Asunto: | [RedLuz] LO IMAGINARIO EN EL CONTACTO OVNI/Miguel Paz Bonells | Fecha: | Martes, 1 de Agosto, 2006 10:43:58 (-0500) | Autor: | Laura Perez Melo <raicesyalas @.........mx>
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"LO IMAGINARIO EN EL CONTACTO OVNI"
Miguel Paz Bonells
Bajo este atrayente título fue traducido al Castellano en 1990, por la
editorial española Heptada, la colección de 13 ensayos, escritos por
reconocidos estudiosos, que enfocan aspectos psicológicos muy interesantes en
relación con el fenómeno OVNI (1)
El lector debe saber que, a pesar de la desinformación y el
desconocimiento imperantes sobre este tema por demás polémico, existen grupos
de reconocida seriedad, internacionalmente dedicados a estudiarlo desde un punto
de vista multidisciplinario.
En el mundo de las editoriales ocurre con frecuencia que la traducción
de un título no refleja la intención de los diseñadores originales; en este
caso, tal vez tratando de evitar la complejidad aparente de la versión en
Inglés (“Ciberbilogical Studies of the Imaginal component in the UFO Contact
Experience”), la editorial refiere indirectamente el enfoque de la problemática
al reino de lo imaginario, cuando en realidad estamos en presencia de trabajos
disímiles, que sólo podrían tener como denominador común la prevalencia de
características psicológicas, como veremos muy especiales, en lo que respecta
al fenómeno conocido como abducción, es decir, el presunto secuestro de seres
humanos por entidades alienígenas.
Una traducción aceptable habría podido, al menos sub-titular la obra, por
ejemplo, "Estudios del componente imaginal (2) en la experiencia del contacto
OVNI, desde el punto de vista de la Biología Cibernética", pero pareciera
que existen actitudes tendenciosas en lo que respecta a la versión española
de los títulos dentro de cierta clase de literatura, como ocurrió con "El
Retorno de los Brujos", importante obra de Luis Powels y Jaque Bergier que no
tiene nada que ver con brujos, nombrada en francés "El Amanecer de los Magos",
alusión al resurgimiento, en los tiempos modernos, de una visión científica de
lo mágico y lo espiritual, seguramente inconveniente para determinados sectores
reaccionarios,
El compilador de estos ensayos, Dennis Stillings, comienza explicando que la
Cyberbiología, o Biología Cibernética, es un término creado por el ingeniero
electrónico Earl Bakken, para denominar los procesos de autorregulación y la
interacción del consciente con otros sistemas. Se hace cada vez más evidente
-afirma Stillings- que los efectos de autorregulación dirigidos por la mente,
ya sea que el agente sea el consciente o el inconsciente, no están
circunscritos a una sola esfera, sino que pueden exteriorizarse hacia otros
sistemas. Tampoco es necesario que estos efectos surjan de una mente única,
ya que se contempla la probabilidad de que sean producto de una "psiquis de
grupo".
Este enfoque particular -continua Stillings- constituye el tema central de
la mayoría de los trabajos que presenta el volumen... en el suyo, Carl Raschke
denomina los OVNIs "agentes ultraterrestres de desconstrucción cultural" (una
especie de reingeniería, ahora que el término está de moda) al hacer referencia
a la visión incisiva de Jacques Vallee, en la cual el OVNI representa un
"servomecanismo para el desarrollo de la inteligencia humana". Según Vallee,
los OVNIs son parte del sistema de control de la evolución humana, como podrían
serlo los cambios a largo plazo en el clima terrestre, pero sus efectos, en
lugar de ser sólo físicos, también repercuten en nuestro sistema de
creencias. Influyen en lo que llamamos nuestra vida espiritual. Afectan
nuestras instituciones políticas, nuestra historia y nuestra cultura. Raschke
diferencia entre “desconstrucción” y “destrucción”, señalando que la
desconstrucción, en lugar de destruir procede
a sustituir gradualmente cada elemento de la estructura que representa la
construcción misma, en este caso la cultura humana.
