Asunto: | [RedLuz] Las Mujeres de la Diosa / Analia Bernardo | Fecha: | Domingo, 12 de Marzo, 2006 14:04:42 (-0600) | Autor: | Ricardo Ocampo <aina @...............mx>
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RED IBEROAMERICANA DE LUZ
VIII Aniversario (1998-1996)
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To: Foro SuperLupe / Sagrado Femenino <superlupe@...>
Date: Sun, 12 Mar 2006 13:55:45 -0600
Subject: Las Mujeres de la Diosa / Analia Bernardo
LAS MUJERES DE LA DIOSA
* El pecado original, la culpa de Eva, el Dios padre, el Diablo, no forman
parte de esta cosmovisión ancestral
* La arqueomitología desentrañó el tránsito de las culturas matrilineales a
la patriarcal
Analía Bernardo
A mediados de la década de los 70, dentro del movimiento feminista de
Estados Unidos, Zsuzsanna Budapest y Starhawk vincularon la tradición de las
Diosas y de las brujas con las luchas por los derechos de las mujeres,
creando junto a otras investigadoras de lo Sagrado Femenino una corriente
espiritual cuya cosmovisión y práctica ritual no provenía de ninguna iglesia
o religión judeocristiana.
Así surgió el Movimiento de la Diosa, la Witchcraft y la Espiritualidad
Femenina que celebra a la Gran Diosa inmanente en la naturaleza, en las
mujeres y en las relaciones culturales que surgen de esa cosmovisión.
Una espiritualidad que nos ha devuelto a las mujeres el derecho a la
libertad de culto de lo Divino Femenino sin una autoridad religiosa
masculina o gurú iluminado que defina en qué deben creer las mujeres y cómo
hacerlo.
Más bien, fueron las mujeres las se apropiaron de ese derecho recreando la
antigua religión de la Diosa con proyecciones políticas, sexuales, de
género, ecológicas y comunitarias que estuvieron presentes en las
tradiciones de las brujas, sacerdotisas y chamanas en la Europa precristiana
y en otros sitios donde la Gran Diosa expresaba las potencialidades de los
cuerpos, almas, mentes y creaciones de las mujeres de manera positiva,
otorgando libertad, dignidad y poder de vinculación con otros sin
subordinación sexual. El pecado original, la culpa de Eva, el Dios padre, el
Diablo y la necesidad de redención de la naturaleza caída no forman parte de
esta cosmovisión ancestral.
Hasta entonces las religiones que mayoritariamente las mujeres conocían y
practicaban eran espiritualidades y teologías creadas y dirigidas por
varones, centradas en figuras masculinas como Yahveh, Jesús, Alá, Krisna,
Buda; donde la discriminación y desvalorización de las mujeres y de lo
divino femenino se mantenía sin modificaciones desde hacia siglos. Con todo,
dos milenios de cristianismo, por ejemplo, es un tiempo relativamente corto
si se lo compara con el culto a la Gran Diosa, adorada a partir del
Paleolítico Superior, 20 mil años a. C. y en el Neolítico agrícola, 7 mil
años a. C., hasta las culturas clásicas de la antigüedad y los primeros
siglos del cristianismo. Y aún cuando Constantino había cerrado los templos
de las Diosas y declarado al cristianismo la religión oficial, los pueblos
de Europa seguían practicando el culto de lo Divino Femenino con distintos
nombres y ritos lunares, estacionales y chamánicos.
Entonces, la Iglesia creó un sistema de persecución, tortura y muerte
inimaginable para erradicar esta religiosidad tan arraigada en la vida de la
gente común y que posicionaba a las mujeres en un lugar de respeto y
dignidad, especialmente a las brujas como sacerdotisas de ritos lunares y
agrícolas, parteras, conocedoras de hierbas sanadoras y anticonceptivas y de
técnicas chamánicas de visión sagrada, como personas con poder personal,
social y espiritual dentro de las comunidades.
