"Solo hay una verdad absoluta: que la verdad es
relativa."
André Maurois
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EDITORIAL
Hola!
Continuando con la idea que traemos del
Boletín anterior, nos referimos ahora específicamente a la manifestación de la
realidad que nos rodea y cómo se relaciona con la Ley de Correspondencia.
Es un
hecho que manifestamos nuestros más profundos pensamientos, como también es un
hecho que nada en nuestra vida es un error. Sin embargo, puesto que esta es un
camino de autoconocimiento, de sabios es observar la realidad manifiesta e
identificar en dónde está el patrón de pensamiento que la está manifestando.
Esa
es la forma de conocernos, y de trascender las limitaciones.
En
servicio, Santiago
NOTICIAS DE LA ASCENSIÓN, por Hortensia Galvis
EL LUGAR QUE TE CORRESPONDE
Ahí donde estás es tu lugar perfecto, es el sitio que
has generado por correspondencia con tus pensamientos, sentimientos, palabras y
acciones. Dios no tiene la culpa si tu vida es miserable, si estás enfermo,
sufres, o careces hasta del mínimo para alimentar la vida. Tampoco te sirve de
nada lamentarte, luchar para cambiar las cosas, o rezar de rodillas tus
consabidas letanías del “dame, dame, dame”. ¡Dios no te escucha! No lo hace
porque ya te ha dado el regalo más grande que un padre pueda otorgar a su hijo:
tienes a tu disposición sus ilimitados bienes, con una chequera en blanco. Pero
tú aún no has aprendido cuales son las condiciones para poder girar a tu favor.
La realidad que vives en este momento, con cada uno de
sus detalles, es tu propia creación, y si no haces algo por cambiar tus
actitudes, la inercia se encargará de que las cosas sigan igual, o quizás peor.
Debes comenzar reconociendo cuáles son los pensamientos, acciones y palabras que
te han traído consecuencias tan funestas. Justo en ese punto tienes una lección
por aprender, y mucho que transformar en ti mismo.
Si eres de los que se niega a servir y solo sabes
quejarte, si solo consignas mezquindad y avaricia, ¿cómo puedes esperar que el
banco de la vida te respalde con superlativa abundancia? Si tu conexión con el
mundo es de rechazo; si tu disposición es la de buscar fallas en todo y luchar
para cambiar las cosas ¿cómo puede tu cuerpo manifestar armonía y salud perfecta?
¿En qué punto se halla tu autovaloración?, ¿crees que eres merecedor de
aquello que deseas? ¡Si te consideras lo ”peor de lo peor”, tú mismo te
conviertes en el mayor obstáculo para lograr un triunfo! ¿Dónde marca tu
termómetro de la gratitud? Si no valoras y agradeces lo que tienes, ¿Cómo esperas
que te den más? Si nunca consideras suficiente lo que recibes y siempre quieres
más, te arriesgas a que te lo quiten todo, para que aprendas a valorar lo que
perdiste.
En todos los planos se aplican las mismas leyes:
adquieres derechos según sean las habilidades que desarrolles, el manejo que des
a tus recursos, y el grado de compromiso que estés dispuesto a asumir en tus
tareas. La prosperidad, la salud y las buenas relaciones son los frutos que
produce tu parcela, cuando has sido cuidadoso en el proceso de la siembra. No es
posible obtener esas mismas dádivas rezando, y pierdes tu tiempo si esperas que
algún día, sin hacer tu trabajo, la buena suerte te conceda lo que tu mano no
labró.
Tu realidad presente no puede ser modificada. No es
posible sembrar maleza y recoger naranjas, porque hay leyes de la naturaleza que
lo impiden. Puedes rechazar la pequeña porción que te ha tocado, y pelear y
luchar para alcanzar más beneficios. Pero eso no te conduce sino a incrementar
el sufrimiento.
Sabiduría es poder precisar lo que necesitas cambiar
ahora, para que tu futuro ofrezca horizontes despejados y no limitaciones. Tus
maniobras de cambio comienzan en el nivel sutil de pensamientos y actitudes. No
se trata de hacer lo que te gusta, sino de hacer que te guste lo que haces. La
solución a tus problemas no la hallarás en cambiar el marco de lo externo, sino
en afinar lo interno, para dar lo mejor de ti mismo en cada instante.
Si deseas recibir más, necesitas abrir tu corazón para
dar más. Ese “dar más” no significa repartir cosas materiales, pues a nivel
físico solo te corresponde ayudar a aquellos que están a tu cuidado, bien sea por
lazos familiares, o laborales. Hay muchos más seres necesitados, pero algunos de
ellos todavía deben aprender su lección en la escasez, y no debes ser tú quien lo
impida. ¡Dar más, sí!, pero de otra provisión que hay en ti, que es más preciosa
que el dinero. Tienes un capital, que puede llegar a ser inagotable si lo usas,
pero si lo dejas quieto se extingue. Multiplícalo entonces sin reservas
brindando: amor, comprensión, paciencia, gratitud, aceptación y respeto a todos
los que te rodean. Las leyes universales son sencillas: solo te piden que
sonrías, para que te devuelvan las sonrisas.
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