Esta noción particular nos parece extraordinariamente acertada, porque enfoca
una de las implicaciones más impactantes de la percepción atenta del fenómeno:
la concienciación de la posibilidad de que seamos una especie intervenida; su
autor, sin embargo, anunciado como miembro facultativo del Departamento de
Estudios Religiosos de la Universidad de Denver, le hace honor al dogmatismo que
suele caracterizar estas posiciones, sugiriendo que la “desconstrucción” a que él
se refiere podría actuar en la dirección de un sabotaje contra esa gran
“necesidad humana que es la fe”, de lo cual parece desprenderse que el verdadero
título del trabajo debería haber sido algo así como “Agentes Diabólicos de
Desconstrucción Cultural”.
Hay algo que no queda lo suficientemente claro a lo largo de los trece ensayos
que componen la obra, referidos prácticamente todos a la creencia como factor
determinante del fenómeno OVNI, dando la impresión de que el recopilador
estuviese definitivamente inclinado a situarlo en el reino de la subjetividad.
Dicho de otra manera, a pesar de que Stilling separa, aparentemente con fines
metodológicos, el fenómeno OVNI en sí mismo de la creencia y de los mitos que el
fenómeno ha generado a través de la historia, propone de hecho que nos
concentremos en la realidad psíquica contenida en la experiencia con los OVNI’s,
de manera que sea algo tan inmediato como el comportamiento humano lo que nos
facilite la aproximación, eludiendo así lo que él mismo denomina “problemas
imposibles de resolver”, como sería -por ejemplo- el de su existencia o
no-existencia, razón seguramente por la cual escogió la Biología Cibernética como
elemento común de las diferentes proposiciones.
Conviene, entonces, analizar un poco la palabra creencia, sin duda muy cara
a la humanidad, que desde los orígenes ha jugado un papel junto a sus
tradiciones, mitos y búsqueda espiritual. El vocablo está fuertemente cargado de
afectividad y controversia, por haberse identificado históricamente, unas
veces con la fe y otras con una posición contraria al saber. Lo cierto es que
eso que solemos llamar la verdad no debería depender de lo que alguien crea
o deje de creer, sino de lo estrictamente verificable (evidencias, hechos,
experimentos, investigaciones, etc.), pero no ocurre así: la creencia,
generalmente, marca pauta y tiende a imponerse sobre las verdades científicas.
Por su parte los creyentes, que proliferan tanto como los escépticos,
representan un problema que Vallee califica como "el fenómeno social" y el
sólo hecho de que existan, nos referimos a los creyentes, justificaría por sí
mismo cualquier esfuerzo por comprender la verdadera situación. Se ha dicho que
si el fenómeno OVNI careciese totalmente de realidad física, lo cual parece
estar negado, las implicaciones psicosociales de este supuesto ameritarían,
no ya una investigación global y profunda, sino cualquier nivel de preocupación
por la salud mental de la humanidad, dada la enorme cantidad de avistamentos y
-sobre todo- de contactos, algunos traducidos ya en verdaderos cultos.
Pensamos que la ingenuidad que caracteriza a esta categoría de seguidores, no
tanto de los “objetos” voladores como de sus presuntos ocupantes, no hace sino
complicar aún más el universo del problema.
Esperamos que la referencia ubique al lector con respecto a este tratamiento,
no tan nuevo pero muy original, de un fenómeno que, según autores como el
ex-jesuita Salvador Freixedo, tal vez marque toda la evolución humana,
influyendo especialmente a través de las religiones. Ante el carácter
multiforme y aparentemente ilógico de los OVNIs y sus implicaciones a través de
los denominados CONTACTOS, es viable la elaboración de una hipótesis de trabajo
sumamente amplia, que permita, por análisis, ir descartando factores y
explicaciones, hasta poder dar algunas respuestas satisfactorias a los
innumerables interrogantes que se plantean los investigadores de vanguardia. De
hecho el contenido de esta obra, representa sólo una cara de la moneda.