El retorno de la Gran Diosa
En 1976, Merlin Stone publicó ³Cuando Dios era Mujer² abriendo el camino a
una serie de estudios sobre la influencia de las religiones en la
dignificación o en la opresión de las mujeres. Aquel libro fue pionero e
inspiró otras investigaciones que reinterpretaron mitos, tradiciones, ritos
y evidencias arqueológicas y antropológicas sobre la religión de las diosas
prepatriarcales, realizados por Barbara Walker, Mónica Sjöö, Riane Eisler,
Caitlin Matthews, Mary Daly, Vicky Noble, Charlene Spretnak, Carol Christ y
las citadas Budapest y Starhawk.
La espiritualidad feminista cuenta con el trabajo arqueológico de Marija
Gimbutas, quien dirigió excavaciones en Europa Central y del Este, sacando a
la luz evidencias de la Civilización de la Diosa -como ella la llamó- que
evolucionó entre el 6 mil 500 y el 3 mil 500 a. C., de manera independiente
de la Mesopotamia, como una sociedad pacífica que no construía armas de
guerra y se dedicaba a la agricultura, el arte, el comercio y la religión, y
en la que -según evidencias funerarias- no había una jerarquización de los
géneros. Mujeres y varones se percibían como hijos de una Madre Origen
común, la Gran Diosa, vivenciando algún tipo de igualdad de géneros.
Gimbutas interpretó numerosas estatuillas de la Diosa, objetos rituales y de
la vida cotidiana en los que se expresa esa cosmovisión sagrada asociada a
los ciclos de la luna, de la mujer, de la naturaleza, de la conciencia
humana y de todos los seres vivos con el arquetipo de la Diosa
Pájaro-Serpiente creadora, la Diosa Sustentadora (del cereal, la agricultura
y la cultura) y la Diosa de la Muerte y el Renacimiento. Una trinidad
femenina más antigua que la cristiana o la hindú, por ejemplo, celebrada
junto a sus hijas/os y consortes.
Esta investigadora de origen lituano, hizo una lectura arqueomitológica,
encontrando que las simbologías sagradas y arquetípicas de las diosas de
culturas posteriores ya estaban presentes en los asentamientos neolíticos.
Gimbutas destacó la continuidad de la cosmovisión de la Diosa neolítica
procedente de las ³Venus² paleolíticas de las/los sapiens recolectoras y
cazadores de las cavernas y su pervivencia en las tradiciones de las diosas
posteriores al Neolítico que conocemos con el nombre de Eurínome, Gea,
Ártemis, Hécate, Atenea, Isis, Nut, Maat, Inanna, Ishtar, Alat, Aserá, Rhea,
Deméter, Perséfone, Diana, Juno, Minerva, Eire, Brigid, Freya, Baba Yagá,
las Musas, las Parcas, las Gracias, entre muchas otras.
Gimbutas comprobó la tesis de Jean Ellen Harrison, experta en mitología
griega de Cambridge en los años 30, la primera en señalar que las diosas
griegas procedían de una época histórica preolímpica anterior y que el
casamiento de Hera con Zeus no existió en sus orígenes. Ese casamiento
forzado, más bien reflejaba el tránsito, a veces dramático y violento, de
las culturas matrilineales a la patriarcal luego de una conquista armada y
una inversión de los mitos de origen. Incluso diferenciaba a los dioses
guerreros de los agrícolas de la edad matrilineal: Hermes, Pan, Dionisio,
indicándonos que el culto a las diosas no excluía lo Sagrado Masculino pero
tampoco adoraba a un dios padre guerrero y dominante, ni a deidades
masculinas que violaban y mataban a diosas y a mujeres como sucede en los
mitos tardíos, surgidos de aquella conquista y reforma.
