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En el maravilloso Valle de Uspallata, se encuentra enclavado como un penitente
en medio de la Cordillera de los Andes, el Hotel del mismo nombre.  Con sus
espaciosos y luminosos lugares, fueron el marco más apropiado donde se llevó  a
cabo lo mágico que ocurrió  en todo momento, y que experimenté a partir de poner
mis pies en él.

	El viernes 19, día del inicio de las actividades, la atmósfera de alegría,
entusiasmo y nerviosismo se podía sentir en sus corredores.  Todos alborotados
como niños en su primer día de clases, nos disponíamos a dar por iniciada esta
primer jornada, del VIII Encuentro Iberoamericano de Luz.

	Los cuadros Tito de Francisco, que adornaban los distintos lugares del hotel,
fueron muy bien elegidos, ya que creaban el decorado más oportuno a las
vivencias
de lo trascendente, un adelanto de la llegada del mundo del espíritu a nuestros
sentidos.

	La presencia de diversos cuencos en el salón de conferencias, con Sebastián y
Marcela, la blancura de sus ropas y su respeto,  ya anunciaban una espiritual y
fuerte jornada en este comienzo. 

	No nos decepcionamos en lo más mínimo, por el contrario, ya que la energía y
la elevación de la conciencia que se  experimentó, dejó a más de uno en estado
de
éxtasis, arrobamiento  y asombro, cuando se habló de ERKS, y La Aurora.

	En este día se vivieron diversas experiencias. La vida, como  SIEMPRE nos
presenta un sin fin de situaciones, y frente a ello podemos pensar solo de dos
maneras en principio: es un PROBLEMA  lo que está aconteciendo, o es una
oportunidad de hacer  el EJERCICIO.
		Aquellos que están en el verdadero sendero de crecimiento, saben
perfectamente que los EJERCICIOS están todo el tiempo en su camino, ya que
forman
parte de su evolución y descubrimiento. Saben que todo ejercicio ES en la vida
cotidiana y en su transcurrir; forman parte de su evolución, perfeccionamiento y
descubrimiento de sí mismo y de los demás. Sin este EJERCICIO diario, nuestra
evolución será sólo una ilusión. Por más que conozcamos y hayamos participado de
miles de talleres de evolución de la consciencia.
	Agradezco a Alicia que supo afrontar las diversas circunstancias que estas
experiencias  suelen ocasionar, a las que manejó con entereza, dignidad y
generosidad. 

	Que el viento sople y el polvo en nuestro ojos sólo nos ayude a ser mejores.
 
Un abrazo Fraternal en la Luz
                                                                  Humberto
García Igarza


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