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Corre la Voz!
Cristo Resucitó, y está en la
Red!
Mensajes y Reflexiones Pan y
Vida.
"Advertencia: El contenido de este mensaje
es altamente Cristoradioactivo, por lo que al leerlo puede crear hábito
y consecuencias de trascendencia eterna para el lector y los que le
rodean". Atte. Pan y Vida (Romanos
1,6).
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20 de Octubre
San Pedro de Alcántara. Penitente. Año 1562.
Este es un santo que se hizo famoso por sus
terribles penitencias.
Nació en 1499 en un pueblo de España llamado
Alcántara. Su padre era gobernador de la región y su madre era de muy
buena familia. Ambos se distinguían por su gran piedad y su excelente
comportamiento.
Estando estudiando en la universidad de Salamanca se
entusiasmó por la vida de los franciscanos porque le parecían gente muy
desprendida de lo material y muy dedicada a lo espiritual. Pidió ser
admitido como franciscano y eligió para irse a vivir al convento donde
estaban los religiosos más observantes y estrictos de esa
comunidad.
En el noviciado lo pusieron de portero, hortelano,
barrendero y cocinero. Pero en este último oficio sufría frecuentes
regaños por ser bastante distraído.
Llegó a mortificarse tan ásperamente en el comer y el
beber que perdió el sentido del gusto y así todos los alimentos le
sabían igual. Dormía sobre un duro cuero en el puro suelo. Pasaba horas
y horas de rodillas, y si el cansancio le llegaba, apoyaba la cabeza
sobre un clavo en la pared y así dormía unos minutos, arrodillado.
Pasaba noches enteritas sin dormir ni un minuto, rezando y meditando.
Por eso ha sido elegido protector de los celadores y guardias nocturnos.
Con el tiempo fue disminuyendo estas terribles mortificaciones porque
vio que le arruinaban su salud.
Fue nombrado superior de varios conventos y siempre era
un modelo para todos sus súbditos en cuanto al cumplimiento exacto de
los reglamentos de la comunidad. Pero el trabajo en el cual más éxitos
obtenía era el de la predicación. Dios le había dado la gracia de
conmover a los oyentes, y muchas veces bastaba su sola presencia para
que muchos empezaran a dejar su vida llena de vicios y comenzaran una
vida virtuosa. Prefería siempre los auditorios de gente pobre, porque le
parecía que eran los que más voluntad tenían de convertirse. La gente
decía que mientras predicaba parecía estar viendo al invisible y estar
escuchando mensajes del cielo.
Pidió a sus superiores que lo enviaran al convento más
solitario que tuviera la comunidad. Lo mandaron al convento de Lapa, en
terrenos deshabitados, y allá compuso un hermoso libro acerca de la
oración, que fue sumamente estimado por Santa Teresa y San Francisco de
Sales, y ha sido traducido a muchos idiomas.
Deseando San Pedro de Alcántara que los religiosos
fueran más mortificados y se dedicaran por más tiempo a la oración y la
meditación, fundó una nueva rama de franciscanos, llamados de "estricta
observancia" (o "Alcantarinos"). El Sumo Pontífice aprobó dicha
congregación y pronto hubo en muchos sitios, conventos dedicados a
llevar a la santidad a sus religiosos por medio de una vida de gran
penitencia. El santo fue atacado muy fuertemente por esta nueva
fundación, pero a pesar de tantos ataques, su nueva comunidad progresó
notablemente.
En 1560 San Pedro Alcántara se encontró con Santa
Teresa, la cual estaba muy angustiada porque algunas personas le decían
que las visiones que ella tenía eran engaños del demonio. Guiado por su
propia experiencia en materia de visiones, San Pedro entendió
perfectamente el caso de esta santa y le dijo que sus visiones venían de
Dios y habló en favor de ella con otros sacerdotes que la dirigían.
Santa Teresa en su autobiografía cuenta así algunos datos que el gran
penitente le contó a ella. Dice así:
"Me dijo que en los últimos años no había dormido sino
unas poquísimas horas cada noche. Que al principio su mayor
mortificación consistía en vencer el sueño, por lo cual tenía que pasar
la noche de rodillas o de pie. Que en estos 40 años jamás se cubrió la
cabeza en los viajes aunque el sol o la lluvia fueran muy fuertes.
Siempre iba descalzo y su único vestido era un túnica de tela muy
ordinaria. Me dijo que cuando el frío era muy intenso, entonces se
quitaba el manto y abría la puerta y la ventana de su habitación, para
que luego al cerrarlas y ponerse otra vez el manto lograra sentir un
poquito más de calor. Estaba acostumbrado a comer sólo cada tres días y
se extrañó de que yo me maravillase por eso, pues decía, que eso era
cuestión de acostumbrarse uno a no comer. Un compañero suyo me contó que
a veces pasaba una semana sin comer, y esto sucedía cuando le llegaba
los éxtasis y los días de oración más profunda pues entonces sus
sentidos no se daban cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Cuando yo
lo conocí ya era muy viejo y su cuerpo estaba tan flaco que parecía más
bien hecho de raíces y de cortezas de árbol, que de carne. Era un hombre
muy amable, pero sólo hablaba cuando le preguntaban algo. Respondía con
pocas palabras, pero valía la pena oírlo, porque lo que decía hacía
mucho bien"... Formidable retrato de un santo hecho por una
santa.
Los últimos años de su vida los dedicó San Pedro de
Alcántara en gran parte a ayudar a Santa Teresa a la fundación de la
comunidad de Hermanas Carmelitas que ella había fundado, y dicen que
buena parte de los éxitos que la santa logró en la extensión de su nueva
comunidad se debió a que este gran penitente se valió de toda su
influencia para ganar amigos en favor de la comunidad de las
Carmelitas.
Cuenta Santa Teresa que San Pedro de Alcántara se le
apareció a ella después de muerto y le dijo: "Felices sufrimientos y
penitencias en la tierra, que me consiguieron tan grandes premios en el
cielo".
Murió de rodillas diciendo aquellas palabras del Salmo:
"¡Que alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor!".
Santa Teresa escribió: "Lo he visto varias veces en la
gloria y me ha conseguido enormes favores de Dios".
San Pedro de Alcántara: maravilloso penitente:
alcánzanos de Dios la gracia de dominar nuestro cuerpo con las debidas
mortificaciones, para que él no esclavice a nuestra alma con pecados y
malas inclinaciones.
Una palabra amable es tan agradable como un buen regalo
(S. Biblia 18,17).
Fuente: www.churchforum.org