Serie
FAMILIAS DEL CORAZÓN
Primera
Parte
Padre,
Padre... ¿Porqué Me Has Abandonado?
Por
Daniel Jacob
Justo cuando había terminado una
serie de artículos para CNE titulados “Abordar la Emergencia Espiritual”
(1), América le hincó los dientes a otra noticia y mordió a fondo. La Masacre de Virginia Tech nos conmocionó a todos nosotros. Contenía todos los
“puntos de énfasis (o tal vez debería decir de crítica) que necesita una nación
dolorida, no sólo para escribir una cantidad de artículos conmovedores, sino
para despertar otra vez al público a la atroz necesidad que pasa bastante
desapercibida y de la que nadie habla.
La esencia de la Paternidad contiene
iniciativa, sabiduría y provisión para la necesidad de cada día. La esencia de
la
Maternidad es la sensibilidad, la hospitalidad y la nutrición
de alma y corazón. Hablo de roles,
no de individuos. En una Economía
de Unidad, cada persona lleva su propio par de “padres” adentro, sin que importe
el género. Pero en la
Separación, siempre parece faltar algo o alguien, hay algún
VACÍO que intentamos llenar.
En este momento, la humanidad va y
viene vacilando entre las perspectivas de Unidad y de Separación. Las
Reconexiones lo llaman “Cambio de Fase”(2). Nos
enfocamos AQUÍ, luego ALLÁ... tratando de decidir quiénes y qué somos.
Eventualmente nos encontramos en el lugar intermedio (3), donde pueden
armonizarse las cualidades. Cuando ocurre esa fusión, se desarrollan nuevos
“aquí” y “allá”, un entrar y salir en espiral de diversos rasgos, capacidades y
conductas.
Se dijo que este tipo que baleó en
Virginia Tech había sido un “lobo solitario”. No
importa cómo te le acercaras, era muy difícil entrar verdaderamente en contacto.
Hay consejeros que llaman a este tipo de situaciones “trastorno de
apego”. Aunque
todavía es un poco prematuro para tener comprensión fundada del origen de las
acciones de este joven, tenemos sus palabras, dejadas en un video que envió a
los medios durante su ataque asesino. Era una diatriba contra la conciencia de
clase en América, la riqueza concentrada en sectores pequeños de la sociedad, y
los “niños ricos y mimados”, que
hemos de asumir estaban entre sus compañeros.
En este momento quiero enfocar el
tema del Padre, pero luego quiero seguir con algo acerca de Mamá también. Ella
ha faltado durante siglos, aunque hay mujeres físicas en el mundo que llevan ese
título. Hablo, por supuesto, del Divino Femenino. Todos echamos de menos ese elemento, sea
que lo notemos o no. Por ahora quiero tratar la dinámica que existe entre Hombre
y Mujer, Padre-Madre, Padre-Niño.
Amantes, Socios,
Guardianes
A pesar de tener las mejores
intenciones, algo les pasa a dos
personas cuando cambian su relación de amantes para transformarse en compañeros
de vida. Algo más sucede cuando los compañeros de vida se convierten en
guardianes, ya sea en los negocios
o en la crianza de los hijos. Dejo para cada individuo involucrado decidir si es
algo bueno o algo no tan bueno. Se hacen elecciones y se establecen
prioridades. Si las “reglas” no se
acuerdan en forma mutua o colectiva, alguno termina enojado y
desilusionado.
Helen Rowland fue una periodista fecunda en su tiempo, famosa por
sus expresivos comentarios sobre el matrimonio. Dos citas de las más profundas
sobre ese tema son:
“El marido es lo que
queda del amante una vez extraído el
nervio.”
“El segundo mayor defecto en una mujer es no estar cuando el hombre la
necesita,
el primero es
estar cuando no la quiere allí.”
De modo que la primera vez que un
hombre oye el “¿Porqué me has abandonado?” puede venir de boca de su esposa. En
una época, él no podía esperar a llegar a casa y abrazarla. Luego llega el día
en que cruza la puerta a los tropezones, tira el portafolio, se sirve un trago y
se pierde dentro del periódico.
Llevo más de 20 años tratando con
personas con estrés – matrimonios, padres, hombres de negocio – y lo que más me
sorprende es cómo muchos se aferran a la idea de que esta situación podría o
debería ser diferente. Está lo que sería IDEAL, y luego está lo que tiende a ser
REAL.
¿Nunca
supimos de la Regla
General Nº
471? “La Familiaridad Origina
Desprecio”
¿Acaso es extraño que a los cinco,
seis o siete años de casados la gente tienda a realinear sus energías fuera del
“fuego de la pasión” del primer amor y las redirija a otros asuntos, ya sea los
negocios, los hobbies, o la familia? Tal vez para evitar la parte del
“desprecio”, simplemente aprenden (como lo dijo tan hábilmente Khalil Gibran) “a
poner espacios en su compacta unidad.”
Cuando un amante se convierte en
esposo, tiene que mantener la confianza. Cuando llegan los hijos, esa confianza
se vuelve aún más pronunciada. Debe iniciar, ganar comprensión, sostener a la
familia y proveer para ella. En el mundo de hoy, esas tareas son agotadoras.
Pero aun si no lo fueran, muchos esposos y padres terminan escapándoles. Permanecen apartados de los aspectos más
“personales” de la vida porque lo que alguna vez se hizo libremente y por
elección, se ha vuelto una obligación.
