Nuestra conversación de hoy acerca de la magia organizada, tendrá
que circunscribirse a lo que constituye la base mística de la
magia, es decir, lo que técnicamente llamamos:
el Mántram Yoga. ¿Qué hay que entender por
Mántram Yoga? Es la unión con Dios por medio de la correcta
utilización de la palabra. Cuando un discípulo espiritual ha
demostrado en su vida particular, y en su contacto con el ashrama, que
está preparado para la Iniciación, se le someten a unas pruebas
realmente difíciles de soportar; se define La Prueba del
Silencio, pues, de la misma manera que Dios hizo surgir el Universo de
la nada, tal como místicamente se dice, así también el ser humano debe
extraer la potencia creadora del ser místico del
silencio...
Si
vamos dándonos cuenta progresivamente de lo que estamos tratando de
producir a través de estas charlas acerca de la magia organizada,
seremos conscientes de muchas verdades todavía ocultas hoy día en aquel
mundo de cosas desconocidas que exigen ser conocidas...
Sin
embargo, y darse cuenta también que el hecho de que una persona esté muy
atenta y apercibida indica que se está aproximando a aquel punto, a
aquel centro de síntesis en su corazón que produce el
silencio, el vacío, que debe llenarse por el
poder de la palabra, y darnos cuenta cómo el ser humano ha
llegado a convertirse en un mago en potencia a través de la dilatada ola
de adversidades que ha tenido que afrontar desde el momento de su propia
individualización, cuando ha tenido que vencer todas las oposiciones
ambientales producidas en aquel tremendo caos que coincide con la
llegada del hombre a la
Tierra.
Entonces,
el hombre es un ser desvalido que solamente puede pronunciar sonidos
guturales, que no se distingue de la bestia más que en una pequeña
chispa alojada en el cerebro incipiente, embrionario, y que tiene que
surgir de ese estado gutural y llegar a la articulación de los sonidos.
Técnicamente hablando, esto llega cuando el hombre —el ser humano me
refiero siempre— ha llegado a introducir vocales en un sinnúmero de
consonantes que constituyen los sonidos guturales y, más adelante, a
medida que el hombre va observando la naturaleza, va asignando sonidos
definidos a las cosas, y a recordar estos sonidos, y a constituir
aquello que será su propia subconciencia, su pequeño archivo, para
extraer de allí los elementos moleculares que han de constituir la
organización del lenguaje definido.
Han tenido que pasar millones de años, porque el Aprendiz de
Mago se da cuenta del tremendo esfuerzo de la naturaleza divina en su
interior, para provocar este estado de cosas que le han conducido del
sonido gutural a un lenguaje
correctamente organizado. Existe una etapa en la cual cada comunidad
colectiva social, adoptando de la naturaleza una serie impresionante de
sonidos, que son los valores cualitativos asignados a las cosas, que ha
logrado organizar un lenguaje, lo ha
particularizado, le ha imprimido ciertas condiciones, y hoy día, tenemos
que la particularización de un lenguaje constituye
el elemento distintivo de las naciones de la Tierra, y ésta es la etapa
actual, en la cual cada nación tiene su propia lengua, su propio idioma
con el cual se relaciona con las personas del propio país.
Pero,
¿es esto todo lo que pretende la naturaleza? ¿Es todo cuánto pretende el
Logos Planetario a través de la Humanidad, este proceso de
particularizar el lenguaje? Lo que
pretende el Logos Planetario es precisamente el lenguaje
universal, el lenguaje sintético,
mediante el cual todas las naciones puedan comprenderse, sin pasar por
la transcripción, sin pasar por el examen retrospectivo del lenguaje para
llegar a las fuentes, es decir, no tiene necesidad de traducir, porque
está ausente de todo cuanto constituye este sentimiento de
particularización que dio vida a las nacionalidades, o al
nacionalismo.
Entonces,
en el silencio, cuando la persona está muy atenta, está
sin darse cuenta trabajando para el lenguaje del
futuro, se está convirtiendo en aquello que en términos ashrámicos se
llaman “piedras
musicales”, y la
Jerarquía da mucha importancia a las piedras
musicales. ¿Qué son exactamente estas piedras?
Desde hace
aproximadamente tres lustros han encarnado en la Tierra una serie
impresionante de Egos (Almas) que conquistaron en un pasado
glorioso el poder de conectarse con los devas del plano
búdico; se les llama piedras
musicales porque tienen una visión muy clara de lo que es la
fonética universal, y porque saben que el lenguaje del futuro
será musical, porque será una interpenetración entre los hombres y los
devas, y toda la enseñanza que se está impartiendo en los ashramas de la
Jerarquía
y en los pequeños grupos esotéricos del mundo, tienen que ver con la
producción a gran escala de piedras
musicales, o piedras vivas del lenguaje del
futuro.