De todos los trabajos presentados nos llama particularmente la atención el
titulado: "Señal de trascendencia: la ecuación seres humanos-OVNIs", escrito por
Peter M. Rojcewicz, quien insiste de entrada en que no existe un sistema de
conocimiento capaz de comprender totalmente el fenómeno en lo que respecta al
rapto, debido a que la experiencia incluye factores mentales sujetos a la
influencia personal y cultural. Transcribiremos literalmente algunos párrafos:
"Se requiere un enfoque -afirma- con una metodología que comprenda los hallazgos
de las ciencias conductistas, físicas y sociales para entender la naturaleza
paradójica de la experiencia con un OVNI, que de paso no es totalmente objetiva
ni totalmente subjetiva. Estos raptos (llamados también abducciones), exhiben
una naturaleza múltiple que quizás pueda examinarse mejor en el contexto del
conocimiento y de lo cognoscible".
Seguidamente Rojcewicz, quien es Profesor de Humanidades en el Juilliard
School de la ciudad de Nueva York, inicia una crítica sumamente interesante de
nuestra noción de realidad. "Existe la idea generalizada -expresa- de que todo
conocimiento comienza por los sentidos. Es posible que el conocimiento
comience en los sentidos, pero no deriva de ellos: es necesario realizar
una clasificación de los datos sensoriales. Heredamos mapas de cultura que
nos proveen de imágenes de lo que es real en el mundo. Por lo general
comprendemos la realidad a través de un mapa sensorial, lo cual significa que
consideramos real sólo lo que percibimos a través de los sentidos. La manera como
percibimos al mundo es fruto de una colaboración creativa entre nosotros y él".
Ilustraremos sus palabras con un ejemplo: si tenemos en cuenta que,
estrictamente hablando, un fenómeno es -por definición- la puesta en acción de
nuestro aparato perceptor por cualquier estímulo externo, digamos un relámpago
acompañado del respectivo trueno, podemos preguntar qué ocurriría sin la
presencia humana, sin alguien que defina esos estímulos y confirme simplemente
que se trata de un relámpago, etc. Pongamos en el sitio tres seres vivientes,
un ratón, un hombre de ciencia y alguien que ignora completamente la
verdadera naturaleza de lo que está pasando. Tendremos tres reacciones
diferentes, dependiendo de la interpretación de cada uno de los tres seres,
según su grado de percepción y conocimiento. Antes de la física moderna
existía, por supuesto, la radiación electromagnética, pero para nosotros no se
trataba de una "realidad", sencillamente porque no percibíamos ningún efecto.
Esta es la noción que Archibal Wheeler
denominó "Universo Participatorio": para que exista un fenómeno, debe
existir también un sujeto perceptor, y su percepción debería estar
irremediablemente condicionada por los medios de que se sirva para percibir,
en nuestro caso los sentidos, lo cual es válido para cualquier entidad
viviente.
"La idea sobre raptos humanos por seres de otros mundos no se originó en
la época moderna con los `platillos volantes'. Todas las culturas poseen
leyendas y creencias al respecto... (pero) así como las creencias
tradicionales pueden influir sobre las descripciones y las interpretaciones de
las experiencias, también los encuentros anormales recurrentes pueden
modificar estas mismas creencias. La gente cree en los raptos extraterrestres
porque en realidad está sucediendo algo misterioso y no simplemente porque
hay un sistema de creencias tradicional que lo permite y estimula" (subrayado
nuestro).
"Durante los años 60, los investigadores se dieron cuenta de que las
experiencias con los OVNIs, en particular los casos de Encuentros Cercanos, a
menudo llevaban implícito un aspecto aparentemente paranormal. Algunos testigos
informaron de avistamentos después de haber recibido instrucciones
extrasensoriales que les indicaban dónde encontrarlos; otros afirmaron haber
experimentado curas milagrosas para sus enfermedades. Ante el aumento de este
tipo de casos, se comenzó a pensar que la hipótesis que postula que los OVNIs
son objetos concretos era insuficiente y se preguntaron si el fenómeno podría
estar asociado con lo psíquico".
