30 de Junio: San Pablo, Apóstol. Año
67.
Las noticias acerca de la
vida de este gran apóstol están contenidas en "Los Hechos de los
Apóstoles" (Al final de la S. Biblia) y en las cartas del santo.
Son verdaderamente interesantes.
Nació en la ciudad de
Tarso, en el Asia Menor, quizás unos diez años después del
nacimiento de Jesucristo. Su primer nombre era Saulo. Era de
familia de judíos, de la tribu de Benjamín y de la secta de los
fariseos. Fue educado en toda la rigidez de las doctrinas de los
fariseos, y aprendió muy bien el idioma griego que era el que en
ese entonces hablaban las gentes cultas de Europa. Esto le será
después sumamente útil en su predicación.
De joven fue a Jerusalén a
especializarse en Biblia como discípulo del sabio judío más famoso
de su tiempo en esa época, Gamaliel.
Durante la vida pública de
Jesús no estuvo Saulo en Palestina, por eso no lo conoció
personalmente.
Después de la muerte de
Jesús, volvió nuestro hombre a Jerusalén y se encontró con que los
seguidores de Jesús se habían extendido mucho y emprendió con
muchos otros judíos una feroz persecución contra los cristianos.
Al primero que mataron fue al diácono San Esteban y mientras los
demás lo apedreaban, Saulo les cuidaba sus vestidos, demostrando
así que estaba de acuerdo con este asesinato. Pero Esteban murió
rezando por sus perseguidores y obtuvo pronto la conversión de
este terrible enemigo.
Saulo salió para Damasco
con órdenes de los jefes de los sacerdotes judíos para apresar y
llevar a Jerusalén a los seguidores de Jesús. Pero por el camino
una luz deslumbrante lo derribó del caballo y oyó una voz que le
decía: "Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?". Él preguntó: "¿Quién
eres tú?- y la voz le respondió: "Yo soy Jesús el que tú
persigues". Pablo añadió: "¿Señor, qué quieres que yo haga?" y
Jesús le ordenó que fuera a Damasco y que allá le indicaría lo que
tenía que hacer. Desde ese momento quedó ciego y así estuvo por
tres días. Y allá en Damasco un discípulo de Jesús lo instruyó y
lo bautizó, y entonces volvió a recobrar la vista. Desde ese
momento dejó de ser fariseo y empezó a ser apóstol
cristiano.
Después se fue a Arabia y
allá estuvo tres años meditando, rezando e instruyéndose en la
doctrina del cristianismo.
Vuelto a Damasco empezó a
enseñar en las Sinagogas que Jesucristo es el Redentor del mundo.
Entonces los judíos dispusieron asesinarlo y tuvieron los
discípulos que descolgarlo por la noche en un canasto por las
murallas de la ciudad. Muchas veces tendrá que salir huyendo de
diversos sitios, pero nadie logrará que deje de hablar a favor de
Cristo Jesús y de su doctrina.
Llegó a Jerusalén y allá
se puso también a predicar acerca de Cristo, pero los judíos
decidieron matarlo. Entonces los cristianos lo sacaron a
escondidas de la ciudad y lo llevaron a Cesarea. De allí pasó a
Tarso, su ciudad natal, y allá estuvo varios años.
Y un día llegó a Tarso en
su busca su gran amigo, San Bernabé, y se lo llevó a la populoso
ciudad de Antioquía a que le ayudara a predicar. Y en esa ciudad
estuvo predicando durante un año, hasta que en una reunión del
culto por inspiración divina, fueron consagrados sacerdotes Saulo
y Bernabé, para ser enviados a misionar.
San Pablo hizo cuatro
grandes viajes que se han hecho famosos. El primero ya lo narramos
en la historia de San Bernabé su compañero (en el 11 de junio). En
ese viaje cambió su nombre de Saulo por el de Pablo, en honor de
su primer gran convertido, el gobernador de Chipre, que se llamaba
Sergio Pablo.
El segundo viaje lo hizo
de los años 49 al 52. En este recorrido ya es menos impulsivo que
en el viaje anterior y encuentra menos reacciones violentas, pero
estas no faltan y bastante graves. Visita las comunidades o
iglesias que fundó en el primer viaje y se propone seguir
misionando por el Asia Menor pero un mensaje del cielo se lo
impide y le manda que pase a Europa a misionar. Se encuentra con
dos valiosos colaboradores: el evangelista San Lucas (a quien
llama "médico amadísimo") y Timoteo, que será su más fiel
secretario y servidor, y a quien escribirá después dos cartas que
se han hecho famosas.
La primera ciudad europea
que visitó fue Filipos (en sueños oyó que un habitante de Filipos
le suplicaba: "Ven a ayudarnos"). Allí le sacó el demonio a una
muchacha que hacía adivinaciones y al acabárseles el negocio de
los que cobraban por cada adivinación, estos arremetieron contra
Pablo y su compañero Silas y les hicieron dar una feroz paliza.
Pero en la cárcel a donde los llevaron, lograron convertir y
bautizar al carcelero y a toda su familia. Pablo guardó siempre un
gran cariño hacia los habitantes de Filipos y a ellos dirigió
después una de sus más afectuosas cartas, la Epístola a los
Filipenses.
