Creo que fue a partir del año 1925 que comenzaron
a actuar en el mundo grandes grupos de curación pertenecientes a
los ashramas de la Jerarquía;
además, el Tibetano nos dice en sus escritos que todo discípulo tiene
que ser un auténtico curador.
Ahora bien, las enfermedades que
tenemos actualmente, denominadas incurables, no pertenecen a nuestra
época, vienen trasplantadas desde hace millones de años, así que si
aceptamos que la energía se solidifica en cualquier nivel del éter o del
espacio y crea una forma determinada, habremos de aceptar que existen formas psíquicas de todas las
enfermedades, desde el cáncer que es el
azote de la Humanidad por excelencia, hasta un simple resfriado.
Así que todos los efectos que vemos en el plano físico son
expresiones de esas entidades psíquicas,
entonces, ya no es un problema solamente de glándulas y de centros o de
chacras sino que se debe trabajar ocultamente en los planos
subjetivos contra la entidad cáncer, claro que esto tiene que venir
precedido por un trabajo de educación de la Humanidad sobre estos temas
tan importantes como es la predisposición a las energías que pueden
traer curación.
Como sabéis hemos trabajado en grupo tratando de
curar, ahora bien, es que no basta con la intención, no basta
con la dedicación y la buena voluntad para tener un éxito rotundo y
total. Yo creo que depende mucho también de la actitud de las personas
que componen el grupo de curación, porque aparte de la voluntad de la
persona –aunque se diga lo contrario– se puede trabajar por esta persona
sobre su campo etérico, su campo magnético que es donde se fraguan
las enfermedades.
Hay, por ejemplo, una tensión de tipo
psíquico, se crea en el cuerpo psíquico –en el cuerpo astral– un pequeño
punto oscilando de una manera inarmónica, desequilibrada, pasa por el
campo etérico, crea allí una especie de rasgadura, y entra así,
furtivamente, sobre el cuerpo físico y se crea allí el punto, el anclaje
de una posible enfermedad.
La Humanidad no está preparada para
curar sus enfermedades porque trabaja todas las dolencias en un plano
meramente físico u objetivo, cuando la causa no está en el mundo físico
sino que está en el plano astral, en el plano psíquico, en el plano de
las emociones y en el plano de la mente, porque hay enfermedades que
provienen de la mente y otras que provienen del campo, digamos,
circulatorio, o del campo más bien etérico, y otras provienen de los
niveles emocionales más crudos, y también hay enfermedades típicamente
físicas que son las que llevamos como una evidencia, digamos, malsana
del pasado.
Si aceptamos que en cierto un momento el individuo puede
sacudirse de las garras del karma o del destino, que puede hacerse
independiente de todo cuanto le rodea, kármicamente hablando, es decir,
que si aceptamos que los hechos astrológicos deben cumplirse, no es
menos cierto que hay que aceptar el hecho de que el individuo puede
ascender sobre la ruta de sí mismo y vivir más allá de la conciencia –en
otro nivel– aquello, sin que pase nada absolutamente, será un efecto
simplemente pictórico, si lo podemos decir así, pero, el Alma, el Yo, la
Conciencia, no vive aquello, está disociado de la enfermedad, para
aquellos que dicen que el karma es absoluto, que el karma es algo que es
fatalista y que debe cumplirse en un momento determinado del tiempo.
Pero, aún hay más, cuando se trata de personas que están dentro del
campo magnético espiritual, personas que han vivido una vida ya de
dedicación al servicio y que por una de estas veleidades o aspectos del
destino están sujetos a enfermedad, se dice que está ampliamente
capacitada para curar la enfermedad y trascender el
karma.
Por lo tanto, cuando se habla de curación hay que ver si
queremos trascender el karma o simplemente curar los efectos de alguna
enfermedad, o si queremos también ascender en conciencia hacia las
causas de alguna posible enfermedad.
