
Los monjes budistas son muy respetados en
Birmania. |
Cerca de 1.000 monjes budistas se reunieron frente a la pagoda más
importante de Birmania para protestar por cuarto día consecutivo contra el
gobierno militar de ese país.
Los monjes salieron a las calles para exigir una disculpa por la forma
violenta en que las autoridades han dispersado manifestaciones públicas,
pero también por el aumento que sufrieron los precios de los combustibles
en agosto.
Pero en un país cuyas autoridades han mostrado muy poca tolerancia ante
críticas mucho menos fuertes en los últimos 20 años, las protestas de los
religiosos deben verse y entenderse como una crisis quizá inesperada y
sobre todo indeseada.
"Los generales deben haber esperado que la fuerza de las
manifestaciones se redujera eventualmente", señala Soe Win Than, jefe de
la oficina del Servicio Birmano de la BBC en Bangkok.
Oposición y pobreza
La mayor parte de las manifestaciones han sido obra del partido de
oposición Liga Nacional para la Democracia, pero en ellas han participado
también ciudadanos comunes y corrientes que se quejaban de la pobreza en
que viven bajo el gobierno militar, señala Soe.
No todos los birmanos participan en las
manifestaciones de protesta. |
Las autoridades han respondido con fuerza a las manifestaciones de los
monjes, y recurrieron al ejército para dispersarlos.
"Me detuvieron unos soldados y me amarraron del cuello a un poste",
relató a la BBC uno de los monjes. "La cuerda estaba tan ajustada que me
lastimaba la garganta y me dolía horas después cuando tomé agua. Después
me desmayé por el cansancio y un policía me golpeó en la cara".
El monje fue llevado a un cuartel de policía, donde lo obligaron a
desnudarse. Después lo dejaron en libertad.
La confrontación con los monjes preocupa a los generales porque los
religiosos budistas son muy respetados en Birmania, un país en el que 89%
de la población es budista, señala Soe.
Los tres hijos
El gobierno trató de caracterizar las manifestaciones como movimientos
dirigidos "por elementos destructivos internos y externos", explica Soe.
Sin duda pensaban en el refrán popular que advierte que el régimen militar
tendrá problemas cuando los tres hijos de la nación unan sus manos.
Los tres hijos (un juego de palabras en birmano) son los estudiantes,
los monjes y los soldados.
Los estudiantes y los monjes han estado a la vanguardia de las
protestas contra la represión desde el movimiento de independencia en
1988, y los generales temen que esta dos fuerzas de otra vez contra ellos,
según Soe.
El aumento en el precio del combustible afectará a
los birmanos. |
El jefe de la oficina del Servicio Birmano de la BBC en Bangkok explica
que esta es una hora particularmente delicada para el gobierno militar,
que recientemente celebró una Convención Nacional como primer paso hacia
lo que los generales califican como democracia.
Esta convención sentó las bases para redactar una nueva constitución
que permita a los militares seguir gobernando al país.
La Constitución se someterá a referéndum y es vital para ellos que se
apruebe, aunque para eso necesitan apoyo popular. Tal vez se dieron cuenta
demasiado tarde de que el aumento a los precios de los combustibles se
hizo en mal momento.
Aunque no todos los birmanos participan todavía en las manifestaciones,
es muy probable que cuando se sientan los efectos del aumento se sumen más
a las protestas. Y entonces a los generales sólo les quedará rezar.
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_7004000/7004220.stm