Y la obligación estira el amor de muchos al máximo. Muchos amores simplemente no resisten
tanto.
En mi opinión, el problema
subyacente no lo generan solamente los amantes. Es un producto del formato de
relación que hemos creado para sostener la cohesión de la sociedad. Ese formato
está enfocado en primer lugar en nuestras billeteras más que en nuestros
corazones. Hablaremos más sobre
esto en artículos posteriores.
Pecados
del Padre
Conforme movemos nuestro enfoque
desde la relación Esposo/Esposa a la Dinámica Padre/Hijo, me
acuerdo de una historia en las noticias de CNN hace poco, titulada “Los Pecados
del Padre”. Se trataba de la
experiencia de vida de uno de los presentadores, Thomas Roberts, que habló en
una emisión de “Anderson Cooper 360”, contando abiertamente su infancia signada
por el acoso sexual de un cura católico romano. A la edad de 33 años, Robert no
podía seguir callándolo.
No voy a entrar en detalles aquí,
porque la dinámica del “cura acosador” es bastante conocida ya. Lo que me
pareció más interesante de esta historia fue cómo contó Roberts que se había
iniciado. Parece que cuando estaba
en séptimo grado, sus padres se divorciaron. Fue un suceso traumático que dejó
al joven Thomas emocionalmente vacío y solo. Este vacío se originaba en la expectativa
de que los padres y las familias DEBERÍAN permanecer unidos. Y cuando las cosas
no funcionan, en muchos sectores sociales hay una gran sensación de traición.
Por lo que oí en la entrevista, el
Padre biológico de Thomas se fue, y la Mamá tomó control del hogar. Sintiéndose
sobrecargada con semejante responsabilidad, aceptó presurosa el ofrecimiento de
un querido cura local para intervenir y darle sesiones de consejo a su
hijo. Cuando este cura entró en sus
vidas, era como un caballero de brillante armadura. Al poco tiempo, sin embargo,
los “consejos” dieron lugar a otras actividades. Como el “Padre Foley” era tan querido y confiable para el vecindario, el
muchacho vacilaba en acusarlo. También se sentía confundido y
abrumado.
Los productores de esta historia
acertaron al crear un juego de palabras: “Los Pecados del Padre”. Un sacerdote
católico hace mal uso de la divina confianza para satisfacer sus necesidades
lascivas. Tiene sentido, ¿verdad? Pero ¿qué hay de los “pecados” del Padre que
abandonó a la familia en primer lugar?
Habiendo empezado un viaje con su muchachito, ¿acaso Papá encontró algo
más atractivo que quedarse cerca y ver que su hijo pudiera atravesar los
desafíos que surgen a medida que un muchacho que se vuelve
hombre?
No me refiero a esto para culpar al
padre. Ni siquiera querría culpar al sacerdote. Dios sabe que la culpa ya ocupa un lugar
demasiado importante en la vida humana.
¿Cuáles necesidades “paternales” quedaron insatisfechas para que él
terminara siendo un abusador? Esos
VACÍOS tienden a pasar por la vida de las personas como una niebla, torciendo y
formando la personalidad humana de maneras profundas y (a veces)
irrecuperables.
Aquí mi verdadero enfoque está
puesto sobre los SISTEMAS SOCIALES que dictan los ROLES y las RESPONSABILIDADES de los individuos, ya sea que las
personas involucradas tengan el deseo o la capacidad para llevarlos a cabo o
no.
Trato eso con detalle en mis dos
series tituladas “La Nación Imaginada” (4)
y “Una Sociedad Amiga de los Niños” (5). La ingerencia del dogma religioso en
estos temas complica más las cosas.
Lo que podría ser una relación de ayuda y de amor con Dios se convierte
en un estado policial. “Haz esto o Dios te castigará”: ése es el mensaje
implícito. Y si Dios no parece apoyar esa amenaza, las iglesias y los gobiernos
tratan de intervenir. Pero veamos las cosas desde la óptica de los chicos. ¿Cómo
se sentiría un niño de saber que Dios o La Ley obligan a sus padres a cuidarlo? ¿Qué saca en limpio sobre sí
mismo?
Vidas de Callada
Desesperación
Hace poco vi una película que habla de estas cuestiones en gran forma.
Se llama “Los Estados Unidos de Leland”.
Cuenta la historia de un joven con una mente asombrosamente clara y un
corazón irremediablemente herido. Esto se está convirtiendo en una condición
natural para muchos jóvenes de hoy. Ven, oyen, no se hacen ilusiones. También
tienen poco poder para manejar sus vidas. O se adaptan, o fracasan. Los que se niegan a entrar en
“La Gran
Congeladora” que armaron sus padres del Baby Boom,(6) eventualmente se endurecen y transforman en
hirvientes calderos de resentimiento y desesperación.
Leland P. Fitzgerald (interpretado
por Ryan Gosling) es uno de esos chicos, hijo de un
autor famoso (Kevin Spacey). Su hogar también se hizo
pedazos, como el de Thomas Roberts. Su relación con Papá no
existía.