Primero, liberarse del karma. Si se libera del karma no
puede existir la enfermedad porque la enfermedad es kármica y las
tensiones emocionales son kármicas y las indecisiones mentales son
kármicas, y todo es un conglomerado que se cristaliza en el cuerpo
físico, que no es un principio pero es un receptáculo, por lo tanto, el
cuerpo físico es el receptáculo de toda la inarmonía posible de todos
los demás vehículos. Como consecuencia, desde los tiempos del gran
Patanjali, se dieron las normas serenas del Raya Yoga;
el Raya Yoga tenía por objeto hacer que la mente ascendiera por encima
de sí misma y viera el campo emocional con todos sus problemas, y desde
el campo mental, utilizando la intravisualización o la visualización
perfecta y la imaginación creadora, destruir todas posibles rasgaduras
en el cuerpo psíquico. De esta manera quedaba cerrado un circuito, o
había un cortocircuito de energías, y la enfermedad no lograba penetrar
en el cuerpo físico, es decir, que se diluía en el plano astral o en el
plano etérico, sin llegar a incidir en el cuerpo físico del discípulo, o
en un aspirante espiritual muy cualificado.

Invocando a
los Angeles o Devas
Pero, esto pertenece –hablando en términos generales– a un
plano utópico, porque no todos estamos capacitados para ascender en
conciencia sobre lo que son los efectos de la enfermedad. Creo que es en
el libro La Curación
Esotérica, –que leí en su edición inglesa, no sé si está bien
traducido–, en el que se dice precisamente que si el enfermo amara
la enfermedad, la enfermedad se disolvería, es emplear un tipo de
energía diferente. Así, como la enfermedad causa terror, y el miedo es
un factor destructivo de las células buenas que tiene el cuerpo físico
porque es una enfermedad, digamos, de tipo vibratorio en el mundo
psíquico, penetra rápidamente allí debido a que el
temor es causa precisamente del cáncer y de otras muchas enfermedades.
Es decir, que hoy día hay más casos de cáncer por el
temor al cáncer que por el propio virus del cáncer o, es decir, que el
miedo atrae los virus, porque vista la enfermedad en
un plano psíquico se ve como una entidad, una especie de entidad
monstruosa con tentáculos, muchos tentáculos que parten del plano
psíquico, del plano astral, del primer nivel o el segundo donde está
sedimentada toda la causa kármica de la Humanidad, que inciden donde
existe siempre un punto débil, como se dice normalmente la cuerda
siempre se romperá por el lado más débil.
Así, los cuerpos de
los discípulos, –según el Tibetano– están por encima de la
enfermedad, que se capacitan por esta inmunidad manifiesta para curar
enfermedades. No hay ningún discípulo aceptado que no sea un curador en
potencia, lo que técnicamente se llama un taumaturgo, un mago, que puede
curar por imposición de manos o por la sola radiación de su aura
magnética.
Así que una de las cosas que hay que tener en cuenta, y no
rehúyo la pregunta sino todo lo contrario, que voy al fondo de la
pregunta de si se quería hacer un grupo de curación,
hay que tener en cuenta que lo primero que hay que hacer es dejar
nuestro cuerpo tan inmune a la enfermedad que a través de nosotros se puedan manifestar las energías que vienen del plano
búdico.
Yo digo y se los he dicho muchas veces, que cada
vez que hacemos una meditación, el impulso de la meditación se lleva
parte de nuestro karma. Esta es una regla muy esotérica. No sé si os
habéis dado cuenta que después de una meditación se pesa menos y hay más
libertad de movimientos y hay más alegría, y la alegría siempre va
contra la enfermedad. Una persona que esté siempre contenta y alegre no
puede tener enfermedades, más bien las quema, por lo tanto, yo siempre
he dicho que me gustaría disponer de un grupo específico
dedicado a la curación, empezando porque cada cual supiera
sacrificarse un poco para educir un aura magnética radiante.
Hasta qué punto se podría lograr esto es cosa del grupo y no es
cosa mía, o de un sólo individuo, pero la pregunta es esta, primero hay
tres incógnitas, y las repito para que queden clarificadas, que hay un
estado del discipulado que puede trascender el karma, seguramente cuando
se llama el Discípulo en el Corazón del Maestro, en el cual el Maestro
de una u otra manera ha tomado el juramento de fidelidad a la Logia, a
la Logia
Blanca, con la gran totalidad blanca o a la Jerarquía.
