Asunto: | [RedLuz] Wang Wei, el desconocido | Fecha: | Lunes, 19 de Junio, 2006 16:30:04 (-0500) | Autor: | Ricardo Ocampo <redluz @...............mx>
|
Lunes 12 de junio de 2006
WANG WEI, EL DESCONOCIDO
Hermann Bellinghausen
La Jornada
Cuando uno dice Góngora, Quevedo, Lope de Vega, sabe que está citando un
hito excepcional en la poesía del mundo, uno de esos momentos de
condensación y diacronía que suceden poco a lo largo de los siglos. Sus
trabajos son una bendición de la lengua, un manantial inagotable.
Con autoridad legítima, pero sin razón, Ezra Pound decía que un gran poeta
surge cada mil años, y los más recientes que recordaba eran Virgilio y
Dante. Allá él. El gran Ezra se equivocaba tanto... Digamos que no llegó a
ser el poeta del milenio siguiente, pero al menos fue uno de los pocos que
se lo propuso. Extraña en él, siendo tan chino en cosas, que no considerara
en su lista a Li Po (a quien asedió y tradujo no obstante en Cathay), ni a
Tu Fu, ni a Wang Wei, los tres poetas del 700 chino, pilar y palabra viva de
una lengua con tres mil años de continuidad y muchos-muchos millones de
hablantes desde que el mundo canta.
De los tres, el más inaprehensible es Wang Wei. Li Po y Tu Fu anduvieron
vidas memorables y conocidas, biografía y leyenda; de ellas habla su poesía.
Sus viajes y destierros, las santas francachelas del primero, las batallas y
nostalgias del segundo. Su contemporáneo Wang Wei nació en el año 701 de la
cuenta cristiana y vivió, como los otros dos, 60 años. Mas su proyecto de
vida fue no tenerla, conquistar el vacío. Así como Tu Fu tomó el camino del
mundo y en el mundo imperfecto se perdió, Wang Wei tomó el camino del Tao,
que lo condujo al Ch'an, versión exquisita del budismo que alcanzó esplendor
intelectual bajo la dinastía T'ang, la cual se colapsó precisamente en los
años 700 (al mismo tiempo, el clásico maya, por cierto). "Las profundidades
del Ch'an se abren a los vastos paisajes del viento", escribió Wei al final
de sus días.
Wang Wei creó una poesía parca, sintética, pictórica. También ilustrador y
dibujante, su precisión paisajística fue legendaria, pero sólo se conservan
copias de siglos posteriores, casi ningún original. "Dejo La Punta Sur/en un
bote ligero./¿Y en aguas tan vastas quién/podría llegar a la Punta
Norte?/Costas lejanas: veo allí a los pueblos que reconocen/en toda esta
distancia, la distancia".
Li Po (701-762) y Tu Fu (712-770) son modernos siempre, como a su manera
Homero y Shakespeare. Wang Wei pertenece a otra especie de poetas, los que a
falta de mejor nombre llamamos "eternos" o atemporales.
Su poesía sucede en un vacío que hace sinónimos "siempre" y "nunca", de
preferencia en crepúsculos y madrugadas, cuando la luz combate entre los
párpados del cielo y la tierra. "¿Qué tan profundos pueden ser los
pensamientos del retorno/cuando la vida entera es una vacía apariencia
vacía?"
Las montañas, los ríos que las abandonan, las nubes inconstantes, la barca
inútil, la roca devota, la limpidez en la mirada que no se fija y reposa en
todo, abierta, absorta, abandonada, anónima. De los tres poetas, Li Po es el
más habitable, Tu Fu el más entrañable, y Wang Wei, el desconocido.
Los estudiosos lo colocan en el vértice de la tradición poética china. La
elocuencia del paisaje desnudo como expresión de las sensaciones, donde el
pensamiento es una fuerza de la naturaleza, y la voz, materia de las cosas.
La caligrafía de su idioma hace inseparables la representación y decirla. De
los tres, tal vez Wang Wei sea el que más se pierde en la traducción: sus
"huesos sepia" hablan en el signo donde el sonido se dibuja. No hay mucho
más. Tu Fu admite la paráfrasis; Li Po, la trasposición. La experiencia de
Wang Wei ni siquiera se equipara al jaikú japonés, ni a los versos desnudos
de Montale o Celan. La palabra es el paisaje. No hay poeta, sólo poesía:
"Una vez que has dominado el silencio/¿qué más puedes hacer?" Quizá no deba
sorprendernos que este maestro del silencio haya sido también un músico
consumado.
Siendo los tres parte de la élite intelectual de su tiempo, sólo Wang Wei
tuvo origen de alcurnia. Aunque trabajó siempre para el imperio, la
comodidad económica le permitió dedicarse a la perfección artística. Y se
nota. Li Po fue impertinente, provocador, indeseable, plebeyo. Y Tu Fu un
demasiado real e incómodo testigo de la historia y el exilio.
En Wang Wei uno no reconoce los rivales ni los enemigos. Apenas y por el
nombre a sus contemporáneos. "En los bosques de la montaña me perdí por
completo:/la identidad no es sino el papel que representamos ante los
demás". El sufrimiento, el placer y la historia quedan en la orilla de
atrás. Un puro mundo, poblado por las "diez mil cosas" de la nada. Donde ser
es no ser.
http://www.jornada.unam.mx/imprimir.php?fecha=20060612¬a=a21a1cul.php&sec
cion=nota
------------------------------------------------------------------------
-~--------------------------------------------------------------------~-
-~--------------------------------------------------------------------~-
Compra o vende de manera diferente en www.egrupos.net
|