La película empieza con un
asesinato. Leland toma un cuchillo y mata a un chico discapacitado, hermano de
su novia. Nadie parece entender por qué, así como muy pocas personas comprenden
realmente qué hizo que Seung Hui-Cho matara todas esas personas en Virginia Tech. Pero
Leland es más expresivo que Cho. Y en la película tiene un aliado, un consejero
que trata de comunicarse con él mientras el muchacho espera ser juzgado. Su
principal entrevista es así:
Consejero: (señalando
un estante de libros en el consultorio) ¿Te gusta (Robert) Frost?
Leland: Ya sé qué es lo que
pretendes de mí.
C: Creí que querrías
hablar con alguien...
L: Es lo mismo que quieren con ese
juicio. Buscan un “por qué”. Y bueno... tal vez no lo haya. Tal vez esto es sólo
algo que pasó.
C: (Al ver que el muchacho saca un
diario de su mochila) ¿De qué trata lo que escribes?
L: De cómo veo el mundo. ¿Como lo ves
tú?
C: Lleno de posibilidades. Creo que
abundan las cosas buenas... cosas positivas. ¿Y
tú?
L: Hm... Creo que hay dos
formas de verlo. Los de tu clase... donde la vida está bien. Tal vez hay cosas
malas pero no las ven.
C: ¿Y cuál es la otra
forma?
L: Cuando uno ve lo que realmente
hay. Está siempre allí, aún cuando las cosas parezcan buenas. Cuando los chicos
juegan, las parejas se besan y todo eso, está en todas esas cosas pero en
general la gente lo pasa por alto.
C: ¿Y qué es “eso”? Digo, ¿qué es lo que no
ven?
L: Cómo se van yendo siempre todas
las cosas. Cómo todos están como muriéndose siempre por dentro... lo tristes que
están todos realmente...
C: ¿Y ver las cosas de esta manera
te pone triste?
L: No me hace sentir
nada...
C: No somos más que humanos,
hombre...
L: Es raro ver que la gente dice eso
sólo cuando hacen algo malo. Nunca
oyes a alguien decir “No soy más que humano” después de rescatar a un chico de
un edificio en llamas...
C: Es parte de la vida...
L: Antes, cuando dije que no
sentía nada de
nada, en cierta
forma, mentí. En general, lo mantengo
afuera.
C: ¿Y cuando no te es
posible?
L: Me tapa los ojos. Es
lo único que puedo ver. Cuando miro un
partido de béisbol, veo al chico en
un rincón al que no lo dejan jugar
porque cuenta chistes malos. Y
nadie piensa que son graciosos. O veo un chico y una chica enamorados,
besándose, ya sabes, y veo cómo se van a transformar en una de esas parejas
viejas y tristes algún día, que sólo se engañan uno a otro y no se pueden mirar
a los ojos. Y yo lo siento. Siento toda su tristeza.
Sólo que yo la siento mucho más de lo que la
sentirán jamás la pareja vieja y triste o el chico del
rincón.
La conversación sigue... y Leland
pasa de su apertura personal a hacerle preguntas al Consejero sobre los
conflictos que enfrenta en su propia
vida. Al principio, el hombre se resiste, pero luego se da cuenta de que no se
puede tratar con chicos despiertos como Leland escondiéndose tras un escudo de
autoridad o de objetividad profesional. Así, dos almas se abren un poquito una a la otra, por designio artístico, por
supuesto, y nosotros, la audiencia, tenemos la oportunidad de ver el interior de
algo que rara vez aparece a la luz del día.
Leland P. Fitzgerald no es el primer
muchacho que murmura en su corazón “Padre, Padre, ¿porqué me has
abandonado?” Y no será el último.
El otro día vi una calcomanía en un paragolpes que
decía: “En una economía de guerra, TODOS los niños son dejados de lado:” Pero Irak no es la única guerra que se
pelea hoy en el mundo. Padres, Madres, Niños... todos peleamos guerras, por
dondequiera que vamos. ¿Y quién ha
de ser “responsable” de los resultados, y quién consigue
zafar?
En la próxima parte, seguiremos
explorando las razones de por qué Papá se esconde o se escabulle. Tus comentarios y preguntas serán
bienvenidos.
(1)
Ver Enfrentando la emergencia
espiritual
(2)
Ver Cambio de fase
(3)
Ver El lugar
intermedio
(4)
Ver La Nación
imaginada
(5)
Ver Una sociedad amiga de los
niños
(6)
Notorio aumento de la tasa de
natalidad (especialmente después de la Segunda Guerra
Mundial)
Segunda
Parte
Una
Silla Vacía, Una Copa Vacía
Mi artículo
anterior hablaba de una “silla vacía” en
muchas mesas de nuestro mundo de hoy: un Padre que se ha ido o que nunca estuvo
allí desde el principio. Hay muchas razones para que pueda pasar eso. Tal vez
Papá murió sirviendo a su país. Hay muchos soldados que hoy en día vuelan a Irak
para no regresar. O puede ser que haya decidido que ya no quiere estar casado,
de modo que se fue a recuperar partes de su propio “niño interior” que nunca
llegó a desarrollar. Tal vez Mamá se casó con él porque lo que quería era un
bebé; no una sociedad de por vida.
Las razones pueden variar tanto como la gente involucrada. Pero el VACÍO en la vida de los niños
que quedaron atrás siempre parece el mismo.