Después pasó a la ciudad
de Atenas, que era la más famosa en cuanto cultura y filosofía.
Allá predicó un sermón en el Aerópago, y aunque muchos se rieron
porque hablaba de que Cristo había resucitado, sin embargo logró
convertir a Dionisio el aeropágita, a Dámaris y a varias personas
más.
Enseguida pasó a Corinto,
que era un puerto de gran movimiento de gentes. Allí estuvo
predicando durante un año y seis meses y logró convertir gran
cantidad de gentes. Más tarde dirigirá a sus habitantes sus dos
célebres cartas a los Corintios. De allí salió a hacer su cuarta
visita a Jerusalén.
Su tercer viaje lo hizo
del año 53 al 56. En este viaje lo más notorio fue que en la
ciudad de Efeso en la cual estuvo por bastantes meses, Pablo logró
que muchas personas empezaran a darse cuenta de que la diosa Diana
que ellos adoraban era un simple ídolo, y dejaron de rendirle
culto. Entonces los fabricantes de estatuillas de Diana al ver que
se arruinaba el negocio, promovieron un gran tumulto en contra del
Apóstol. De Efeso partió Pablo hacia Jerusalén a llevar a los
cristianos pobres de esa ciudad el producto de una colecta que
había promovido entre las ciudades que había evangelizado. Por
todas partes se iba despidiendo, anunciando a sus discípulos que
el Espíritu Santo le comunicaba que en Jerusalén le iban a suceder
hechos graves, y que por eso probablemente no lo volverían a ver.
Esto causaba profunda emoción y lágrimas en sus seguidores que
tanto lo estimaban.
En su quinto viaje a
Jerusalén, los judíos promovieron contra él un espantoso tumulto y
estuvieron a punto de lincharlo. A duras penas lograron los
soldados del ejército romano sacarlo con vida de entre la multitud
enfurecida. Entonces cuarenta judíos juraron que no comerían ni
beberían mientras no lograran matar a Pablo. Al saber la hermana
de él esta grave noticia, mandó un sobrino a que se la contara.
Entonces Pablo avisó al comandante del ejército, y de noche, en
medio de un batallón de caballería y otro de infantería, lo
sacaron de Jerusalén y lo llevaron a Cesarea. Allá estuvo preso
por dos años, pero permitían que sus discípulos fueran a
visitarlo.
Al darse cuenta Pablo de
que los judíos pedían que lo llevaran a Jerusalén para juzgarlo
(para poder matarlo por el camino), pidió ser juzgado en Roma, y
el gobernante aceptó su petición. Y en un barco comercial fue
enviado, custodiado por 40 soldados. Y sucedió que en la travesía
estalló una espantosa tormenta y el barco se hundió. Pero
Jesucristo le anunció a Pablo que por el amor que le tenía a su
muy estimado Apóstol no permitiría que ninguno de los viajeros del
barco se ahogase. Y así sucedió. Lograron llegar a la Isla de
Creta y allí salvaron sus vidas del naufragio.
Al fin llegaron a Roma,
donde esperaban a Pablo con gran entusiasmo los cristianos. En esa
ciudad capital estuvo por dos años preso (casa por cárcel) con un
centinela en la puerta. Y los cristianos y los judíos iban
frecuentemente a charlar con él, y aprovechaba toda ocasión que se
le presentara para hablar de Cristo y conseguirle más y más
seguidores.
Cuando estalló la
persecución de Nerón, éste mandó matar al gran Apóstol, cortándole
la cabeza. Dicen que sucedió el martirio en el sitio llamado Las
Tres fontanas (y una antigua tradición contaba que al caer la
cabeza por el suelo dio tres golpes y que en cada sitio donde la
cabeza golpeó el suelo, brotó una fuente de agua).
San Pablo se ha hecho
famoso por sus 13 cartas en las cuales enseña verdades
valiosísimas acerca de nuestra Santa Religión. Allí se ve que era
un "enamorado de Cristo y de su Santa Religión".
En su segunda Carta a los
corintios, San Pablo narra así lo que le sucedió en su apostolado:
"Cinco veces recibí de los judíos 39 azotes cada vez. Tres veces
fue apaleado con varas. Tres veces padecí naufragios. Un día y una
noche los pasé entre la vida y la muerte en medio de las olas del
mar. Muchas veces me vi en peligros de ríos, peligros de ladrones,
peligros de los judíos, peligros de los paganos, peligros en la
ciudad, peligros en el campo, peligros en el mar, peligros por
parte de falsos hermanos; noches sin dormir; días y días sin
comer; sed espantable y fríos horrorosos; falta de vestidos para
abrigarse, y además de eso, mi preocupación por todas las Iglesias
o reuniones de creyentes. Quien se desanima, que no me haga
desanimar. ¿Quién sufre malos ejemplos que a mí no me haga sufrir
con eso"?.
Pablo, fervoroso Apóstol,
un favor te pedimos al recordar tu fiesta de cada año: suplícale a
Dios que te imitemos en tu inmenso amor a Jesucristo y en tu deseo
impresionante de salvar almas. Que cada uno de nosotros pueda
repetir aquella tu frase famosa: "Me desgasto y me desgastaré por
el bien de las almas y por el Reino de Cristo
Jesús".