Asunto: | [RedLuz] Mensaje del Dalai Lama | Fecha: | Martes, 8 de Abril, 2008 20:36:53 (+0200) | Autor: | Guillermo <guillermo @.....es>
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(Acabo de recibir este importante mensaje
fechado el viernes 28 de marzo de 2.008)
Mensaje al pueblo chino de Su
Santidad el XIV Dalai Lama:
Hoy mando mis sinceros saludos a mis hermanos y hermanas chinos de todo
el mundo, especialmente a los de la República Popular China. En
vista de los recientes acontecimientos en el Tíbet, quisiera compartir
con vosotros mi opinión sobre las relaciones entre el pueblo tibetano
y el chino y haceros llegar un llamamiento personal a todos vosotros.
Estoy profundamente apenado por la pérdida de vidas en los trágicos
sucesos ocurridos recientemente en el Tibet. Soy consciente de que también
algunos chinos han muerto. Mi pesar y mis plegarias para las víctimas
y sus familiares. Los recientes disturbios demuestran claramente la gravedad
de la situación en el Tíbet y la urgente necesidad de buscar
una solución pacífica que beneficie a ambas partes por medio
del diálogo. Incluso en esta coyuntura, he expresado mi buena voluntad
hacia las autoridades chinas para trabajar juntos para conseguir paz y
estabilidad.
Hermanos y hermanas chinos, os aseguro que no tengo ninguna intención
de buscar la separación del Tíbet. Ni tampoco tengo ningún
deseo de romper los lazos que unen al pueblo tibetano y al chino. Todo
lo contrario, mi compromiso ha sido siempre buscar una verdadera solución
al problema del Tíbet que asegure los intereses a largo plazo tanto
de los chinos como de los tibetanos. Mi principal preocupación,
como he repetido una y otra vez, es asegurar la supervivencia de la cultura
característica del pueblo Tibetano, su idioma y su identidad. Como
un simple monje que se esfuerza por vivir su vida según los preceptos
Budistas, os puedo garantizar la sinceridad de mi motivación personal.
He hecho un llamamiento al gobierno de la República Popular China
para que comprendan claramente mi posición y para que trabajemos
para resolver este problema 'buscando la verdad a partir de los hechos'.
Insto al gobierno chino a poner en práctica su buen juicio e inicien
un diálogo significativo con el pueblo tibetano. Hago también
un llamamiento para que hagan sinceros esfuerzos para contribuir a la
estabilidad
y la armonía de la República Popular China y eviten crear
rupturas entre las nacionalidades.
El retrato que han hecho los medios de comunicación estatales
sobre los sucesos en el Tíbet, utilizando imágenes engañosas
y distorsionadas podrían sembrar las semillas de tensiones raciales
con consecuencias impredecibles a largo plazo.
Esto para mi es una grave preocupación. Igualmente, a pesar de
mi repetido apoyo a los Juegos Olímpicos de Beijing, las autoridades
chinas, con la intención de crear rupturas entre el pueblo chino
y yo, las autoridades chinas afirman que estoy intentando sabotear los
juegos. Sin embargo, me siento animado por el hecho que varios intelectuales
y eruditos chinos han expresado también su gran preocupación
por las acciones del gobierno chino y las posibles consecuencias adversas
a largo plazo, especialmente con las relaciones entre diferentes nacionalidades.
Desde tiempos antiguos, los pueblos Tibetano y Chino han vivido como
vecinos. En los dos mil años que se han registrado de la historia
de nuestros pueblos, algunas veces hemos disfrutado de relaciones amistosas,
entrando incluso en alianzas matrimoniales, mientras que en otras épocas
hemos luchado unos contra otros. Sin embargo, desde que en Budismo floreció
en China, antes de que llegara al Tíbet desde la India, nosotros
los tibetanos históricamente hemos concedido al pueblo chino el
respeto y afecto que se merecen como nuestros hermanos y hermanas mayores
en el Dharma. Esto es algo bien conocido por los miembros de la comunidad
china que viven fuera de China, algunos de ellos han asistido a mis conferencias
sobre Budismo, así como también peregrinos de China continental,
a quienes he tenido el placer de conocer. De estos encuentros me reconfortan
y siento que pueden contribuir a un mejor entendimiento entre nuestros
dos pueblos.