Como dije antes, la esencia de
la
Paternidad es la iniciativa, la sabiduría y la provisión de las
necesidades cotidianas. La esencia de la Maternidad es la sensibilidad, la
hospitalidad y la nutrición de alma y corazón. Estos son roles, no
personas. En una Economía de
Unidad cada persona lleva su
propio par de “padres” adentro, no importa cuál sea su género. De modo que cada
persona representa una mezcla de las vibraciones de Padre/Madre. Pero en la Separación, siempre parece que
alguien o algo falta, hay algún VACÍO que estamos
tratando de llenar.
Cuando un padre se ausenta del
cuadro familiar, el otro generalmente combina AMBOS conjuntos de
responsabilidades en un solo puesto.
Lo sé por experiencia propia.
La madre de mis hijos falleció cuando tenían 7 y 11 años, y los crié solo
de ahí en adelante. Varias mujeres magníficas llegaron a nuestras vidas, pero
ninguna parecía adecuarse bien para tomar ese rol de “madre”. Con el tiempo, me
fui transformando en un “Padre-Madre”.
¿Alguna vez oyeron la frase
“aprendiz de todo, maestro de nada”?
Así se siente un “Padre-Madre”. Algo de la iniciativa, la fuerza y la
sabiduría que un Padre tradicional aporta a la fiesta se perdía con mis
esfuerzos por llenar los vacíos de sensibilidad y nutrición. Y estoy seguro de
que la situación es parecida (aunque inversa) cuando una mujer trata de cumplir
el rol de “Madre-Padre”.
En nuestro caso, puedo ver la
naturaleza divina de este plan de vida. Hubo tiempos difíciles, por cierto. Pero
también muchos beneficios. Por lo menos, aprendí cómo integrar mis energías
interiores masculinas y femeninas, preparándome para mi propósito de vida:
explicar el Nuevo Paradigma de la Unidad Universal. Simplemente tuve que hacerlo. Todos
llevamos ambos “lados” del espectro de energía en nosotros, pero no muchos
tienen la oportunidad de desarrollar y utilizar los rasgos y capacidades del
género opuesto. Yo sí. Y significó una enorme diferencia. De todos modos, mis hijos sufrieron un
poco de lo que llamo “la Copa Vacía”.
Lo Perdido de
Avalon
Las
Reconexiones enviaron una vez una transmisión
con respecto a un lugar del Sur de Inglaterra llamado “Glastonbury”. Esta parte de Inglaterra fue en un
tiempo conocida como Avalon. Nuestro grupo tuvo un
Conclave allí en 2005, y los Guías quisieron darnos alguna información sobre
tradiciones inglesas, en particular las historias que tenían que ver con el Rey
Arturo, Morgan Le Fay, y el mismo Avalon. (De hecho, hubo originalmente 7 islas de Avalon, pero ésa es otra historia). En un juego con el nombre del famoso
libro de Marion Zimmer Bradley, ellos titularon su
mensaje “Lo Perdido de Avalon”
Se nos explicó que dos símbolos
importantes se han convertido en íconos que simbolizan el Divino Masculino (la
espada, símbolo del intelecto y la razón) y el Divino Femenino (la copa, símbolo
de la intuición y la emoción). Lo
que se ha “perdido” de Avalon es la esencia del alma
de esa COPA, que también se llegó a conocer como el Santo Grial. Desde el 2005,
el mundo ha recibido una fuerte infusión de nuevas ideas a través de “El
Código Da Vinci”, el mega éxito de Dan Brown con la
historia de la
Energía de la
Diosa, María Magdalena y el Linaje de la Sangre Sagrada. A la búsqueda
que una persona hace de su propia “Copa” ahora la llamamos “Búsqueda del
Grial”. Echémosle una mirada por un
momento, ¿sí?
La humanidad básicamente se ha
instalado tanto en la “cabeza” que se ha olvidado de que tiene emociones. Tanto
nos hemos absorbido en seguir la letra de las leyes de Dios que nos olvidamos
del Espíritu de Dios/Diosa (que los gnósticos llamaron Sabiduría de
Sofía), que mora en nuestra alma y nos nutre en cada momento del viaje de
nuestra vida. Esto nos dejó con la
espada en la mano, pero sin una copa en la que contener la sangre de nuestra
vida, nuestros misterios del corazón.
Cuando el Rey Arturo traicionó
su alianza con Avalon y empezó a poner énfasis en su
Herencia Cristiana, el Reino de Camelot y la Mesa Redonda que había
construido se empezaron a desmoronar. Se podría decir que Camelot fue una
“moción” que murió por falta de quien la secundara. El Poder de la Diosa entró en la clandestinidad, así
como Avalon, con toda su magia y su poder, se perdió
en la neblina del olvido humano.
Ese poder se escondió, pero no completamente. En el lugar de las “Viejas Formas” del
paganismo, empezó a surgir un nuevo énfasis en el culto de María. En la Madre de Jesús se corporizaron todos
aquellos elementos ideales de la
Diosa que tanto extrañábamos. Pero algo en nuestro interior aún
anhela más.
¿Adónde
fue?
En el sentido más amplio,
La Madre (con
“M” mayúscula) ha estado perdida por generaciones. Hay mujeres que llevan su nombre y que
representan su papel para nosotros, y eso es siempre muy dulce. ¡Es
especialmente dulce cuando “Ella” parece que NOS pertenece! Pero en
la Perspectiva
Mayor, la
Madre todavía no está en acción. Uno no necesita más que mirar el diario
para verlo. Todas estas guerras, genocidios, rebeliones y corrupción son
síntomas que apuntan directamente a la falta de amor, de sensibilidad, de
nutrición. El Masculino está más
preocupado por el dinero y el poder que por las relaciones y los
sentimientos.
