Para un periodista, el cubrir o relatar una información
de cualquier tipo de evento, es agradable y brinda inmensas satisfacciones
profesionales; sin embargo, el intentar ofrecer un relato fidedigno del
rescate de víctimas de un accidente aéreo, con las consabidas escenas de
dolor que producen estos casos, realmente se torna complicado y un tanto
difícil en el aspecto fundamental: lo humano.
Muy temprano, con un guía especializado en turismo, no
en estos eventos, Fernando Tovar, logramos llegar hasta los 13.000 pies de
altura pese a la inclemencia del tiempo, una constante llovizna que el
mantenerse en pie en la empinada carretera era muy difícil para un ser
humano, y mucho más para un vehículo, los que se “encunetaban” a cada
instante poniendo en serios riesgos a los ocupantes y a los cientos de
lugareños que curiosos querían atestiguar los hechos que relatamos, sin
tomar en cuenta el riesgo que corrían por el deslizamiento de los
automotores en un piso que parecía de jabón.
Cerca de los 13.000
pies, en el campamento base de los militares de la Brigada Patria, al
mando del teniente Coronel Jorge Merino, encontramos al cortejo que
transportaba los cadáveres de los tripulantes del avión Boeing 737-200 de
la compañía venezolana Conviasa: el piloto Geraldo Rangel, copiloto Pedro
Menderi, venezolanos y José Rosales, mecánico de nacionalidad
hondureña.
Tres medios de comunicación estuvieron hasta el final
del rescate de las víctimas. ECUAVISA y TC, canales de televisión a nivel
nacional y La Gaceta, único medio de información local, cubriendo la
penosa y difícil acción de los uniformados, militares que desde el domingo
anterior pernoctaron en ese sector con constante llovizna y bajísimas
temperaturas.
Retrospectiva del
accidente
El sábado anterior, el avión Boeing 737-200 de
la compañía Conviasa de procedencia venezolana en itinerario
Maiquetía-Latacunga, con tres tripulantes, aproximadamente a las 21h00
toma contacto con la torre de control del Aeropuerto de Cotopaxi para
iniciar el procedimiento de aterrizaje, perdiendo contacto desde ese
momento con la torre, desconociéndose su paradero.
El S.A.R
(búsqueda y rescate) en coordinación con el centro de operaciones de
emergencia provincial de Cotopaxi, iniciaron las actividades de búsqueda a
cargo de las patrullas de especialistas en montaña de la Brigada de
Fuerzas Especiales No 9 “Patria” con apoyo de miembros de la FAE, Defensa
Civil y medios aéreos para el rescate de la fuerza terrestre y
aérea.
Aproximadamente a las 15h00 del domingo 31 de agosto, toman
contacto con el COE provincial, el oficial al mando de las patrullas e
informa sobre el hallazgo de la aeronave siniestrada, en el sector de
Toacaso al pie de Illiniza Sur, sector Patasacha, aproximadamente a unos
16 km para aterrizar en el aeropuerto Cotopaxi (Cálculo efectuado en línea
recta).
Dura lucha contra el clima del
sector
Ayer, desde las primeras horas, más de 30 hombres
de élite de la gloriosa Brigada Patria, con asiento en nuestra ciudad y al
mando del teniente coronel Jorge Merino, iniciaron las labores de
acercamiento desde el campamento base, para luego recoger los cadáveres de
los infortunados tripulantes.
Este penoso trabajo hicieron bajo la
supervisión de la Comisaria de Sigchos, doctora Zoila Terán, quien desde
la tarde del domingo anterior, se encontraba en el sector con la misión de
realizar el levantamiento de los cadáveres.
La funcionaria, con un
rostro que denotaba agotamiento, cansancio, frío y, sin duda hambre,
brindó declaraciones exclusivas a La Gaceta, confirmando que dos de los
tres cuerpos fueron encontrados completos, el otro desmembrado.
Indicó
que no sufrieron quemaduras por el incendió que se produjo luego
del impacto; estaban irreconocibles por los golpes sufridos, destacó la
Comisaria, subrayando lo doloroso de ese accionar legal.
Si la
trepada fue dura y difícil para vehículos cuatro por cuatro, como en el
que viajábamos, el descenso con la dolorosa carga, fue muy difícil puesto
que las pequeñas camionetas se encunetaban constantemente por lo resbaloso
del piso de la carretera y tardamos más de 90 minutos para llegar a la
parte baja y a la carretera que une a Latacunga con Sigchos.
Cerca
de las 16h00, bajo un estricto cerco militar llegaron hasta el hospital
general de Latacunga los restos de la tripulación del avión accidentado,
trasladados inmediatamente a la morgue para las prácticas legales de
acuerdo a las disposiciones nacionales y el tratamiento según las normas
internacionales.
Peritaje de la Junta de Investigación de
Accidentes (informe oficial)
Según el Director del
Instituto Nacional de Aviación Civil (Inac) el avión ya no pertenecía a
Conviasa ya que se estaba entregando a un nuevo dueño. Sin embargo, volaba
bajo el anagrama de la línea aérea venezolana, con matrícula venezolana y
con el personal aéreo de esa empresa.
Una de las dos cajas
“negras”, que en realidad son de color naranja, fue localizada y continúa
la búsqueda de la segunda, elementos de la aeronave que darán luces para
descubrir las reales causas de este siniestro que enluta a familias
venezolanas, por lo que, hasta el cierre de esta edición, se desconocían
las causas del accidente; las autoridades han declarado que es prematuro
adelantar cualquier versión. Lo que si se conoce es que habían buenas
condiciones climatológicas la noche del siniestro.
Por otro lado, a
través de los medios de comunicación nacionales, los directivos de la
compañía aérea Ícaro, desmintieron categóricamente las declaraciones que
emitiera el Gobernador de Cotopaxi Fernando Cáceres, en torno al que el
Boeing siniestrado, luego de recibir mantenimiento y pintura en el Centro
de Mantenimiento Aeronáutico de Latacunga, sería entregado a Ícaro,
empresa nacional de aviación.
Conviasa es la nueva línea aérea
bandera de Venezuela. Formada con capital del Estado esta aerolínea ofrece
tarifas hasta 30% inferiores a su competencia. Actualmente ofrecen varios
destinos nacionales e internacionales y pretenden convertirse en la número
uno de la región a mediano plazo.
Los tripulantes del avión Boeing
737-200 de la compañía venezolana Conviasa, estaba integrada por el
copiloto Pedro Menderi, el piloto Geraldo Rangel, venezolanos y José
Rosales, mecánico de nacionalidad hondureña.
La operación duró
cerca de 39 horas para que las patrullas de rescate logren localizar los
restos de la aeronave y trasladar los cuerpos de los infortunados
aviadores hasta la ciudad de Latacunga.