El siglo veinte ha sido testigo de enormes cambios en muchas partes
del mundo y también al Tíbet le ha llegado esta turbulencia.
Poco tiempo después de que se fundara la República Popular
China en 1949, el Ejército de Liberación Popular entró
en el Tíbet, y como consecuencia en Mayo de 1951 se firmó
el Acuerdo de los 17 Puntos entre China y el Tibet. Cuando yo estuve en
Beijing en 1954/55, asistiendo al Congreso Nacional Popular, tuve la oportunidad
de conocer y entablar amistad personal con muchos dirigentes, incluyendo
al mismo Presidente Mao. De hecho el Presidente Mao me aconsejó
sobre diferentes asuntos, y asimismo me dio garantías personales
sobre el futuro del Tíbet. Alentado por estas garantías e
inspirado por la dedicación de muchos de los líderes revolucionarios
de la China de entonces, regresé al Tíbet lleno de confianza
y optimismo. Algunos miembros tibetanos del Partido Comunista Chino también
albergaban esta esperanza.
Después de mi regreso a Lhasa, hice todos los esfuerzos posibles
para conseguir una autonomía regional genuina para el Tibet dentro
de la familia de la República Popular China. Creía que esto
sería lo mejor para los intereses a largo plazo tanto del pueblo
tibetano como del pueblo chino.
Lamentablemente, las tensiones, que se intensificaron en el Tibet desde
1956, finalmente derivaron en el levantamiento pacífico del 10 de
Marzo de 1959 en Lhasa y posteriormente a mi huída hacia el exilio,.
A pesar de que ha habido muchos cambios positivos en el Tibet bajo el dominio
de la República Popular China, estos cambios, como señaló
en Enero de 1989 el anterior Panchen Lama, se vieron ensombrecidos por
el inmenso sufrimiento y la enorme destrucción. Los tibetanos se
vieron obligados a vivir en un estado de miedo constante, mientras que
el gobierno Chino seguía sospechando de ellos. Sin embargo, en lugar
de cultivar enemistad hacia los líderes chinos responsables de la
despiadada represión que sufría el pueblo tibetano, rogué
por ellos para que se convirtieran en amigos, cosa que expresé en
las frases siguientes de una plegaria que compuse en 1960, un año
después de llegar a la India: 'Puedan ellos alcanzar el ojo de la
sabiduría, sabiendo discernir entro lo bueno y lo malo, y permanecer
en la gloria de la amistad y el amor'. Muchos tibetanos, entre ellos colegiales,
recitan estas frases en sus oraciones diarias.
En 1974, siguiendo a serias discusiones con my Kashang (gabinete) y
con el Portavoz y Vice Portavoz de la entonces Asamblea de Diputados del
Pueblo Tibetano, decidimos encontrar un Camino Medio que no buscase la
separación del Tibet y China, sino que facilitase el desarrollo
pacífico del Tíbet. A pesar de que en aquellos momentos no
teníamos ningún contacto con la RPC, que estaba entonces
inmersa en la Revolución Cultural, admitimos entonces que tarde
o temprano tendríamos que resolver la cuestión del Tibet
a través de negociaciones. También reconocimos que, por lo
menos por lo que respecta a la modernización y el desarrollo económico,
el Tíbet se beneficiaría en gran manera si permanecía
dentro de la PRC. A pesar de que el Tibet tiene un rico patrimonio cultural
antiguo, está materialmente subdesarrollado.
Situado en el techo del mundo, Tibet es la fuente de la mayoría
de los ríos más importantes de Asia; por lo tanto es sumamente
importante la protección del medio ambiente en la meseta tibetana.