Esta estructura social
materialista y orientada hacia la razón prácticamente ha asfixiado la energía de
la “Sabiduría del Corazón” entre nosotros.
En su lugar ha surgido la brutalidad de una pelea de perros. Las mujeres
(como género) están suprimidas, y también se hace burla de la femineidad (como
cualidad), excepto cuando se las puede usar para darnos placer sexual, ocuparse
de los quehaceres domésticos y llevar a los niños a
dormir.
Así como me resultó difícil
representar plenamente al “Papá” en mi propia casa porque estaba haciendo de
Padre-Madre, debe ser un infierno para una mujer consolar y nutrir a sus niños
mientras se la obliga a cumplir con tres trabajos, limpiar la casa, cocinar y
salir regularmente a cortar el césped del jardín.
Cuando un matrimonio
fracasa, dejando a los hijos que crezcan en un hogar sin el beneficio de ambos
puntos de vista parentales, la comunidad local debe
entrar a intervenir. Si no lo
hacen, serán esos niños doloridos los que saldrán a causar problemas por donde
quiera. Hillary Clinton escribió:
“Hace falta una aldea para criar a un niño.” Y sí que es cierto. A la inversa, a veces hace falta un niño
para sacudir a una aldea, ¿verdad?
Dylan Klebold y Eric Harris de
veras lo hicieron, ¿no? Y ya hemos hablado del poder ejercido por Seung Lui Cho. ¿Cuántas tragedias más deben ocurrir para que dejemos de
repetir la antigua y desabrida pregunta “¿Soy acaso el guardián de mi
hermano?”
Otro argumento que traté de
presentar el mes pasado fue la expresión de mi incredulidad ante los esposos y
esposas que todavía se sorprenden cuando se dan cuenta de que “el amor” por el
que se casaron ya no funciona como solía.
Esa situación no es rara y tampoco trágica. Es inevitable. Las personas cambian, las relaciones
cambian. El exceso de familiaridad
origina desprecio. Así es el mundo. Porque en nuestra moderna idea del
matrimonio pusimos una cláusula de “lealtad y fidelidad”, prometiendo “hasta que
la muerte nos separe”, los Padres y Madres han de aferrarse a un formato
obsoleto de relación, mucho después de que pierda su
significado.
Una Sociedad Amiga de los
Niños
No me voy a demorar aquí
revisando todo lo mencionado en mi serie “Una Sociedad Amiga de los
Niños”.(1) Pero si lo que digo te resuena en el
corazón, querido lector, puedes querer seguir el enlace y leer esos seis
capítulos. Los principios explicados allí no resuelven sólo los problemas de los
niños físicos. También se ocupan de las necesidades de los “Niños Mágicos”
interiores que viven dentro de todos nosotros.
Nuestras ideas
tradicionales sobre el matrimonio y la familia se originaron en cuestiones
económicas, no en las necesidades del corazón. Desde el vamos, un matrimonio era
un contrato, un arreglo de negocios, diseñado para asegurar que bienes y
propiedades fueran pasados de generación en generación en formas que les
parecieran bien a quienes hacían el traspaso. Por eso muchas sociedades se
aferran a la idea del matrimonio arreglado. En cuanto el dinero, el poder y la
herencia, pertenecen a los padres, ellos sienten que también tienen el derecho
de manipular las vidas de sus hijos con objeto de satisfacer las necesidades y
designios de sus egos. Para
empeorar esto, la culpa y el dogma religioso se han volcado ahora en esta
mezcla, amenazando con contaminar cualquier alegría y nutrición que pudiera
venir de una relación clara con Dios.
Las Reconexiones traen esto a
primer plano en su transmisión titulada “Familias del Corazón”,
canalizada en 2004.(2) Hablando de las enormes
evoluciones que habrán de ocurrir en la sociedad en los próximos
5 a 10
años, ellos dijeron:
“La familia nuclear sigue
explotando. No queremos sonar graciosos, pero un poco de humor a menudo ayuda a
suavizar un golpe. Hablamos, por supuesto, de su definición de “familia” que
proviene de la conexión a través del matrimonio, el linaje, la tradición
política o religiosa y la herencia.
A decir verdad estos
elementos tienen poder y seguirán teniéndolo. Pero su valor existe
primordialmente dentro del orden implícito que ellos le han dado a sus vidas en
3D. Podrían considerarlos como supuestos o ecuaciones iniciales que instalan las
“reglas” para su Gran Juego. Como tales, les han servido bien. Pero de ningún
modo apuntaban a determinar todo su viaje
físico.
Para cada orden
implícito debe haber también un compromiso voluntario de nutrirlo y sostenerlo.
Donde no hay elección consciente, no hay amor genuino. Sólo hay un sentido de
obligación y pesadez. Aunque estas cualidades proveen una sensación rudimentaria
de seguridad y arraigo, a menudo obstaculizan el camino de una persona que
trasciende su herencia hacia un área completamente nueva de logros y realización
personal.