Para Harrison los mitos griegos eran intentos, a veces groseros y
desesperados, para cambiar la tradición de la Gran Madre por propaganda
política-religiosa como es el mito de Atenea naciendo de la cabeza de Zeus,
armada como una guerrera, reemplazando a la ancestral Atenea, una deidad sin
padre, patrona de la sabiduría y la inteligencia y así presentar a los
dioses ³archipatriarcales² (como Harrison los calificó) como primigenios,
mejores y supremos.
Robert Graves difundió fuera del ámbito académico el trabajo de Harrison
pero fue Gimbutas la que proporcionó las pruebas arqueológicas de las olas
invasoras patrilineales como así también la cosmovisión cultural y religiosa
de la Gran Diosa hasta entonces considerada por muchos como simples ³cultos
de fertilidad².
Por su parte, la antropóloga Margaret Murray presentó pruebas de la
tradición de las brujas como un chamanismo europeo cuyos orígenes se
remontan a los chamanes/as paleolíticos y siberianos.
Las neojunguianas Silvia Brinton Perera, Marion Woodman, Jean Shinoda Bolen
y Clarissa Pinkola Estés, realizaron una tarea similar a la arqueológica a
fin de desenterrar el arquetipo de la Gran Diosa de las profundidades del
inconsciente personal y colectivo de las mujeres adonde la cultura y el ego
patriarcal lo habían recluído, reprimiéndolo para que las diosas no
otorgaran poder espiritual, emocional y cultural al cuerpo, la sexualidad,
la libertad y la conciencia de las mujeres.
Para las junguianas, los mitos tardíos como el de Atenea naciendo de la
cabeza de Zeus se hicieron carne en las mujeres que fueron educadas según el
ideario femenino de la mentalidad patriarcal, teniendo que adoptar en los
últimos tiempos modos patriarcales a fin de ser reconocidas como ³Hijas del
Padre² y tener éxito profesional o intelectual.
Tealogía de la espiritualidad feminista
Así, las prácticas del Movimiento de la Diosa cuentan con una tealogía (de
Tea, la Diosa) rica y variada, procedentes de muchas fuentes -no sólo
académicas- ya que no es un discurso unificado dictado por una autoridad
centralizada.
Para la tealogía, la Diosa es vivenciada por las mujeres de muchas maneras a
través de unas cosmovisiones básicas con la clara intención de que no
reproduzcan estereotipos femeninos y masculinos. A la Diosa creadora se la
celebra en la naturaleza como una deidad que permanece inmanente en el mundo
y el universo que ha creado. Ella es la vida, la naturaleza, la creación, el
espíritu, en las plantas, las montañas, los lagos, los animales y las
personas. Es la reina del cielo, de la tierra y del otro mundo, abarcando
los tres mundos como sucede con la Triple Pachamama: Janaj Pacha, Kay Pacha
y Uku Pacha.
La tealogía de la Diosa comparte muchas visiones con tradiciones de pueblos
originarios e indígenas que celebran lo Sagrado Femenino en las diosas Andra
Mari, Cerridwen, Ilamatecutli, Ixchel, Pachamama, Mujer Araña, Mujer
Bisonte, Sedna, Qomolagna, Nu Kwa, Amaterazu, Pele, Iemanjá, Umai, Kali.
La Creadora se presenta cíclicamente como triple Diosa: la Virgen de la luna
creciente y de la primavera (virgen porque se pertenece a sí misma), la
Madre o Adulta Plena de la luna llena y del verano, y Anciana Sabia de la
luna menguante y del otoño para luego transformarse en la Diosa Oscura de la
luna nueva y del invierno, el aspecto que está por detrás de la trinidad
manifiesta. Ella es celebrada por las mujeres de este movimiento en cada
ciclo lunar y en cada estación.
La Triple Diosa celebra las tres edades de la mujer y a las tres
generaciones de mujeres que conviven en un mismo tiempo y cultura. Y vincula
a las/los antepasados con las mujeres y varones del presente y con las
generaciones futuras.
