21 de Julio: San Lorenzo de Brindis, Predicador. Año 1619. Víctor de Marsella,
Mártir.
Siglo III.
Fuente: www.churchforum.org
San Lorenzo de
Brindis
Lorenzo significa: coronado
de laurel. Laureado. Este santo ha sido quizás el más famoso
predicador de la comunidad de Padres Capuchinos.
Nació en
Brindis (Italia) cerca de Nápoles. Desde pequeño demostró tener
una memoria asombrosa. Dicen que a los ocho años repitió desde el
púlpito de la Catedral un sermón escuchado a un famoso predicador,
con gran admiración de la gente.
Cuando pidió ser admitido
como religioso en los Padres Capuchinos, el superior le adevirtió
que le iba a ser muy difícil soportar aquella vida tan dura y tan
austera. El joven le preguntó: "Padre, ¿en mi celda habrá un
crucifijo?". "Si, lo habrá", respondió el superior. "Pues eso me
basta. Al mirar a Cristo Crucificado tendré fuerzas para sufrir
por amor a El, cuaquier padecimiento".
La facilidad de Lorenzo para
aprender idiomas y para grabarse en la memoria todo lo que leía,
dejó atónitos a sus superiores y compañeros. Prácticamente se
aprendía de memoria capítulos enteros de la S. Biblia y muchas
páginas más de libros piadosos. Hablaba seis idiomas: griego,
hebreo, latín, francés, alemán e italiano.
Y su capacidad para predicar
era tan excepcional, que siendo simple seminarista, ya le fue
encomendado el predicar los 40 días de Cuaresma en la Catedral de
Venecia por dos años seguidos. Las gentes vibraban de emoción al
oir sus sermones, y muchos se convertían.
Un sacerdote le preguntó:
"Fray Lorenzo, ¿a qué se debe su facilidad para predicar? ¿A su
formidable memoria?" Y él respondió: "En buena parte se debe a mi
buena memoria. En otra buena parte a que dedico muchas horas a
prepararme. Pero la causa principal es que encomiendo mucho a Dios
mis predicaciones, y cuando empiezo a predicar se me olvida todo
el plan que tenía y empiezo a hablar como si estuviera leyendo en
un libro misterioso venido del cielo".
Los capuchinos nombraron a
Fray Lorenzo superior del convento y luego superior de Italia. Más
tarde al constatar las grandes cualidades que tenía para gobernar,
lo nombraron superior general de toda su comunidad en el mundo. En
sus años de superiorato recorrió muchos países visitando los
conventos de sus religiosos para animarlos a ser mejores y a
trabajar mucho por el reino de Cristo. Había días que caminaba a
pie 50 kilómetros. No le asustaba desgastarse en su salud con tal
de conseguir la salvación de las almas y la extensión del reino de
Dios. La gente lo amaba porque era sumamente comprensivo y
bondadoso, y porque sus consejos hacían un gran bien. Siendo
superior, sin embargo servía a la mesa a los demás, y lavaba los
platos de todos.
El Santo Padre, el Papa, lo
envió a Checoslovaquia y a Alemania a tratar de extender la
religión católica en esos países. Se fue con un buen grupo de
capuchinos, y empezó a predicar. Pero en esos días un ejército de
60 mil turcos mahometanos invadió el país con el fin de destruir
la religión, y el jefe de la nación pidió al Padre Lorenzo que se
fuera con sus capuchinos a entusiasmar a los 18 mil católicos que
salían a defender la patria y la religión. La batalla fue
terriblemente feroz. Pero San Lorenzo y sus religiosos recorrían
el campo de batalla con una cruz en alto cada uno, gritando a los
católicos: "Ánimo, estamos defendiendo nuestra santa religión". Y
la victoria fue completa. Los soldados victoriosos exclamaban: "La
batalla fue ganada por el Padre Lorenzo".
El Papa Clemente VIII decía
que el Padre Lorenzo valía él solo más que un ejército.
El Sumo Pontífice lo envió
de delegado suyo a varios países, y siempre estuvo muy activo de
nación en nación dirigiendo su comunidad y fundando conventos,
predicando contra los protestantes y herejes, y trabajando por la
paz y la conversión. Pero lo más importante en cada uno de sus
días eran las prácticas de piedad. Durante la celebración de la
Santa Misa, frecuentemente era arrebatado en éxtasis, y su orar
era de todas las horas y en todos los sitios. Por eso es que
obtuvo tan grandes frutos apostólicos.
Dormía sobre duras tablas.
Se levantaba por la noche a rezar salmos. Ayunaba con frecuencia.
Su alimento era casi siempre pan y verduras. Huía de recibir
honores, y se esforzaba por mantenerse siempre alegre y de buen
humor con todos. La gente lo admiraba como a un gran santo. Su
meditación preferida era acerca de la Pasión y Muerte de
Jesucristo.
En 1859 fue declarado
"Doctor de la Iglesia", por el Sumo Pontífice Juan XXIII. Y es que
dejó escritos 15 volúmenes de enseñanzas, y entre ellos 800
sermones muy sabios. En Sagrada Escritura era un verdadero
especialista.
Cuando viajaba a visitar al
rey de España enviado por la gente de Nápoles para pedirle que
destituyera a un gobernador que estaba haciendo mucho mal, se
sintió sin fuerzas y el 22 de julio de 1619, el día que cumplía
sus 60 años, murió santamente. Ha sido llamado el "Doctor
apostólico".
Ruega por nosotros, querido
San Lorenzo, para que no tengamos miedo a gastarnos y desgastarnos
por Cristo y su Santa Iglesia, como lo hiciste tú.
Dijo Jesús: "Si el
grano de trigo muere, produce mucho fruto".
Víctor de
Marsella
Víctor era guardia del
emperador Maximiano en el siglo III. Cuando el emperador descubrió
que su guardia romano favorito era cristiano, lo sometió a
diversas torturas. Un día, cuando Víctor estaba siendo torturado
en el potro por negarse a adorar a los dioses paganos, se le
apareció Jesucristo. Esa noche, Dios envió a sus ángeles a su
celda y esto hizo que se convirtieran tres guardias de la prisión.
Al día siguiente, el emperador Maximiano ordenó que se decapitara
a los recién conversos. Víctor fue llevado nuevamente ante el
emperador. Maximiano le ordenó al apaleado hombre que ofreciera
incienso a Júpiter. Víctor pateó la estatua y esto enfureció al
emperador. Entonces, ordenó que le cortaran un pie con un hacha,
antes de destrozarlo en la prensa. La piedra de amolar se rompió a
la mitad de la ejecución, sin embrago, Víctor, parcialmente
pulverizado, seguía con vida. Uno de sus verdugos sacó una espada
y lo decapitó. Es patrono de las víctimas de tortura e invocado
contra los problemas de los pies.