Cualquier “matrimonio”
exitoso – ya sea una fusión de socios comerciales, compañeros de vida,
participantes en un proyecto, jugadores en un equipo deportivo o lo que sea –
debe construirse sobre metas comunes, circunstancias comunes y una perspectiva
en común. Cuando se pierde su sentido de comunidad, el matrimonio se acabó – ya
sea que la sociedad oficial se haya disuelto o no. En algunos casos, lo que hoy se llama
“unión matrimonial” en su sociedad tiene un parecido energético con una persona
que ha muerto pero que se ha negado a caer.
Hay una razón para que
“Dios y el Gobierno” deban estar separados en la sociedad. Durante los últimos
2000 años, la religión en gran parte ha dividido a los pueblos en lugar de
unificarlos. Eso es porque la relación con Dios/Diosa/Todo Lo Que Es ha sido
diseñada para ser una conexión personal, no una corporativa. También ha sido siempre así con el
matrimonio. De hecho, los matrimonios exitosos – los que se conservan vitales y
funcionando – serán eventualmente el único gobierno que lleguen a
necesitar.”
Y aquí lo tenemos. Una silla vacía,
un Papá ausente. Una copa vacía,
una Madre ausente. Hasta hay hogares en este mundo donde la cuestión de
“ausencia” ni siquiera se aplica, ya que la “Madre” y el “Padre”, en el sentido
clásico, nunca llegaron en absoluto.
Son sólo niños, vestidos como adultos. Niños que crían a otros
niños.
Ciertamente seguiremos con
esto. Quédense en
sintonía.
(1)
Ver La Nación
Imaginada
(2)
Ver Familias del
Corazón
Comentario
Sobre la
Transmisión
por Daniel
Jacob
En los dos segmentos anteriores
(Parte Uno, Parte Dos) nos ocupamos de la idea de las familias uniparentales y las dificultades que pueden causar en la
vida de un niño. Pero ¿cuál es el verdadero origen de las dificultades en
realidad? ¿Acaso la realidad
tangible de cómo son las cosas? Creo que no. Los niños son seres increíblemente
resistentes. Más bien creo que las dificultades provienen de cómo JUZGA nuestra
sociedad que son las cosas, comparado con cómo creemos que deberían
ser.
Ya me parece oír a algunos lectores
decir: “Bueno, Daniel, si te parece que es así, ¿por qué vociferar tanto
respecto a padres y madres ausentes?”
Y la pregunta es justa. Aquí
va: Vocifero igual que el Dios de la Biblia le vociferaba a su pueblo a
través de los antiguos profetas y maestros. En el Viejo Testamento había una
LEY, un ACUERDO entre Dios y Su pueblo. “Si Me siguen y cumplen mis Leyes, serán
Mi pueblo y Yo seré su Dios.” Dios
cumplió su parte del convenio, pero el pueblo no lo hizo. Entonces, hubo por qué
vociferar.
Podemos hablar cuanto deseemos del
“Designio Original” de Dios para la humanidad, y de cómo todos nos hemos
descarriado. “Todos nosotros, como
las ovejas, nos hemos descarriado”, bla, bla, bla. Al decir esto no dejo de respetar el
derecho de Dios a enojarse; tampoco dejo de enfatizar que Su pueblo NO obedeció
Sus leyes. Ni siquiera podemos
obedecer NUESTRAS PROPIAS LEYES hoy en día, y ése es exactamente el punto. El
“Viejo Testamento” (literalmente, “El Viejo Acuerdo”) quedó roto. Y hubo que
reemplazarlo con un Nuevo Acuerdo.
Las Epístolas de San
Pablo dedican considerable tiempo a
hablar sobre esta “Nueva Ley” de Salvación por la Gracia, basada en el trabajo de
redención del hijo de Dios en la cruz. Y sin importar lo que deseemos creer al
respecto, como gente de la
Nueva Era, creo que uno de los argumentos en
los escritos de Pablo es especialmente interesante. En la Epístola a los Romanos ilustra
abundantemente cómo Dios nunca esperó realmente
que los judíos cumplieran Sus Leyes. Dios sólo nos dio Leyes para
mostrar cuán inútil es para los humanos intentar cumplirlas. ¡Somos tercos y
mentirosos (según Dios) y siempre vamos a equivocarnos en grande! Entonces Pablo
sigue preparando a sus lectores para el trabajo redentor de Jesucristo que murió
por nuestros pecados.
Está bien. Basta de dogma. Estudié
todo esto hace años hasta que casi me volví loco, especialmente cuando oía a la
gente hablar del Viejo Testamento, del Nuevo, de las ovejas que se descarriaban,
de los Mensajes del Evangelio, bla, bla, bla. Y veía al mundo volverse
un páramo, y se escribían más y más leyes en los libros, y se ponían más
criminales en la cárcel, etc., etc.
Cuando nos enfocamos solamente sobre
la forma y la función, va a aparecer eventualmente un patrón idealizado. Digamos: un patrón como la Constitución de los
Estados Unidos. ¡Un diseño claro para vivir! Y nos decimos: “Así es como deben
ser las cosas.” Observamos
con cuidado el diseño, hablamos largamente de sus méritos y prometemos
aplicadamente que eso haremos. Como
adulto, ya me he “acostumbrado” al corazón traicionero del hombre de la
política. En realidad, uno nunca se acostumbra del todo, pero después de un
tiempo me las arreglo para preservarme de la desolación cada vez que veo el
noticiero. Pero los niños son mucho
más vulnerables, más confiados y allí está el problema.