Esta Trinidad Femenina también es un arquetipo en la conciencia profunda de
la mujer en cualquier edad biológica porque expresa diferentes procesos
internos y capacidades para ser y actuar. En mi trabajo con la Triple Diosa,
este arquetipo expresa la energía vital, la autoestima y la libertad (la
Virgen), la capacidad de vinculación con otros/as sin subordinación (la
Adulta) y la capacidad de cambio y transformación (la Anciana), mientras que
un poder transpersonal más hondo sostiene a todas esas cualidades (la
Oscura, la Diosa Origen).
Además, muchas diosas son patronas o protectoras de una potencialidad
específica: la diosa del amor, de la fertilidad, de la sanación, de las
artes, de la justicia, etcétera, y las mujeres las invocan para una
problemática en particular con sus nombres: Afrodita, Ceres, Higeia, las
Musas y Themis respectivamente, o sus equivalentes indígenas.
Este movimiento no es un monoteísmo con polleras (faldas), por eso también
celebra lo Sagrado Masculino a partir del ancestral arquetipo del Dios
Astado de la tradición paleolítica y del Dios de la Vegetación neolítico
como hijo, amante consorte e iniciado con diversas manifestaciones
estacionales y cíclicas.
Círculos y asambleas
Budapest y Starhawk junto a otras brujas y sacerdotisas se han dedicado a la
formación espiritual de las mujeres en las asambleas y círculos con
conciencia de género. Han publicaron libros con rituales para los Sabbats
estacionales y los Esbats lunares. Y proponen ritos de iniciación a la
menstruación, la mediana edad, la maternidad y la menopausia. Y otros
rituales para afrontar problemáticas como el abuso sexual, detener a un
violador, decidir la interrupción de un embarazo no deseado, tratar la baja
autoestima, el odio hacia el cuerpo o la depresión.
También hechizos de magia femenina como medios para dirigir la conciencia
ante necesidades básicas de trabajo, vivienda, sanación, estudio, pareja. Es
una espiritualidad donde la magia se suma al trabajo político o psicológico
por los derechos de las mujeres, y en la que la sabia serpiente, el
triángulo de la vulva y la sangre menstrual son algunos de los símbolos de
sacralidad femenina que vuelven a ser utilizados por las mujeres.
En este movimiento no existen estructuras eclesiales ni dogmas ni papas y
toda mujer puede celebrar a la Diosa tenga mucha o poca formación previa,
convocando a otras y formando un grupo. En EU hay asambleas de mujeres
heterosexuales y/o lesbianas y están las que integran a mujeres y varones;
en ellas se promueve un compromiso con la vida del planeta y la justicia a
través de acciones individuales y colectivas.
La Diosa en América Latina
En la región, las mujeres tenemos noticias de los libros, talleres y
celebraciones del Movimiento de la Diosa. Quizás lo más desafiante sea
invocar a una deidad femenina en esta parte del continente donde la religión
masculina sigue influyendo en la autoestima de las mujeres, negándole
derechos y presentando a María como una mujer subordinada al Dios masculino.
Cuando las latinoamericanas escuchan hablar de la Gran Diosa en relación a
sus problemáticas la reciben como un manantial de agua fresca en medio del
desierto. Después de todo, hace tan solo cinco siglos que las mujeres
adoraban a las diosas precolombinas y aún lo siguen haciendo en muchas
comunidades. Así, las mujeres de la Diosa en América Latina estamos
rescatando a las diosas indígenas a fin de reencontrar en ellas la dimensión
sagrada de nuestros derechos.
Feministas académicas y políticas suelen temer que esta espiritualidad sea
una moda escapista que aleje a las mujeres de la lucha por los derechos, ya
que todas las religiones que han conocido han sido opresivas y no imaginan
algo diferente. Pero las tres décadas del Movimiento de la Diosa son
suficientes para comprobar la íntima relación que han tejido las feministas
espirituales entre derechos y espiritualidad. Para las que celebramos a la
Diosa ambos hilos se tejen juntos.