Todo este proceso está llevándose a cabo aquí y ahora,
no se trata de un fenómeno que se producirá dentro de unos cuantos años,
está produciéndose aquí. Estos Egos están laborando profunda y
armoniosamente para producir a través de su silencio
una especie de sonido que debe atraer por simpatía vibratoria, por
sentido de invocación, estas fuerzas puras del ambiente que han de
transformar la Humanidad desde sus más remotos cimientos. Y cuando
estamos muy atentos, y cuando estamos en silencio, no
duden ustedes que estamos trabajando para el lenguaje del
futuro, y que de una u otra manera, sin ser magos en expresión
consciente, somos al menos magos en latencia que
estamos trabajando por la implantación de un nuevo lenguaje aquí en la
Tierra que haga producir el Andrógino, el Hombre
Perfecto...
Estamos
tratando de poner en evidencia los Planes de la Jerarquía,
la cual a su vez está tratando constantemente de interpretar las
decisiones de Sanat
Kumara, y cuando en muchas de nuestras conversaciones hablamos de Sanat
Kumara, nos estamos refiriendo a una Entidad actual, presente,
omnipresente; no se trata de una Entidad lejana con la cual no podemos
tener contacto.
Siempre que estamos en silencio
una pequeña parte de nosotros mismos está en contacto con el Señor del
Mundo, con el Señor de la Oportunidad, que engloba en sí mismo la
síntesis de todos los sonidos de la naturaleza, y a partir de aquí
podemos hablar ya del elemento integrador de la palabra como función
social, como un deber social, no como hasta aquí, como un sistema simple
de aproximación entre unos y otros.
La aproximación constituye
naturalmente un aspecto de lo que estamos tratando de educir y de
desarrollar, pero ahora ha llegado el momento en que interpretemos
debidamente los signos de los tiempos, los cuales si estamos muy atentos
veremos que nos hablan de armonías, que están por encima de esto que
aparentemente constituye el morbo de la sociedad actual. Por ejemplo, la
profusión de sonidos discordantes, que constituyen una preocupación por
parte de la Jerarquía,
y por parte de los discípulos adheridos a través de sus ashramas con
esta Gran
Fraternidad Blanca y que, por lo tanto, el discípulo si está
completamente advertido, si es consciente de la hora tremenda que
estamos viviendo, tendrá que denunciar estos hechos, de que existen en
el seno de la humanidad una multiplicidad de sonidos que constituyen una
regresión a los sonidos guturales de las primeras subrazas de la Raza
Lemur y que, por lo tanto, si tenemos sensibilidad musical no podemos
caer en la falacia de esta regresión que la Humanidad casi en su gran
parte está siguiendo.
Y todos sabemos que existen estos sonidos,
y que estos sonidos condicionan en gran parte la psicología de una gran
parte de seres humanos, y que constituyen por su persistencia, por su
ritmo, una creación constante de egregores, más la vitalización de los
egregores existentes en aquellas alejadas épocas planetarias, y
constituyen finalmente un peligro para todo germen de descomposición del
lenguaje
ideal de la Tierra. Todos debemos convertirnos de una u otra manera en
piedras
musicales, tal como asigna el Maestro a estos Egos que han
surgido en los últimos lustros para dignificar algo nuestra pequeña y
desventurada Tierra.
Hay
que tener en cuenta también que viviendo organizados en un mundo como
una comunidad social, estando inmersos en algunos de sus definidos
estratos, tenemos el deber de acatar la ley, esta ley que tiene por
objeto dignificar los sonidos de las palabras.
En los ashramas,
después que se ha pasado un periodo de silencio, se
enseñan las reglas que rigen las palabras, para convertir al discípulo
en una perfecta piedra
musical. Por ejemplo, hay una regla, que muy pocos siguen,
que es la de hablar poco, porque utilizamos una gran expresión, un gran
volumen de palabras para expresar nuestro pensamiento, lo cual indica
que nuestro pensamiento es muy complejo y que, por lo tanto, si queremos
simplificar el lenguaje o nuestras
palabras, tendremos que simplificar nuestro pensamiento, tendremos que
estar atentos a los pensamientos que van y vienen atravesando nuestra
mente, y lo que es más, lo que es peor, quedándose dentro, constituyendo
focos de atención que nada tienen que ver con el propósito de nuestra
Alma con respecto a sus vehículos. Además de que no sólo hay que
hablar poco sino que hay que hablar bien.