Cuando hacemos promesas a los
políticos, o incluso a Dios, estamos departiendo con profesionales
experimentados, que comprenden plenamente el lado oscuro de la naturaleza
humana. Pero cuando le hacemos
promesas a un niño, a un nuevo pimpollo vulnerable y confiado, es mejor que
digamos lo que realmente pensamos; si no, es mejor no decir
nada.
Ley y
Desorden
De modo que aquí estamos, en el
Siglo 21. Hacemos leyes, formamos expectativas, luego salimos y las violamos
directamente. No todos nosotros,
cierto, pero un buen número de nosotros. Pagamos a la policía para hacer cumplir
nuestras leyes, a jueces para juzgar la evidencia, y construimos cárceles para
encerrar a los que no parecen seguir el patrón
idealizado.
Ya sea que uno crea que
la Biblia es
la Palabra de
Dios o no, hay que admitir que la evaluación que hace la Biblia de la humanidad (“Ustedes no
cumplen las leyes, en realidad tienden a infringirlas”) es bastante
precisa. Entonces ¿por qué gastamos
tanto tiempo y dinero haciendo leyes y obligando a cumplirlas? Parecería que algo dentro de nosotros
QUIERE creer que somos diferentes de lo que somos. Y perpetuamos la ilusión
citando ejemplos de los que SÍ cumplen las leyes, y denigramos a los que las
infringen.
La Ley
Penal presume que algunos van a delinquir
y otros no. La Ley Penal busca proteger
a los que no delinquen separándolos de los que sí lo hacen. La Ley de La Gracia nos recuerda que
TODOS, sin importar sus obras, somos pecadores y no estamos a la altura de
la Gloria de
Dios. El hecho de que sólo ALGUNOS sean descubiertos violando las reglas no
cambia ni una letra de eso. Entonces, ¿porqué diseñamos
todo nuestro sistema social sobre una premisa que ya ha probado ser falsa? Diremos más en nuestro próximo artículo.
Por el momento, apliquemos esto a
la Familia
Nuclear. ¿Qué dice la Biblia? “Todos nosotros, como las
ovejas, nos hemos apartado, cada uno a su manera.”
¡Ay! No sólo tendemos a desobedecer
las leyes, sino que también tendemos a separarnos en vez de juntarnos, ¿verdad?
Bueno, no del todo. SÍ que nos juntamos, en principio porque nos necesitamos
mutuamente para sobrevivir. Lo que no siempre nos gusta es juntarnos de acuerdo
con un patrón establecido o un ideal obligatorio. Al minuto de enunciar el ideal
o la promesa, las ovejas se ponen otra vez ansiosas y se
dispersan.
Antes dijimos que el matrimonio y el
concepto de fidelidad marital se crearon para que los bienes y propiedades de la
familia pudieran pasar de una generación a otra en forma ordenada. El amor tenía
muy poco que ver en esa época. Algunos dicen que el amor tampoco tiene mucho que
ver con las cosas hoy en día. Ahora, agreguemos otra perspectiva al cuadro:
La Familia
Nuclear se creó para que se pudiera pasar de generación en
generación la responsabilidad de quién debe cuidar a
quién.
Otra vez, en sentido estructural, el
amor a menudo tiene muy poco que ver. La ley decreta: “Si tienes un hijo, es tu
responsabilidad sostenerlo. Si no lo haces, eres un criminal”. Contratos
sociales. Acuerdos Obligatorios. Estos son instrumentos diseñados para exponer
EXPECTATIVAS y DERECHOS, que algunos tienden a honrar y otros a violar. La cuestión de forma y función está
dispuesta. Pero ¿qué pasa con el tercer elemento? El Sentimiento.
¿Qué hay de eso?
Los acuerdos relativos a la familia
se clasifican formalmente como ”Ley de Familia”. ¿Y qué
sabemos de la humanidad con respecto a las leyes? Que tendemos a violarlas. El hecho de
que algunos parezcan cumplir la ley no nos deja ver que TODO EL PUEBLO es
pecador, que no está a la altura de la gloria de Dios. Por lo menos eso dicen
las escrituras. Así que terminamos en un campo polarizado. De un lado están los
“ciudadanos que cumplen la ley” y del otro están los “criminales”. La tasa de encarcelamiento, en Estados
Unidos solamente, crece tan rápido que una estadística advirtió que puede llegar
un momento en que tengamos más personas presas que
libres.
En los Estados Unidos decimos: “En
Dios confiamos”. Nuestros hijos lo oyen. Nos contestan: “En Dios confiamos”. Y
ni bien ese eco lleva estas palabras de sus pequeños labios, nosotros vamos
directamente a VIOLAR lo que les acabamos de decir, no infringiendo las leyes,
sino HACIENDO LEYES en primer lugar.
Dios dijo: “Ustedes tienden a no
cumplir las leyes.” Pero aquí estamos, dictándolas e imponiéndolas de todos
modos, al son de miles y miles de millones de
dólares.
Sé siempre honesto con
tus palabras, di lo que tienes en mente y ten en mente lo que
dices.
El verdadero daño que les hacemos a
nuestros hijos hoy en día no es la falla de los Papás Irresponsables o las Mamás
Fugitivas. Lo hacemos TODOS
NOSOTROS, pretendiendo que existe una situación idealizada según la cual se
puede juzgar la vida de una persona. Y esgrimimos esto unos contra otros, de
innumerables maneras.