En ³La Danza en Espiral², Starhawk expresa que el movimiento feminista de
por sí es mágico-espiritual, además de político. Es espiritual porque está
dirigido a la liberación del espíritu humano, a sanar nuestra fragmentación,
a llegar a estar completas. Es mágico porque cambia la conciencia, expande
nuestra percepción y nos da una nueva visión, utilizando un concepto de la
brujería, esto es, el arte de cambiar la conciencia a voluntad. ³Para mí
había una conexión natural entre el movimiento para darle poder a las
mujeres y una tradición espiritual basada en la Diosa², expresa Starhawk.
Para las mujeres de la Diosa, la religión es una dimensión de la vida
demasiado importante para dejarla sólo en manos de los varones y de las
religiones patriarcales como únicas opciones de espiritualidad. Las mujeres
que no se identifican con el ateísmo o el agnosticismo, desean terminar con
el vacío de sacralidad que el patriarcado dejó en sus almas y cuerpos. Un
vacío casi siempre ocupado por imágenes negativas de sí mismas. El retorno
de la Diosa expresa esa necesidad y ese derecho.
La autora investiga tradiciones sagradas femeninas y trabaja con el
arquetipo de la Triple Diosa.
analiabernardo@...
Bibliografía
Starhawk, "La Danza en Espiral. El Renacimiento de la
Antigua Religión de la Gran Diosa². Ed. Obelisco,
Barcelona, 2002 (primera edición en inglés 1979).
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Artes esenciales de la Espiritualidad Femenina", Ed.
Robin Book, España, 1995 (primera edición en inglés
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Susana Budapest, "Cada día es una fiesta. La Abuela
del Tiempo. Celebraciones, hechizos y objetos sagrados
para cada mes del año², Ed. Obelisco, Barcelona, 2001
(primera edición en inglés 1989).
Susana Budapest, "La Gran Madre Luna", Ed. Obelisco,
Barcelona, 2001 (primera edición en inglés 1991).
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través del mito, el arte y el tarot², Ed. Cuatro
Vientos, Chile, 1991.
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Secrets², Harper & Row, Usa, 1983.
Marija Gimbutas, ³The Goddeses and Gods of Old Europe,
Myths and Cults Images², University of California
Press, Los Angeles, 1982. "Diosas y Dioses de la
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³The Language of the Goddess², Harper & Row, San
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Oviedo, 1996.
³The Civilization of the Goddess: The World of Old
Europe², Harper San Francisco, 1991.
Riane Eisler, "El Caliz y la Espada", Ed. Cuatro
Vientos, Chile, 1990.
Jean Ellen Harrison, ³Mitología², Ed. Nova, Buenos
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Margaret Murray, ³Witch Cult in Western Europe².
Oxford University Press, 1921.
³El Dios de los Brujos². Fondo de Cultura Económica,
1985.
Robert Graves, ³La Diosa Blanca², Alianza Editorial,
1983.
Analía Bernardo, "Eurínome, la Diosa Creadora",
Colección Mitología Femenina, edición digital de
autor, Buenos Aires, 1997.
Analía Bernardo, "Deirdre y la Diosa del Amor",
Colección Mitología Femenina, edición digital de
autor, Buenos Aires, 1999.
Analía, Bernardo, "Esfinges, Gorgonas y Sirenas, las
desafiantes del lado oscuro", Colección Mitología
Femenina, edición digital de autor, Buenos Aires,
2001.
Fuentes:
Triple Jornada
http://www.jornada.unam.mx/2005/10/03/informacion/86_diosa.htm
Foro SuperLupe
Lo Sagrado Femenino
Primer foro en internet en español sobre el retorno de la Diosa
www.elistas.net/foro/superlupe
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