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Corre la Voz!
Cristo Resucitó, y está en la
Red!
Mensajes y Reflexiones Pan y Vida.
¡Sigue! ¡No te rindas!
"No me avergüenzo del Evangelio. Porque es -Mensajes Pan y
Vida poder de Dios para la salvación de todo el que cree". Romanos 1,6."
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Inés, Santa
Mártir
Hay muy buenos documentos sobre la existencia de esta
mártir que vivió a comienzos del siglo IV y que fue martirizada a los doce años,
durante la feroz persecución de Diocleciano. Su popularidad y su devoción hacen
pensar que no son improbables las leyendas que se nos han transmitido de boca en
boca y también con escritos. Basado en una tradición griega, el Papa Dámaso
habla del martirio de Santa Inés sobre una hoguera. Pero parece más cierto lo
que afirma el poeta Prudencio y toda la tradición latina, es decir, que la
jovencita, después de haber sido expuesta a la ignominia de un lugar de mala
fama por haberse negado a sacrificar a la diosa Vesta, fue
decapitada.
Así comenta el hecho San Ambrosio, al que se le atribuye el
himno en honor de Agnes heatae virginis: “¿En un cuerpo tan pequeño había lugar
para más heridas? Las niñas de su edad no resisten la mirada airada de sus
padres, y las hace llorar el piquete de una aguja: pero Inés ofrece todo su
cuerpo al golpe de la espada que el verdugo descarga sobre
ella”.
Alrededor de su imagen de pureza y de constancia en la fe, la
leyenda ha tejido un acontecimiento que tiene el mismo origen de la historia de
otras jóvenes mártires: Agata, Lucia, Cecilia, que también encuentran lugar en
el Canon Romano de la Misa. Según la leyenda popular, fue el mismo hijo del
prefecto de Roma el que atentó contra la pureza de Inés. Al ser rechazado, él la
denunció como cristiana, y el prefecto Sinfronio la hizo exponer en una casa de
mala vida por haberse negado a rendirle culto a la diosa Vesta. Pero Inés salió
prodigiosamente intacta de esa difamante condena, porque el único hombre que se
atrevió a acercarse a ella cayó muerto a sus pies.
Pero el prefecto no se
rindió ante el prodigio y la condenó a muerte. Un antiguo rito perpetúa el
recuerdo de este ejemplo heroico de pureza. En la mañana del 21 de enero se
bendicen dos corderitos, que después ofrecen al Papa para que con su lana sean
tejidos los palios destinados a los Arzobispos. La antiquísima ceremonia tiene
lugar en la iglesia de Santa Inés, construida por Constantina, hija de
Constantino, hacia el 345
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Tomado de Es.catholic.net.
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Omar
Jiménez Castro.
1 Corintios 9,16
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