Igualmente, tal vez durante los 70, los investigadores empezaron a
considerar variables explicativas distintas a la denominada Hipótesis
Extraterrestre, proponiéndose, como término sustitutivo el de ULTRATERRESTRES,
que da cabida a la posibilidad de "realidades alternas" y a la existencia de
otros universos dimensionales. Algunos físicos de vanguardia, como lo afirma
Carl Raschke, proponen que nuestro marco referencial de tiempo y espacio,
compuesto básicamente por intercambio de materia y energía, no abarca el
universo en su totalidad. De hecho existen numerosos "mundos" que se pueden
considerar simplemente como diferentes modelos de fluctuación de lo que Wheeler
denomina "espuma cuántica"; en algunos "sitios" o en ocasiones especiales que
los físicos llaman "rarezas", estos conceptos, que por lo general van
separados, se compenetran o se "comunican" entre sí...
Estamos, pues, ante la presencia de un fenómeno que posee historicidad, que
conlleva efectos de orden físico, psíquico y social, con implicaciones culturales
innegables. Paradójicamente cierto porcentaje, importante por su profundidad,
de la información existente sobre esta fenomenología, proviene de las
inteligencias que, aparentemente, están detrás de los contactos, con el
agravante de que, si prescindimos de ella, estaremos de hecho descartando
preciosos datos que amplían el sentido de las piezas del rompecabezas que hemos
podido armar hasta ahora.. Se trata, además, de algo que, no solamente se
niega a sí mismo, sino que presenta una doble desinformación: la implícita, dada
su elusividad característica, y aquella que -según algunos autores- es
interpuesta por ciertas agencias oficiales que compiten con la investigación
civil... ¿cómo se puede hablar, entonces, de componentes imaginarios?
Si hemos mencionado, a manera de hipótesis, la posible existencia de una
inteligencia, o tal vez grupos de ellas, actuando detrás de los contactos,
responsable, aparentemente, de la elusividad que permite atribuirle al fenómeno
un primer orden de auto-negación, no debemos olvidar que los perceptores son
seres humanos, por lo cual:
1. Existe la susceptibilidad de una manipulación del medio psíquico, dadas
las limitaciones de nuestro aparato perceptor.
2. La psicología humana contiene espacios que posibilitan el fraude por
intereses egoicos, sin contar las psicopatías, el condicionamiento cultural
(creencias, mitos, ideologías), etc.
Lo anteriormente expuesto permite la consideración de variables a nivel
consciente, subconsciente e infraconsciente, dentro de las cuales podrían
justificarse hipótesis que contemplen la creencia y lo imaginario a manera de
factores explicativos, no en todos los casos -por supuesto-, de los raptos o
abducciones. Lo peligroso sería quedarse sólo en esta clase de explicaciones,
pretendiendo generalizarlas, lo cual parece ser la tendencia abierta de dos de
los trabajos presentados: "La ovnilogía como un sistema desarrollado de la
paranoia" y "Una teoría comprobable para los informes sobre raptos efectuados
por OVNIs: la hipótesis de los recuerdos perinatales".
Nunca se repetirá demasiado que la ciencia es tan sólo una gran hipótesis
de trabajo. Por su parte cualquier hipótesis podría considerarse como una
explicación propuesta de fenómenos dados, mientras la ciencia, dentro de este
orden de ideas, vendría a ser una explicación ya confirmada, previa aplicación
del método experimental, de esos mismos fenómenos. Dicho de otra manera, si una
hipótesis funciona como explicación para cierto fenómeno, deja de ser hipótesis
para convertirse en una verdad científica.
Ahora bien, el que tal explicación funcione, es decir, que explique
satisfactoriamente los hechos en cuestión, no significa necesariamente que
estamos ante una verdad absoluta, en primer lugar porque no existen verdades
absolutas y en segundo porque hay ejemplos históricos de verdades
científicas revaluadas por nuevas hipótesis que -sin llegar a
descalificarlas- les han otorgado una funcionalidad más amplia, como es el caso
de la Ley de la Gravitación de Newton, en relación con ciertos postulados de
la Relatividad General formulados por Einstein.
