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OPINIÓN-AGENCIAS//texto | 28/02/2011 | Ed.
Imp.
Peor que un “terremoto”, así fue
calificado el “macrodeslizamiento de Kupini y de otros ocho barrios
aledaños, por los desesperados vecinos que se quedaron en la calle por la
violencia y rapidez del derrumbe de sus viviendas, que les dio sólo el
tiempo suficiente para escapar con la ropa puesta, sintiendo cómo se
desvanecía entre los escombros el fruto de su trabajo de muchos
años.
Caras de espanto, de sorpresa, de impotencia, de
incredulidad, pintaban un escenario devastado en minutos por la fuerza de
la naturaleza, que arrastró a su paso casas y muchos vehículos que se
precipitaron al vacío como frágiles hojas al viento.
Llorando
inconsolablemente y con la mirada pérdida en el horizonte, Remedios
Huanaco, intentaba romper el cerco de protección implementado por los
militares para tratar de recuperar al menos la ropa de sus hijos, pero no
encontró la calle ni su casa en medio de los fierros retorcidos, adobes y
calaminas que la confundieron y la desorientaron.
"Se ha derrumbado
mi casita, no hemos podido sacar nuestras cosas y no nos dejan entrar a
sacar nada, he perdido todo, no tengo nada no sé a dónde ir. He salido así
paradita, sólo tengo con lo que estoy vestida", decía con la esperanza de
algún milagro.
Aún asustada por la violencia del derrumbe contó que
su casa se cayó "de repente" la noche del sábado y que tuvo que escapar
cuando sus hijos le alertaron que las paredes se "rajaban" y que los
vidrios se rompían intempestivamente. "Por el susto no he podido sacar
nada", lamentó. EL DESASTRE El movimiento de suelos se inició en la
mañana del sábado y se agravó a las 19 horas aproximadamente debido a la
intensa erosión de un río y por la inclemencia de las lluvias, que
arrastró inmisericordemente desde humildes viviendas hasta edificios bien
cimentados y casi de lujo, dejando desolación en Kupini II y otros siete
barrios de la ladera este de La Paz, y al menos a 4 mil personas en la
calle.
Un primer informe ofrecido por el alcalde Luis Revilla
señaló que ocho zonas fueron afectadas con un total de 800 viviendas y
4.000 personas. Posteriormente el ministro de Defensa, Rubén Saavedra,
afirmó que las viviendas afectadas son mil y que por lo menos 200
colapsaron totalmente, desaparecieron bajo la tierra sin que sus ocupantes
pudieran salvar parte de sus pertenencias.
El Alcalde dijo que el
fenómeno se produjo por un desajuste “del flanco izquierdo del río
Chujlluncani que se encuentra represado por la mazamorra acumulada en el
lugar”.
Desde la noche del sábado tiene lugar uno de los más
grandes e impactantes operativos de evacuación de personas y enseres.
Decenas de vecinos sacan sus objetos a la calle y de allí como pueden los
llevan hacia las partes bajas donde pueden conseguir algún vehículo que
los socorra.
Un total de un millar de uniformados fueron
desplazados al lugar. Los policías ayudan con el tráfico vehicular y la
custodia de las casas abandonadas y el traslado de enseres de los vecinos.
Los militares colaboran con la organización de los vecinos y la custodia
de los distintos lugares para evitar que haya víctimas
humanas.
Hasta anoche no se reportaron víctimas humanas. El
Ministerio de Defensa dispuso que efectivos realicen la búsqueda y
salvataje, junto a perros entrenados, para detectar si existen personas
atrapadas bajo las toneladas de tierra.
Hay más de cien casas en peligro de caer al
vacío
A simple mirada se puede apreciar que por
lo menos un centenar de casas sucumbirán ante el vacío que deja el
deslizamiento, pero también está a la vista que son muchas más las que
quedarán afectadas, porque la tierra empieza a agrietarse hasta a cien
metros de donde se produce el deslizamiento.
La grieta es la peor
señal que puede constatar un vecino de los ocho barrios afectados por el
mayor deslizamiento de tierras en la zona este de la ciudad de La
Paz.
Hay casas de todo tipo y calidad. Desde extremadamente pobres,
hasta edificios de hasta cinco pisos. Los vecinos observaron edificios de
cuatro y cinco pisos desaparecer ante sus ojos, tragados por el vacío que
deja el deslizamiento de tierra.
En muchas viviendas, los
propietarios pudieron arrancar los marcos de las puertas y marcos de las
ventanas para salvar algo de su vivienda.
En los sectores más
afectados se pueden observar grandes grietas en el piso. Pero también
otras señales menos evidentes. Mientras el periodista ingresa a un lugar
para verificar el daño que sufre determinada zona, a los diez minutos de
retorno, los vecinos señalan el piso de la calle y muestran que cuando se
ingresó no había cedido el terreno. Efectivamente, se pueden observar
hundimientos que también son señal de que bajo esa tierra el deslizamiento
ya es un hecho.
El servicio de agua y luz fue cortado en los
sectores más afectados para evitar mayores daños.
En el Valle de las Flores el cementerio
quedó partido
El Valle de las Flores, uno de los ocho
barrios afectados por el mayor deslizamiento de tierra de los últimos
años, es desde donde se puede apreciar con mayor dramatismo la magnitud
del fenómeno natural que ha dejado en la calle a 4 mil
afectados.
Desde un sector del barrio se puede apreciar cómo de
manera permanente, las casas de a poco empiezan a ceder, primero una
puerta, una pared, el techo, otra pared que caen con estrépito hacia un
barranco de unos 200 metros desde donde se puede ver parte de la zona sur
de la ciudad, el barrio Irpavi II y otros lugares.
Anoche varias
casas quedaban prácticamente colgando del barranco. Se podía observar en
lo que queda de terreno de una casa, un automóvil blanco con una de las
ruedas ya en el vacío. El resto de la vivienda fue arrastrado por el
deslizamiento por lo que desapareció el terreno del garaje por donde el
vehículo salía y entraba.
También se observa el cementerio,
construido sobre un cerro aledaño. El camposanto quedó dividido en dos y
los familiares de los difuntos durante todo el día recorrían la parte que
aparenta solidez para intentar recuperar fotos y otros artículos que
pusieron en la tumba de sus seres queridos. La otra mitad del
cementerio, se desliza a cada momento hacia el barranco y se ven tumbas ya
dispersas o amontonadas que bajan hacia el fondo.
También se
observa una parte de la avenida asfaltada que unía dos barrios de ese
lugar. La visión es patética, pues desde lo lejos el asfalto parece un
juguete arrugado y desechado. Se observan grandes grietas por todo lado y
el ruido de pequeños deslizamientos es constante.
Dos camiones de
gran tonelaje que la noche del sábado llegaron a la parte baja para
socorrer a vecinos en la evacuación de sus pertenencias, quedaron varados
debido a que la tierra empezó a partirse y ceder. Los camiones
prácticamente cargados hasta el tope fueron abandonados allí.
La
misma suerte corrieron dos automóviles que se observan cargados de enseres
y rodeados por profundas grietas en el asfalto lo que impidió que puedan
ser sacados del lugar.
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