Es una ilusión, pero parece que les seguimos indicando a
nuestros vulnerables, confiados niños que ES posible lograr el estado ideal. Hay
verdadera sabiduría en conservar a la
Iglesia FUERA de todo esto. Históricamente las
religiones tienden a dividir los pueblos en vez de unirlos. Poner énfasis en un
sistema religioso por sobre los demás, como un ideal político, toma esa cualidad
divisoria y la replica varias veces.
Repitamos esto. Así como la
humanidad creó el matrimonio para que el dinero y la propiedad se pudieran
transferir en forma ordenada, hemos creado familias para asegurar que la
responsabilidad de cuidar a los miembros de la familia sea asignada y
obligatoria. Bajo semejante sistema, los Papás y las Mamás socialmente alienados
a menudo quieren huir, porque no pueden soportar la carga que se les ha
asignado. Al mismo tiempo, los ricos asumen que todo está muy bien, porque SUS
hijos tienen comida en la mesa y abrigo para sus
cuerpos.
Es todo ilusorio. Tú puedes ser
“familia” para mí, pero EL no. A ESTOS niños no los podemos dejar atrás,
pero AQUELLOS pueden morirse de
hambre, y no importa.
MI esposa, TUS hijos, NUESTRO país,
el Tercer Mundo, el Nuevo Orden Mundial, SUS problemas, MIS derechos, y la
cabeza del niño da vueltas y vueltas con todo esto, especialmente los de esta
nueva camada, que sienten todo con tanto mayor intensidad que las generaciones
anteriores.
¿Saben cuál es la definición de una
familia “normal” actual?
Disfuncional. Cualquier caso
con más armonía se consideraría excepcional. Toquen a la puerta de CUALQUIER
casa, en CUALQUIER barrio del mundo. En algún momento va a SANGRAR. ¿Porqué no
decirles eso a nuestros chicos, en vez de perpetuar un mito obsoleto? La cura para una desilusión NO es
instalar nuevas ilusiones. Es la
VERDAD, dicha de la forma más clara y más
gentil.
He aquí otro pensamiento para volcar
en la mezcla: las personas no siempre son lo que aparentan ser. La vida en el
siglo veintiuno requiere que una persona lleve muchos “sombreros” para poder
cumplir con TODAS las responsabilidades que se le presentan. Sombreros diversos
significa MÁSCARAS diversas para acompañarlos. Podemos
creer en la máscara por el tiempo que se necesite; luego debemos apoyarnos en el
conocimiento que ya tenemos de las personas. ¡Tenemos tendencia a equivocarnos
mucho!
La
Edad de
la
Gracia
Llamé a este artículo “Familia del
Corazón” porque la energía del corazón es la medicina primordial que necesita la
humanidad para sus enfermedades de hoy. Con la llegada de la tecnología,
entramos en la
Edad de la Información.
Nuestros cerebros y bancos de datos están atiborrados de
conocimientos, y cada vez hay más. Lo que nos falta, muchas veces, es la
sabiduría y sensibilidad necesaria para acompañarlos. También abunda
la PASIÓN
suelta en el mundo: pasión por el poder, pasión por la riqueza, pasión por el
logro político, y – por supuesto – pasión de uno por el
otro.
El CORAZÓN HUMANO es un lugar donde
se mezclan y entretejen el INTELECTO
y la PASIÓN.
Cuando digo esto no me estoy refiriendo meramente al órgano
físico. Hablo de las esencias y energías usualmente atribuidas al Chakra Cardíaco, tales como el dar y recibir afecto, equidad personal, tolerancia, compasión
y amor. Estas son fuerzas unitivas, también, aunque la ligazón es de naturaleza
diferente que la de la
Ley. Emplearlas sabiamente tiende a producir resultados muy diferentes.
En la próxima parte, hablaré más
sobre las Familias del Corazón, que se construyen alrededor del paradigma
existente – con la promesa de aumentar varias veces su potencial. ¡Que el resto del verano les resulte
grandioso!
© 2007, Daniel
Jacob
Traducción: María
Cristina Cáffaro
Edición: Susana
Peralta
Sitio oficial de Daniel Jacob en
castellano www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
ACERCA DEL
AUTOR

Daniel Jacob es un canal consciente,
escritor y Trabajador del Cuerpo Bio-Energético que
vive en los alrededores de Seattle. Es dueño y opera Myo-Rehab Therapy Associates – una clínica
multiterapéutica - en Kirkland,
Washington, que se especializa en rehabilitación muscular, manejo de estrés y
trabajo de transición personal. Lleva 22 años de práctica. Empezó el 11/11/91 a
trabajar con un grupo de energías que se llaman a sí mismas “Las Reconexiones”.
Daniel ha desarrollado un archivo completo de información proveniente de ellas
sobre un cierto número de temas relevantes. Daniel y sus asociados han estado
investigando con personas de otras partes del mundo, cotejando datos y
comparando apuntes sobre temas de Transmutación Física y Cambios de
la Tierra.
Ha producido un CD en 2 Partes, en el que explica la historia
de los “Niños de las Estrellas” en profundidad. Lo llama una “infusión tonal
para la Nueva
Era.” Para más información sobre Daniel y su labor,
visitar www.thestarchildren.com
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