La ciencia por sí misma no puede ser dogmática, es decir, que progresa
ciñéndose a un método, que debe ser dialéctico en el sentido de renunciar a
cualquier toma de posición previa en lo que respecta a sus conclusiones... pero
igualmente tampoco puede ser objetiva, porque la objetividad es o debe ser una
cualidad del científico, del hombre que hace ciencia. La misma no es, pues,
algo terminado: se construye cada día y sus logros van haciendo que coincidan
las partes de ese gran rompecabezas que es la verdad.
"Yo no creo en los OVNIs" es una frase esgrimida corrientemente por toda
clase de personajes para zanjar discusiones que podrían ser muy productivas; el
"yo creo", por su parte, es igualmente nocivo y denota una gran pereza
mental y carencia de pensamiento crítico. En este sentido podemos afirmar que
todo auténtico buscador de la verdad, debe comenzar por renunciar a ña
creencia, si está verdaderamente interesado en develar la verdad de una manera
concreta.
No podemos dejar de mencionar los negadores a ultranza, peores aún que los
creyentes y los no-creyentes, pues se trata de actitudes sistemáticamente
acríticas, que por lo general defienden intereses de sectores determinados,
especie de modernos obscurantistas.
"Independientemente de que existan o no Objetos Voladores No
Identificados, dice Stillings, nuestra época asiste al surgimiento de una
mitología cuasi religiosa en torno a estas apariciones. Mucha de la literatura
sensacionalista que alimenta este mito, insiste en la obsesiva idea de estar
bajo la vigilancia o el control directo de mentes no terrestres, generando un
estado de ansiedad y de paranoia colectiva. Los mensajes de los que se
llaman a sí mismos CONTACTADOS, no sólo repiten viejas intuiciones
apocalípticas -legítimas como toda intuición, sino que sus perceptores asumen el
roll de mediadores entre los hombres y unas entidades semi-divinas que vigilan y
juzgan nuestro comportamiento"... lo que estas afirmaciones puedan tener de
verdad, no puede desligarse, empero, de la misma actitud un tanto despectiva que
la ciencia instituida muestra ante el fenómeno, a pesar de su extensión y
complejidad; no debemos olvidar que para la gente
de la calle esta “ciencia instituida” tiene un prestigio análogo al de una
jerarquía religiosa para los feligreses convencidos, de manera que el hecho de
“ignorar” algo equivale a negarle realidad en el ámbito de la mentalidad
colectiva, que no dispondrá, en el momento necesario, de las herramientas
mínimas de análisis.
Los ensayos que este libro presenta podrían verse, en fin, como una respuesta
de la psicología profunda ante la proliferación de ciertas implicaciones de
la fenomenología en cuestión que, por otra parte -y es saludable subrayarlo- no
esta lejos de lo que, al menos a nivel de discurso, nos proponen insistentemente
la gran mayoría de las religiones y sectas proselitistas que abundan en la
sociedad actual.
. .. . . .
1. Es conveniente precisar en alguna medida el significado que el término
“fenómeno” ha adquirido dentro del discurso relacionado con los OVNI’s: la
palabra designa, en rigor, la captación de cualquier estímulo por parte de
nuestro aparato perceptor, es decir, que presupone una causa externa generadora
de esos mismos estímulos sensoriales. Popularmente, sin embargo, se ha dado en
llamar fenómeno a estímulos cuya causa generadora no está determinada, al punto
de que la palabra se ha convertido en sinónimo de “cosa extraña” y hasta de
monstruosidad. De esta manera la expresión “fenómeno OVNI” puede interpretarse
como algo que es percibido pero cuya naturaleza no está determinada en el
contexto de lo conocido.
2. "Imaginary" puede traducirse como imaginario, fantástico, pero el
significado de "imaginal" parece estar más cerca de factores de subjetividad,
siendo, además, aceptable en Castellano.‑
* Analista de lo paranormal. Participó como observador en el Congreso
"Nuevas Fronteras de la Ciencia", celebrado en San José, Costa Rica (1985),
donde trece reconocidos investigadores estudiaron, durante cinco días, el
fenómeno en cuanto realidad física y sus implicaciones psicológicas y
sociales.- Ha dictado conferencias sobre el tema en universidades del Estado
Zulia y dirige una Página Web sobre la temática paranormal.
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