la Aeronáutica Civil,
dice que "en todos los casos se ordenaron inspecciones que no arrojan evidencia
de mal mantenimiento ni de falta de entrenamiento del personal". Para él, en la
aviación se producen malas rachas de accidentes que en buena medida son
inexplicables. "Hay que tener en cuenta que la exploración petrolera y el Plan
Colombia han incrementado la operación de los helicópteros y en consecuencia su
exposición", dice. Los helicópteros rusos, según explica Páez, fueron
fabricados con una lógica completamente diferente a la de los norteamericanos.
No estaban pensados para ser repotenciados una y otra vez. Pero los ingenieros
rusos se las han ingeniado para alargarles la vida. No obstante, una de las
pruebas que Carrillo le aportó a la Aeronáutica Civil
en la investigación sobre el siniestro de Pensilvania es que no siempre se usan
los repuestos originales de los constructores rusos. Lo que es incomprensible
es que si las fallas en las empresas son permanentes, las autoridades digan que
todo está en orden.
Los helicópteros rusos son los más expuestos a sufrir siniestros, entre otras
cosas, porque son los que contratan las fuerzas militares para transportar
tropas y alimentos. En los dos últimos años los helicópteros rusos civiles han
sido baleados 10 veces. Incluso el año pasado una de las aeronaves fue
derribada en Saravena, en un tormentoso evento del que salieron ilesos todos
los ocupantes.
Para el capitán de la
Fuerza Aérea, Alejandro Torres, investigador de accidentes de
la Aerocivil,
éste es un problema que necesita una solución urgente, pues estas operaciones
incrementan mucho el riesgo. "Son helicópteros piloteados por civiles que no
necesariamente están entrenados para manejar una situación de guerra, no
siempre van escoltados por helicópteros artillados y muchas veces tienen que
aterrizar en helipuertos completamente improvisados", dice. Carrillo se queja,
por ejemplo, de que en el helicóptero en el que murió su esposa, se estaba
transportando munición y explosivos que al detonar dejaron hecho polvo lo que
antes fuera un gigante de acero. "Volamos en una ruleta rusa" dice una
copiloto.
No son carros
A pesar de que el director de la
Aerocivil, Fernando Sanclemente, dijo recientemente que los
aviones y helicópteros son "como carros y también pueden fallar", hay consenso
entre técnicos y expertos en que la seguridad aérea debe llevar a cero la
posibilidad de los accidentes. Con esa lógica trabajan, por ejemplo, las
multinacionales del petróleo. De hecho, en el 2001 Colombia no tuvo ningún
accidente de helicópteros civiles, a pesar de que ya estaba en curso el Plan
Colombia. También se destaca el hecho de que este año la Fuerza Aérea sólo ha
tenido un accidente de helicóptero, ocurrido hace dos semanas, a pesar de que
tiene más aeronaves que todas las empresas privadas juntas. ¿Suerte? Por el
contrario, mayor control.
Está demostrado las fallas técnicas y humanas son corregibles. Lo que pasa es
el sistema aeronáutico en Colombia está diseñado para que nada cambie. Cuando
un helicóptero se estrella, la caja negra y las piezas suelen ser investigadas
por las propias empresas que las produjeron, que casi siempre concluyen que sus
máquinas estaban bien y responsabilizan a los pilotos de las fallas. Los
pilotos, como casi siempre mueren, no pueden defenderse. Eso no quiere decir
que no haya fallas humanas. Y en la aviación hasta el mínimo error suele ser
fatal. Pero esto también tiene correctivos, con entrenamiento.
Está claro que algo muy grave está pasando. Y que lo único que no puede hacer la Aeronáutica es decir
que se trata de una racha de mala suerte, de un ciclo inexplicable o de casos
aislados. La vida de las tripulaciones, de muchos soldados y el bienestar de
sus familias están en juego.
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