22 de Mayo: Santa Rita de Casia, Patrona de
los imposibles. Año 1457.
Fuente: http://www.churchforum.org
Nació y murió un 22 de mayo.
Vivió 76 años y pasó por todos los estados: matrimonio, viudez y
vida religiosa y en cada una de estas etapas se dedicó a cumplir
sus deberes con la mayor exactitud posible y todo por amor de
Dios.
Nació en Casia, Italia. Su verdadero nombre era
Margarita, pero desde muy pequeña la llamaron Rita, y así se quedó
para toda la vida.
Desde su nacimiento ya
empezó a demostrar que iba a ser la "Abogada de los imposibles",
pues la mamá sufría la enfermedad de la esterilidad y no podía
tener hijos y con mucha oración obtuvo de Dios el prodigio de que
le concediera esta buena hija. Cuando la niña nació ya sus padres
eran bastante viejos.
Desde sus primeros años dio
muestras de una gran inclinación a la piedad. Su mayor gusto era
dedicarse a la oración y el más grande deseo de su alma era ser
religiosa. Pero los papás dispusieron más bien que debían hacerla
contraer matrimonio. Y ella, que siempre fue obedientísima, aceptó
la determinación paterna.
Y sucedió que, como se
acostumbraba en ese tiempo, la elección del esposo no fue hecha
por la muchacha sino por los progenitores y estos se equivocaron
totalmente al buscarle marido y quizás no se fijaron en las
cualidades exteriores del individuo y no averiguaron bien qué tal
era su personalidad y casaron a Rita con un verdadero monstruo de
maldad. El marido resultó brutal, mujeriego y de un temperamento
ciento por ciento agresivo. El tal hombre llegó a ser el terror de
los vecinos y un continuo agresor dentro de su casa.
Y Rita soportó día por día
el genio feroz de este hombre por 18 años, y todo con la más
exquisita paciencia, sin quejarse, sin recurrir a autoridades
civiles para pedir sanciones y ofreciendo todo este lento martirio
por la conversión de los pecadores y entre ellos, el primero, su
malgeniudo esposo.
Y lo más grave, sus dos
hijos heredaron el genio terrorífico de su padre y empezaron a
seguir sus malas andanzas.
Rita sufría profundamente,
pero no podía hacer otra cosa que llorar y encomendarlos en sus
continuas oraciones. Los buenos consejos que ella les daba les
entraban por una oreja y les salían por ambas sin conseguir
ninguna enmienda.
Pero como "la paciencia todo
lo alcanza", y como nunca queda sin cumplirse aquella promesa que
hizo Jesús: "Todo el que pide recibe. Todo lo que pidáis al Padre
en mi nombre, lo conseguiréis", al fin las oraciones y súplicas de
la buena esposa y santa madre encontraron respuesta de Dios en el
cielo y el marido se convirtió y le pidió perdón a Rita por todo
lo que la había hecho padecer.
La conversión fue muy a
tiempo y muy oportuna, porque poco tiempo después, los vecinos
trajeron a Rita el cadáver de su marido, cubierto de heridas.
Había muerto víctima de una venganza. Afortunadamente había pedido
perdón a Dios en los días anteriores por su indebida conducta y
sus malos modos de proceder.
Y sucedió entonces que los
hijos que eran también muy violentos, juraron vengarse de los
asesinos de su padre. La santa suplicó muy fervorosamente a Dios
que no permitiera que sus hijos se convirtieran en asesinos. Dios
escuchó su oración y los dos jóvenes enfermaron y murieron sin
lograr cumplir su venganza. Rita que los asistió amorosamente en
su enfermedad, consiguió que antes de morir perdonaran a sus
enemigos.
Ahora ya sin esposo y sin
hijos, Rita se dedicó a obras de caridad y a pasar largos ratos
dedicada a la oración y a la meditación. Deseaba ser religiosa
pero las comunidades de monjas le respondían que ellas solamente
recibían a muchachas solteras. Ella aprovechó este intervalo de
tiempo para espiritualizarse más y más y dedicarse con mayor
esmero a socorrer a los necesitados.
Al fin las hermanas
Agustinas hicieron una excepción y la aceptaron en la comunidad.
Una vez admitida como religiosa se dedicó con la más estricta
exactitud a cumplir todo lo que mandaban los reglamentos de la
Congregación y a obedecer a sus superioras con alegría y prontitud
en todo. Una vez la directora, para probar si la nueva religiosa
era en verdad bien obediente, le mandó regar una estaca seca en la
huerta. Rita lo hizo así por varios días sin discutir ni
protestar.
Desde muy pequeñita Rita era
devotísima de la Pasión y Muerte de Jesús. Pensar en la Pasión de
Cristo era su tema preferido en la meditación. Y muchas veces
mientras recordaba los sufrimientos de Jesús quedaba en éxtasis
sin oír lo que decían los demás.
Un día oyó a San Jacobo
pronunciar un impresionante sermón de la coronación de espinas y
quedó totalmente emocionada y poco después le sucedió que estando
arrodillada ante un crucifijo, meditando en los dolores de Cristo
en su coronación, sintió una luz que salía de la imagen y le
llegaba a su cabeza, y desde entonces tuvo una herida dolorosísima
en la frente, como la que produce una espina recién clavada. Dicha
herida desapareció por unos días mientras fue con sus compañeras a
Roma y volvió a aparecer cuando regresaron otra vez a su convento.
La dolorosa "llaga" la acompañó los últimos 14 años de su
vida.
En la comunidad, se dedicó
Rita a atender a las hermanas enfermas y a rezar por la conversión
de los pecadores y obtuvo prodigios a larga distancia.
Estando ya muy enferma pidió
a una visitante que le trajera unas rosas. No era tiempo de
flores, pero la otra fue al jardín y encontró misteriosamente un
rosal florecido. La amiga le preguntó si deseaba algo más y la
santa le respondió que deseaba unos higos. Ese no era tiempo de
cosecha de higos, pero al llegar la mensajera al huerto encontró
un árbol sin hojas, pero con higos y los llevó a la
enferma.
Por todos estos detalles de
su vida la han llamado "Abogada de los imposibles" y muchísimas
personas en situaciones dificilísimas le han rezado a Santa Rita y
han hallado soluciones admirables.
Murió el 22 de mayo
de 1457, y su cuerpo se conserva
incorrupto.