*
¡Alégrate!
¡Cristo Resucitó, y está en la
Red!
Servicio Católico de Evangelización Pan y
Vida.
www.mensajespanyvida.org
E-mail: administracion@mensajespanyvida.org

¿Te gustaría comprar artículos religiosos
desde la comodidad de tu hogar las 24 horas, y a la misma vez ayudar a
Pan y Vida? ¡Entonces esto es para ti!
Compre sus artículos, discos y libros
católicos desde la comodidad de su hogar las 24 horas, los 365 días del
año. En Librería Católica La Inmaculada, la primera librería
virtual en Puerto Rico. Nuestra página está disponible para tomar su orden con
todo los estándares de seguridad.
Y con tu compra un porcentaje de la
comisión será asignado a Pan y Vida. Sólo tiene que visitar
nuestra Website y hacer tu compra y listo y estarás ayudando a Pan
y Vida.
Visítenos: http://www.librerialainmaculada.com
9 de Junio
San
Efrén,
Doctor de la Iglesia. Año
373.
Efrén significa: "muy
fructífero".
San Efrén logró ya
durante su vida gran fama como poeta y compositor de himnos religiosos,
y en la antigüedad fue el más grande poeta cantor de la Santísima
Virgen. La Iglesia Católica lo ha declarado Doctor de la Iglesia y los
antiguos lo llamaban "Arpa del Espíritu Santo". Tenía especialísima
cualidad para escribir poesías, y San Basilio dice que era tal la
estimación que los antiguos tenían por sus escritos, que después de las
lecturas de la Sagrada Escritura, en varias iglesias se leía alguna
página escrita por este santo.
El mejor triunfo de San
Efrén es el que a él le debemos en gran parte la introducción de los
cánticos sagrados e himnos en las ceremonias católicas. Por medio de la
música, los himnos se fueron haciendo populares y se extendieron
prontamente por todas las iglesias. Los himnos de San Efrén se hicieron
famosos por todas partes.
Efrén nació en Nisibe,
Mesopotamia (Irak) en el año 306. El afirma de sí mismo que de joven no
le daba mucha importancia a la religión, pero que cuando le llegaron las
pruebas y los sufrimientos, entonces así se dio cuenta de que necesitaba
de Dios.
El santo narra que en un
sueño vio que de su lengua nacía una mata de uvas, la cual se extendía
por muchas regiones, llevando a todas partes racimos muy agradables y
provechosos. Con esto se le anunciaba que sus obras (sus himnos y
cantos) se iban a extender por muchas regiones, llevando alegría y
agradabilidad.
El obispo lo nombró
director de la escuela de canto religioso de su ciudad, y allí formó
muchos maestros de canto para que fueran a darle solemnidad a las
fiestas religiosas de diversas parroquias.
Los persas de Irán
invadieron la ciudad de Nisibe, tratando de acabar con la religión
católica, y entonces Efrén junto con gran número de católicos, huyeron a
la ciudad de Edesa, y en esa ciudad pasó los últimos años de su vida,
dedicado a componer sus inmortales poesías, y a rezar, meditar y enseñar
religión a cuantos más podía. Dicen que la idea de dedicarse a componer
himnos religiosos le llegó al ver que los herejes llevaban mucha gente a
sus reuniones por medio de los cantos que allí recitaban. Y entonces
Efrén dispuso hacer también muy simpáticas las reuniones de los
católicos, por medio de himnos y cánticos religiosos, y en verdad que
logró conseguirlo.
Para mejor inspirarse,
nuestro santo buscaba siempre la soledad de las montañas, y en los
sitios donde santos monjes y eremitas vivían en oración y en continuo
silencio. Allí lejos del remolino de la vida social, le llegaba mejor la
inspiración de lo alto.
Pero el obispo de Edesa
al darse cuenta de las cualidades artísticas del santo lo nombró
director de la escuela de canto de la ciudad y allí estuvo durante 13
años (del 350 al 363) formando maestros de canto para las parroquias. Y
sus himnos servían en las iglesias para exponer la doctrina cristiana,
alejar las herejías y los vicios, y aumentar el fervor de los creyentes.
Y aun hoy sus composiciones poéticas siguen siendo de grandísimo
provecho para los lectores. El expone las enseñanzas de la religión
católica demostrando gran admiración por nuestros dogmas, o grandes
verdades de la fe.
Dicen los historiadores
que cuando hablaba de la segunda venida de Cristo y el día del juicio
final, empleaba una elocuencia tan vigorosa que el pueblo estallaba en
gemidos y sonoros llantos. Y en sus predicaciones consideraba como deber
suyo principalísimo prevenir y preparar al pueblo para que nadie se
dejara engañar por los errores de las sectas.
Los herejes se quejaban de
que los muy bien ensayados coros de Efrén en los templos católicos
atraían tantos devotos, que los templos de las sectas se quedaban
vacíos.
La humildad de San Efrén era tan
grande que se creía totalmente indigno de ser sacerdote (Aunque las
gentes lo consideraban un gran santo, y su vida era la de un fervoroso
monje o religioso). Por eso prefirió quedarse de simple diácono.
La última vez que tomó parte en
los asuntos públicos fue en el año 370 cuando hubo una gran carestía y
una pavorosa escasez de alimentos. Los ricos habían acaparado los
alimentos y se negaban a repartirlos entre los pobres por temor a que se
aprovecharan los avivados. Entonces San Efrén se ofreció de mediador y
como a él si le tenían total confianza, organizó un equipo de entrenados
distribuidores y logró llevar cuantiosos alimentos a las gentes más
necesitadas. En una grandísima epidemia organizó un grupo de 300
camilleros y con ellos recogía a los enfermos y los llevaba a sitios
especiales para tratar de conseguir su curación. Uno de sus biógrafos
comenta: "Estas dos labores fueron dos ocasiones formidables que Dios le
dio a nuestro santo, para que se ganara dos bellísimas coronas más para
la eternidad: la de calmar el hambre de los más pobres y la de
devolverles la salud a los enfermos más abandonados". Seguramente al
llegar al cielo, habrá oído de labios de Jesús aquella bellísima frase
que El prometió que dirá un día a los que ayudan a los pobres y
enfermos: "Estuve enfermo y me fuiste a visitar: tuve hambre y me diste
de comer. Ven al banquete preparado desde el comienzo de los siglos".
(Mt. 25,40).
De San Efrén se conservan 77
himnos en honor de Cristo, de la Virgen Santísima y de los temas más
sagrados de la religión católica. Su admiración inmensa hacia los
sufrimientos son verdaderamente admirables y conmovedoras. Con razón las
gentes lloraban cuando lo escuchaban o cuando leían sus emocionantes
escritos. Por Jesús y por María tenía los más profundos sentimientos de
simpatía y admiración. A María la llama siempre "Madre de Dios".
Su muerte sucedió probablemente
en junio del año 373.
Espíritu Santo: envíanos muchos
poetas y escritores que como tu fiel discípulo San Efrén, redacten
bellos escritos que nos entusiasmen a todos por nuestra santa religión
católica.