¿Qué puede
para nosotros significar hablar bien si no es la cuidadosa
elección de todas y cada una de las palabras que pronunciamos?
Tratando de embellecer su contenido, cargándolas de cualidad, de color,
para que sea una perfecta estructuración geométrica en el éter, en el
espacio que nos circunda. Además, hay que hablar con conocimiento de
causa, hay que saber lo que se dice, hay que saber las consecuencias de
lo que se dice. La murmuración, la crítica y la maledicencia constituyen
un desconocimiento total de la Ley de Causa y Efecto que se halla en el
centro de todas y cada una de las palabras, y estamos tratando de atraer
a nuestras pequeñas envolturas la Gracia del Verbo
Creador...
No
bastará entonces que hablemos poco, que hablemos bien, con conocimiento
de causa, con afecto, con sinceridad, si nos falta oportunidad.
Sócrates decía que el sabio es sabio, no porque sepa
mucho sino porque es oportuno cuando está hablando, cuando dice la
palabra justa, no la palabra premeditada. Siempre estamos viviendo de la
premeditación, ya sea de los pensamientos, de los deseos y de las
palabras, entonces, nos falta elasticidad espiritual, debemos
convertirnos en algo tan sumamente maleable desde el punto de vista del
espíritu creador, que seamos como barro blando en manos de los devas,
que nos dejemos moldear por el Gran Alfarero Divino, sin
reaccionar, porque si definimos al ser humano siempre lo haremos en
términos de resistencia a la ley, en términos de oposición, en términos
de negatividad.
Esto tendrá que terminar si realmente existe un
número de discípulos mundiales y de hombres y mujeres inteligentes y de
buena voluntad del mundo, capaces de ver claramente esta situación;
forzosamente tendrán que reorientar profundamente toda su estructura
psicológica. No se puede pasar del simple pedrusco a una piedra
musical, porque cuando
el Maestro Koot Humi nos habla de piedras
musicales, se está
refiriendo a piedras
preciosas que han surgido de la gran cantera de la Humanidad
y que, por lo tanto, todos nosotros tenemos el deber social de
convertirnos en una piedra
preciosa dentro de esta cantera inmensa de los bloques
humanos, para convertirse finalmente en auténticos y verdaderos
exponentes del Verbo
Creador...
Por
ejemplo, los sonidos de las palabras de los
filósofos griegos tuvieron más valor desde el punto de vista de
la Jerarquía que las grandes exposiciones del poder creador de los
grandes artistas que constituyeron a través de los bloques de piedra
aquellas esculturas que constituyen todavía el asombro de la Humanidad.
Esta cultura no se ha perdido sino que se ha ido agregando al contenido
histórico de la Humanidad, porque constituyen piedras
musicales.
Es decir, la gloria del Renacimiento
surgió como efecto de una serie de palabras invocativas pronunciadas por
una serie de Egos que habían encarnado a través del 4º Rayo para enseñar
lo que es realmente Arte Creador, y el Renacimiento, la cultura del
Renacimiento, no se ha perdido ni se perderá jamás, porque ha ido
agregándose al contenido histórico de la Humanidad, como sonido, como
ley y como base del lenguaje del
futuro.
Y cada país cuando lega una obra de arte, cuando
lega una cultura o un tipo de civilización, sabe desde el fondo de su
corazón que no le pertenece, que corresponde a la colectividad humana.
Por lo tanto, todos los sonidos, los que engendran las grandes obras de
arte o las grandes obras filantrópicas de los seres realmente amantes de
la Humanidad, todo esto, son sonidos que se agregan a lo que será el
sonido del futuro, porque no podemos separar un contenido cultural o
artístico, ni civilización alguna, de los sonidos que engendraron
aquellos seres que produjeron estas cosas, y cada nación tiene una serie
de cosas que están al alcance de todas las naciones.
Los libros,
por ejemplo, se traducen a todas las lenguas cuando son verdaderas obras
de arte; es decir, que no se pierde, sino que se agrega al contenido
histórico, psicológico y místico de la raza. Y esto lo vemos
precisamente, que todo cuanto constituye algo realmente significativo en
el mundo espiritual para la Humanidad, está contenido en cierta Esfera
de Shamballa, constituyendo el Aula del Conocimiento y a veces de la
Sabiduría de los pueblos o de los miembros de los ashramas que pueden
penetrar allí, y se dan cuenta de que todo forma parte de la Humanidad.
