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Corre la Voz!
Cristo Resucitó, y está en la
Red!
Mensajes y Reflexiones Pan y
Vida.
"Advertencia: El contenido de este mensaje
es altamente Cristoradioactivo, por lo que al leerlo puede crear hábito
y consecuencias de trascendencia eterna para el lector y los que le
rodean". Atte. Pan y Vida (Romanos
1,6).
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27 de Octubre Santo Dominguito del Val.
Acólito.
Mártir. Año 1250.
Por el año 1250 el rey Alfonso el sabio escribió:
"Hemos oído decir que algunos judíos muy crueles, el Viernes Santo, en
recuerdo de la Pasión de Nuestro Señor, roban algún niño cristiano y lo
crucifican". Esto fue lo que hicieron con Santo Dominguito del
Val.
Nació este niño en Zaragoza, España, y por sus especiales
cualidades de gran piedad y pureza y por su hermosa voz, fue admitido
como acólito y cantor de la catedral. Cada día iba de su casa al templo
a ayudar a misa, a aprender cantos y a estudiar en la escuela
parroquial. En su viaje de ida y vuelta tenía que pasar por entre un
barrio de judíos, de estrechas callejuelas, y algunos de ellos se
disgustaban mucho cuando Domingo y sus compañeros cantaban canciones a
Cristo por las calles, al pasar por allí. Ya lo tenían fichado para
tratar de hacerlo desaparecer.
Y dice las antiguas tradiciones que un adivino judío
anunció que si echaban a las aguas del río el corazón de un cristiano y
una hostia consagrada, todos los seguidores de Cristo que bebieran de
esas aguas morirían. Entonces algunos de aquellos fanáticos pagaron a
una vieja malvada para que fuera a comulgar y rápidamente echara la
santa Hostia en un pañuelo y se la trajera. Luego fueron donde un hombre
muy pobre que estaba pasando mucha hambre y le ofrecieron una bolsa de
oro si les reglaba el corazón de uno de sus niños. Aquel hombre fingió
que aceptaba el negocio y mientras hacía que uno de sus niños gritara
desesperado como si le fueran a sacar el corazón, mató un cerdo y le
sacó el corazón (el cual es muy parecido al del ser humano) y sangrando
aún, lo entregó a los judíos a cambio de la bolsa de oro.
Y siguen diciendo las crónicas que los judíos echaron el
corazón del cerdo y la santa hostia consagrada, al río que pasaba por la
ciudad, y que a los pocos días se produjo una terrible epidemia entre
los cerdos de los alrededores y muchos murieron. Y con esto se dieron
cuenta los criminales de que el hombre del corazón los había engañado.
Entonces se propusieron conseguir ellos personalmente el corazón de un
niño cristiano para no equivocarse.
Ya habían obtenido de manos de un sacristán una santa
Hostia consagrada, y entonces el Viernes Santo se propusieron sacrificar
a un niño repitiendo los tormentos con los cuales en otro tiempo los
judíos antiguos mataron a Jesucristo.
Y pasaba Dominguito del Val con su sotana de acólito y
de pequeño cantor por enfrente de una de aquellas casas de judíos,
cuando de pronto, sin tener tiempo ni siquiera de lanzar un grito, unas
manotas grandes lo toman por el cuello y le cubren el rostro con un
manto, tapándole la boca con una tela para que no pueda pronunciar
palabra.
Temblando de pavor por lo que le pueda suceder, siente
que lo llevan ante un corrillo de judíos que simulan repetir el tribunal
que condenó a Jesús. Uno hace de Pilato, otro de Caifás, y otro de Anás.
Le preguntan si persiste en querer seguir siendo seguidor de Cristo, y
él exclama que sí, que prefiere la muerte antes que ser traidor a la
religión de Nuestro Señor Jesús. Entonces le declaran sentencia a
muerte, y así con sus vestidos de acólito y cantor lo crucifican.
Le sacaron el corazón y enviaron a uno de los del grupo
para que se fuera con la Hostia Consagrada y el corazón del niño y los
arrojara al río para que todos los cristianos que de allí bebieran se
murieran. Pero no imaginaban lo que ahora les iba a suceder.
El que llevaba los dos tesoros para echarlos al río,
para que nadie sospechara de él, dispuso entrar a un templo y simular
que estaba rezando. Y he aquí que de rodillas allí en una banca, abrió
el libro donde llevaba la Santa Hostia. Pero unas señoras que estaban
allí cerca vieron con admiración que de aquel libro salían resplandores.
Se imaginaron que ese hombre debería ser un santo y fuero a comunicar el
prodigio a los sacerdotes. Llegaron estos y le pidieron que les mostrara
el libro y allí encontraron la Hostia Consagrada. Luego llamaron a las
autoridades y estas al revisarlo le encontraron el corazón del
niño.
Aquel bandido al verse descubierto se llenó de pavor y
propuso que si no lo mataban denunciaría a todos los que habían cometido
el crimen. Y así lo hizo. Las autoridades fueron a la casa de los judíos
y los apresaron a todos, y murieron en la horca semejantes criminales
(menos el que los denunció, que pagó su pecado con cadena
perpetua).
Y desde entonces Dominguito del Val ha sido invocado
como patrono de los acólitos o monaguillos y de los pequeños cantores
(modernamente se le invoca junto a otro Patrono de estos niños que es
Santo Domingo Savio que también fue pequeño cantor y
monaguillo).
Fuente: www.churchforum.org