Anselmo significa: Dios en mi defensa.La biografía de este santo la
escribió un discípulo suyo que lo acompañó durante muchos años.
Nació en Aosta, Italia, en el año 1034. Su padre era muy amigo de
las fiestas y de aparecer bien en público. La mamá en cambio era
sumamente piadosa y humilde. Mientras el papá lo animaba a ser un
triunfador en el mucho, la madre le mostraba el bellísimo cielo azul de
Italia y le decía: allá arriba empieza el verdadero reino de Dios. Y
Anselmo se fue inclinando más a ganarse su cielo que la mamá le
mostraba, que las glorias humanas que le ponderaba su padre.
De jovencito fue encomendado a un profesor muy riguroso, regañón y
humillante y el niño empezó a perder la alegría y a volverse demasiado
tímido y retraído. Entonces lo llevaron a los Padres Benedictinos y
estos por medio de la bondad y de la alegría lo transformaron en un
estudiante alegre y entusiasta. Más tarde Anselmo dirá: "Mis progresos
espirituales, después de Dios y mi madre, los debo a haber tenido unos
excelentes profesores en mi niñez, los Padres Benedictinos".
El papá le ofrece triunfar en el mundo y lo lleva a fiestas y a
torneos. Pero aunque Anselmo participa con mucho entusiasmo, después de
cada fiesta mundana siente su alma llena de tristeza y desilusión. Y
exclama: "El navío de mi corazón pierde el timón en cada fiesta y se
deja llevar por las olas de la perdición". Toda la vida se arrepentirá
de esos años de mundanalidad. Afortunadamente se decide a aceptar otra
propuesta: la de hacerse religioso. Y allí sí encuentra la paz.
Ha muerto la mamá y no se entiende bien con el papá. Anselmo huye
del hogar y se va para Francia donde, según le han contado hay un monje
famoso, muy sabio y muy amable que sabe dirigir maravillosamente a la
juventud. Ese monje se llama Lanfranco. El joven Anselmo tiene 27 años y
sale de su país acompañado solamente de un burrito que lleva sus pocas
pertenencias. Va a hacerse monje benedictino.
Lanfranco recibe a Anselmo con gran amabilidad y se dedica a
dirigirlo y a formarlo. En adelante serán grandes amigos por toda la
vida y Anselmo irá reemplazando a su maestro en sus altos cargos. Cuando
a Lanfranco lo nombran arzobispo, Anselmo es nombrado superior del
convento, y aunque se negaba totalmente a aceptar tan delicado cargo, lo
obligaron a aceptar y gobernó con gran prudencia y con la más exquisita
bondad. Exigía exacto cumplimiento del deber pero sabía gobernar con
gran prudencia y amabilidad, por eso lo amaban y lo estimaban.
Todos los ratos libres los dedicaba a estudiar y a escribir,
llegando así a ser uno de los autores más leídos en la Iglesia Católica.
Durante siglos los maestros de teología han leído y citado las
enseñanzas de este gran sabio que escribió dos libros muy famosos: El
Monologio y el Prosologio, y fue el verdadero precursor de Santo Tomás,
el escritor que más unió las dos grandes ciencias, la Filosofía y la
Teología (El dice que Monologio significa: manera de meditar en las
razones de la fe). Fue el mayor teólogo de su tiempo. Gran sabio.
Su amigo Lanfranco, Arzobispo de Cantorbery, murió muy pronto, más
por angustias, por las persecuciones del gobierno, que por viejo o por
enfermedad. Y entonces el Papa nombró para reemplazarlo a San Anselmo.
Casi se desmaya del susto, al recibir el nombramiento, pero tuvo que
obedecer.
El rey Guillermo quería nombrar él mismo a obispos y sacerdotes.
Anselmo se le opuso diciéndole que esto era un derecho exclusivo de la
Iglesia Católica. El rey entonces expulsó de Inglaterra al arzobispo
Anselmo, el cual aprovechó para dedicarse en Francia y en Italia a
estudiar y a escribir.
A la muerte de Guillermo regresó Anselmo a Inglaterra pero el nuevo
rey Enrique quería también nombrar él mismo a los obispos y disponer de
los bienes de la Iglesia. Anselmo se le opuso valientemente. Enrique
quiso expulsarlo. El Sumo Pontífice amenazó con excomulgar al rey si
expulsaba al arzobispo. Entonces enviaron delegados a Roma y el Papa le
dio toda la razón a Anselmo. El santo consiguió con sus ruegos en Roma
que no fuera sancionado el rey y así obtuvo que Inglaterra no se
separara de la Iglesia Católica todavía. El era extraordinariamente
bondadoso.
San Anselmo murió el 21 de abril del año
1109.
Por la gran sabiduría de sus escritos, la Santa Sede lo ha nombrado
Doctor de la Iglesia. Era gran devoto de la Virgen María y decía que no
hay criatura tan sublime y tan perfecta como Ella y que en santidad sólo
la supera Dios. Sus últimas palabras antes de morir fueron estas: "Allí
donde están los verdaderos goces celestiales, allí deben estar siempre
los deseos de nuestro corazón".