04 de Febrero
271. San
Gilberto, San Teófilo y Santa Juana de Francia
San Gilberto (1087-1190)
Este
santo inglés fundó una Orden mixta que no tenía parangón en la Iglesia. La
integraban monjes, canónigos, hermanos legos y conversos, que estaban a su
servicio. Toda esta sociedad vivía, bajo un solo superior, en distintos
monasterios que constituían una pequeña aglomeración donde se incluía además un
orfanato y una leprosería. A la muerte del fundador existían trece conventos en
Inglaterra con un total de setecientos varones y mil quinientas mujeres. Enrique
VII los suprimió cuando ya habían llegado a veinte conventos.
Gilberto era
hijo de un caballero compañero de Guillermo el Conquistador. Su padre lo envió a
París para que hiciese carrera eclesiástica, ya que lo juzgaba demasiado tierno
para el ejercicio de las armas. En la capital Gilberto conoció a San Bernardo,
de quien se hizo amigo fiel. No le faltaron pruebas a lo largo de su vida. A los
sesenta años Enrique II de Inglaterra lo encarceló bajo la falsa acusación de
haber ayudado a Tomás Becket en el exilio. Gilberto no lo desmintió y por eso
fue a prisión. Murió ciego y centenario exhortando a sus monjes a que diesen
siempre abundantes limosnas.
San Teófilo el Penitente
El milagro
de Teófilo se evoca en numerosas vidrieras medievales y grandes escritores de la
época contaron su historia, como Ruteboeuf y Roswita.
El nuevo obispo de
Adana, Turquía, había destituido a Teófilo de su cargo de ecónomo de aquella
iglesia. Como se vio reducido a la mendicidad decidió llamar al demonio para
vengarse. Éste aceptó el trato a cambio de que firmase un documento en donde
renegase del Señor y de la Virgen. Apenas hubo firmado, Teófilo se arrepintió de
su pecado. Durante cuarenta años, ayunó y rezó suplicando a Nuestra Señora que
le trajese el documento. Por fin un sábado por la mañana al despertarse, Teófilo
encontró el papel sobre su pecho. La mañana siguiente, cuando los fieles estaban
en misa, vieron llegar a su antiguo ecónomo con el documento en la mano. El
obispo lo leyó a la asamblea y todos dieron gracias a Dios. A partir de entonces
Teófilo vivió virtuosamente. Murió en una capilla dedicada a Nuestra Señora en
la que acostumbraba rezar.
Santa Juana de Francia (1464-1505)
El
rey Luis XI y su esposa Carlota de Saboya deseaban por encima de todo un hijo
varón que pudiese heredar el trono de Francia. Por eso consideraron el
nacimiento de Juana como un contratiempo, y cuando se vio que la niña era
deforme- jorobada y algo coja -, el monarca prefirió olvidarse de su existencia
y a los cinco años fue enviada lejos de la corte.
Su padre quiso
utilizarla como instrumento de política matrimonial haciendo que se casara, con
el duque de Orleáns, muy a pesar del novio que mostró siempre un inalterable
desdén por una mujer tan poco agraciada físicamente. Este duque participó más
tarde en una rebelión contra el rey.
El nuevo rey Carlos VIII, hermano de
Catalina, activó trámites para anular ese matrimonio el cual parece que nunca
llegó a consumarse, así que Juana pasó a ser simplemente la duquesa de Berry. Se
retiró a Bourges donde fundó la orden de la Anunciación , cuyo fin es la vida de
piedad a imitación de la Virgen y la ayuda a los menesterosos.
Esta
santa pasó de humillación en humillación y aprendió a no mirarse más que en el
espejo de la hermosura de la Virgen, en el que debía de resplandecer sin que
nadie a su alrededor se enterara.
* Ante las “erupciones” de
sensualidad, busquemos su ejemplo y su ayuda.
Fuente: Es.catholic.net, Encuentra.com
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Omar
Jiménez Castro.
1 Corintios 9,16
http:mensajespanyvida.cjb.net
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