Puesto que nuestra mayor preocupación es salvaguardar la cultura
Budista tibetana -que tiene sus raíces en los valores de la compasión
universal- así como el idioma y la identidad única tibetana,
hemos trabajado sinceramente en favor de conseguir un auto-gobierno para
todos los tibetanos. La constitución de la RPC tiene estipulado
este derecho a las nacionalidades tales como los tibetanos.
En 1979, el entonces supremo líder chino, Deng Xiaoping garantizó
a mi emisario personal que 'excepto la independencia del Tíbet,
cualquier otra cuestión puede ser negociada'. Puesto que nosotros
ya habíamos formulado nuestra intención de buscar una solución
a la cuestión tibetana dentro de la constitución de la RPC,
nos encontramos en una buena situación para reaccionar ante aquella
nueva oportunidad. Mis representantes se reunieron en repetidas ocasiones
con funcionarios de la RPC. Desde que reanudamos nuestros contactos en
2002, hemos tenido seis rondas de negociaciones. Sin embargo, en la cuestión
fundamental, no ha habido ningún resultado concreto. Sin embargo,
como ya he expresado muchas veces, estoy firmemente comprometido al
planteamiento
del Camino Medio y reitero aquí mi buena voluntad en continuar con
el proceso de diálogo.
Este año el pueblo Chino esta esperando con orgullo e impaciencia
la inauguración del los Juegos Olímpicos. Desde el principio
yo he apoyado la idea de que a China se le permitiera albergar los Juegos.
Mi posición no ha cambiado. China es el país con mayor número
de habitantes en el mundo, una larga historia y una civilización
muy rica. Hoy, debido a su impresionante progreso económico, está
emergiendo como una gran potencia. Esto es realmente muy grato. Pero China
también necesita ganarse el respeto y la estima de la comunidad
global a través del establecimiento de una sociedad abierta y armoniosa,
basada en los principios de la transparencia, libertad, y el predominio
de la ley. Por ejemplo, hasta hoy las víctimas de la tragedia de
la Plaza Tiananmen, que afectó adversamente la vidas de tantos ciudadanos
chinos, no han recibido ni un desagravio ni tampoco ninguna respuesta oficial.
Del mismo modo, cuando miles de chinos en las zonas rurales sufren injusticias
de manos de funcionarios locales, corruptos y explotadores, sus legítimas
quejas son ignoradas o contestadas con agresiones. Expreso mi preocupación
tanto como ser humano como alguien que está dispuesto a considerarse
como un miembro de esta gran familia que es la RPC. A este respecto, aprecio
y apoyo la política del Presidente Hu Jintao de crear una 'sociedad
armoniosa', pero esto solo puede conseguirse sobre la base de una confianza
mutua y una atmósfera de libertad, incluyendo la libertad de palabra
y el predominio de la ley. Creo firmemente que si se adoptan estos principios,
se pueden resolver muchos problemas importantes relacionados con las minorías
nacionales, como es el caso del Tibet, así como el Turkestan y Mongolia
Interior, en donde los nativos ahora constituyen solo un 20% de la población
total de 24 millones.
Yo esperaba que la reciente declaración del Presidente Hu Jintao
diciendo que la estabilidad y seguridad del Tibet afecta a la estabilidad
y seguridad del país, pudiera anunciar el nacimiento de una nueva
era para la resolución del problema del Tibet. Desafortunadamente,
y a pesar de mis sinceros esfuerzos para no separar el Tibet de China,
los líderes de la RPC siguen acusándome de ser una 'separatista'.
Igualmente, cuando los tibetanos en Lhasa y en muchas otras áreas
protestaron espontáneamente para expresar su profundo rencor, las
autoridades chinas inmediatamente me acusaron de haber orquestado estas
manifestaciones. He pedido que se realice una investigación a fondo
para examinar esta alegación.
Hermanos y hermanas chinos -donde quiera que estéis- con profunda
preocupación hago este llamamiento para que ayudéis a disipar
los malentendidos entre nuestras dos comunidades. Además apelo a
vosotros para que ayudéis a encontrar un solución pacífica
y duradera al problema del Tibet a través del dialogo con ánimo
de entendimiento y reconciliación.
Con mis oraciones,
El Dalai Lama
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