Asunto: | [panyvidasantos] San Sabás, Santa Atalía y San Ger aldo | Fecha: | Jueves, 5 de Diciembre, 2002 23:28:12 (EST) | Autor: | Saabkoki <Saabkoki @...com>
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San Sab¡s, Santa At
alía y San Geraldo
San Sab¡s (439-532)
Nació en Turquía y llegó Palestina a los diec
iocho años, donde fue discípulo del célebre anacore
ta Eutimio el Grande. Palestina rebosaba de monjes y e
rmitaños. Éstos últimos vivían donde y como querí
an, lo cual favorecía la ociosidad entre ellos. Sab¡
s puso remedio a estos abusos y se convirtió en exarc
a de los ermitaños de Palestina.
También c
onvirtió a los monofisistas, habiendo pr¡cticamente
desaparecido esta herejía del país.
Santa A
talía (siglo VIII)
Atalía había sido lleva
da por su tía paterna, santa Odilia, a la abadía de
Hohenburg. Atalía renunció al matrimonio y a la vida
religiosa en el convento de su tía. Su padre, Adalbe
rto, duque de Alsacia, construyó para ella un monaste
rio en Estrasburgo que fue puesto bajo el patrocinio d
e san Esteban. Se siguió la regla benedictina que la
santa había suavizado “para hacerla soportable a la
debilidad de las mujeres”.
San Geraldo (+
1109)
Nacido en Quercy, Francia, este santo f
ue llevado a Toledo por el arzobispo de esa ciudad esp
añola que al pasar por el monasterio donde Geraldo di
rigía el coro, se quedó admirado de la belleza de lo
s cantos litúrgicos. La música de la catedral de Tol
edo dejaba mucho que desear, y el arzobispo pidió a G
eraldo que dirigiera el coro, que al poco tiempo mejor
ó notablemente. Geraldo se hizo famoso por sus aptitu
des musicales y por su santidad, de modo que el clero
de Braga, Portugal, quiso tenerlo como obispo y el san
to supo hacer renacer el fervor de esa diócesis descr
istianizada por los moros. Se dice que dio comienzo su
labor con los muchos nobles que se dedicaban al pilla
je, y que los convirtió a todos. Murió en Bornos, ad
onde había ido a consagrar una de las numerosas igles
ias que había construido.
* Haz hoy un
a revisión de tu vida diaria, día por día, para con
statar cuantos ratos de ocio innecesario e improductiv
o te permites, y en la presencia de Dios, hazte un pla
n para aprovechar mejor el tesoro del tiempo.
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