Este es el primer paso, de ahí a la iniciación es un paso
solamente. Hay el Discípulo Aceptado –en el cual podemos incluirnos
todos porque si no, no estaríamos aquí– sujetos a revisión kármica, que
están siendo liquidados de mucha parte de su deuda kármica por el solo
hecho de pertenecer a un grupo esotérico ligado de una
u otra manera con un ashrama de la Jerarquía.
Y luego existe el
curar los efectos por los métodos que se crean más convenientes, por
ejemplo, siempre que se vaya a curar a una persona y por las causas de
que provienen, porque el grupo no está integrado plenamente o porque
aquella persona está ya en un sentido kármico que ya no hay nada que
hacer, siempre hay algo muy objetivo desde el ángulo de vista esotérico
y es que no hay sufrimiento. Es decir, estamos tan interesados en
descubrir la causa de la enfermedad, sus motivaciones más íntimas,
buscando sus raíces más profundas en el plano emocional, que es donde
están la mayoría de enfermedades, y partiendo de esta base vamos a
trabajar en los niveles subjetivos, que es donde debe trabajar el
discípulo y que raras veces se le encuentra como el Tibetano, o bien
vamos a estar un grupo de curadores utilizando ciertas técnicas
magnéticas como por ejemplo la imposición de manos. Yo definiría siempre
el trabajo esotérico dentro de la cualidad del mismo y buscar las causas
más profundas, porque la ley esotérica es buscar siempre lo universal y
trascendiendo hasta buscar lo particular, muy aparte del método pisciano
que era buscar primero los efectos hasta remontarse a las
causas.
La técnica es completamente diferente, pero si es un
grupo de discípulos de la Nueva Era, me atrevería a decir que son los
discípulos de la Nueva Era, hay que utilizar el método esotérico,
es decir, remontarnos a las causas más ocultas de la enfermedad, sea en
cualquier ignorado rincón de la mente, en el plano emocional, y dejando
el cuerpo físico, que no es un principio, en un estado de recepción de
energías superiores y entonces se puede crear un vínculo en el enfermo
aunque el enfermo se niegue.
El Tibetano –creo que es en La Curación
Esotérica– habla de que tiene que haber una simpatía atrayente entre
el enfermo y el curador, pero en escritos inéditos para los discípulos
de los ashramas no dice lo mismo, dice: “Se puede curar aparte de la
voluntad de la persona porque a veces la persona ofrece una
resistencia”, es tanto su deseo de curarse que crea una coraza, y si vas
haciendo, ¿qué va a pasar?, en cuanto que él está desarmado por completo
y vulnerable por los cuatro costados, es cuando las energías del grupo
puede llegar más fácilmente a él. ¿Os dais cuenta de la diferencia? Si
tenemos una persona y le decimos que la vamos a curar, aquella persona
está tan nerviosa que no vamos a hacer nada. Hay que cazar a la persona
de improviso. Si tú quieres tener una fotografía buena, hazla cuando la
persona está ausente porque si no buscará la pose y la pose es tan
artificial que niega por completo todo el artificio de la estructura de
la fotografía.
Por lo tanto, si se trabaja en un sentido creador, si
vamos trabajando en un sentido de curación, y podemos hacerlo, porque
mientras está el grupo integrándose en niveles superiores, y
mientras de vez en cuando –esto es una realidad que hemos podido
constatar– tenemos ciertos contactos con el plano
búdico, que es el plano que tiene que actuar en la Nueva Era
preponderantemente, podemos decir que nuestra aura magnética se pone
radiante. Una de las motivaciones más grandes de los curadores es que su
aura sea limpia y radiante, es decir, tenemos escasamente unos diez,
veinte centímetros de aura, pero a medida que vayamos haciéndonos
radio-magnéticos de una manera específica, clara y real, podremos
alcanzar longas auras magnéticas, es decir, que ya no será curar de una
u otra manera, no curaremos ni por imposición de manos, por la presencia
radiante.
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Grupos de Curación – Descargar
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