Que
las naciones en sí condicionadas por sus propias fronteras, allí no
existen, existen simplemente las obras de arte, las obras culturales y
las obras de la civilización que surgieron del sonido, y a su vez
surgieron de la intención de los hombres, los cuales a su vez surgieron
del Propósito de la propia Divinidad, y así se ha ido creando en la
Tierra esta aura inmensa de quietud, de armonía, de síntesis, que hace
que los esoteristas podamos ver con esperanza el futuro, este futuro que
a veces aparece oscurecido por las manchas de esta civilización tétrica
que constituyen aquellos que jamás serán piedras
musicales, al menos en esta 4ª Ronda, para darse cuenta
finalmente que estamos avanzando en conjunto, como grupo, dentro y fuera
de los ashramas y que, de una u otra manera, estamos tratando de
convertirnos en piedras
musicales, en piedras sonoras capaces de remover las
montañas, capaces de remover Cielo y Tierra, y producir una
revolución cultural de incalculables consecuencias para nuestra
mente actual, limitada por el tiempo y por las
dimensiones...
Porque,
si bien es verdad que debemos guardar nuestra originalidad, esta
originalidad específica y espiritual no se pierde al entrar en un
conjunto mayor, de la misma manera que nuestro Logos Planetario no
pierde su originalidad porque esté inmerso dentro de un Sistema Solar,
ni que el Logos Solar pierda su propia y genuina originalidad o
singularidad cuando se está inmerso con todos sus atributos originales
en el seno del Logos Cósmico; pero, ¿es así como usted dice desde el
ángulo de la Jerarquía? ¿Es así tal como se ve desde el ángulo de
apreciación de los ashramas o de la Gran Fraternidad?
¿Cómo
se comunica un Maestro con su discípulo? No se comunica a través del
lenguaje de
aquella persona, se comunica por el poder del pensamiento
sintético o del pensamiento abstracto. La intención del Maestro
atraviesa los éteres, y cuando llega a la conciencia del discípulo, el
discípulo a través de su propia originalidad comprende el mensaje del
Maestro, no ha perdido su originalidad, pero el lenguaje del
futuro, que no será ni el Esperanto ni el Lido, porque el Esperanto y el
Lido están utilizando fonética humana, no están utilizando fonética
dévica y, por lo tanto, siempre encontrarán la resistencia de las
naciones más apegadas a su propio lenguaje que a un
lenguaje de
comunicación con los demás por concreto que sea.
Para
llegar a la perfección del lenguaje, para
llegar al lenguaje
universal, el hombre tendrá que universalizarse y quizá,
entonces, el sentimiento de singularidad habrá quedado absorbido por la
Ley de Unidad o de Síntesis. Es como si dijésemos: “Cuando yo alcance la
liberación, al sumergirme en lo Absoluto voy a perder mi propia
originalidad, mi propia individualidad”. El fenómeno es al revés, porque
no será la conciencia individual la que se sumerge en el gran océano de
Luz del Cosmos, sino que será el océano de Luz del Cosmos el que se
sumerja dentro de la gota individual, entonces tendrá al propio tiempo,
sin que se desdiga una cosa de la otra, la conciencia cósmica y la
conciencia individual, y así sucederá con el lenguaje.
El lenguaje se
convertirá progresivamente a través de una serie de reajustes
psicológicos de los componentes de cada grupo nacional, en un Verbo
distintivo de espiritualidad o de síntesis. Cuando una persona piensa
automáticamente igual que otra persona sobre un tema determinado, sea
donde sea la parte del mundo en donde se encuentran ambas personas, no
se han puesto en contacto con aquella idea en virtud de la singularidad
de un lenguaje, sino en
virtud de una elevación del espíritu que en aquel momento ha captado la
idea, que luego al regresar a su conciencia de vigilia cada cual lo
traduzca a su propia lengua.
Esto es diferente, se basa siempre
en que cuando existe la verdad —y todo hombre puede conquistar la
verdad— está también un sentimiento de síntesis dentro
del corazón que atrae esta verdad, la hace suya, y en el
momento en que esta verdad se hace suya el hombre se siente
transfigurado, redimido de las angustias del tiempo. Así que no teman
ustedes, que al tener ante nuestra dilatada perspectiva este sentimiento
inefable que constituye la integridad o la sintetización de todos los
lenguajes de
la Tierra, que vayamos a perder la conquista de nuestra propia
originalidad, sino que hay que tener en cuenta, que parte de nuestra
propia originalidad como pueblo, como nación, ha quedado incorporado
dentro del Lenguaje Universal,
constituyendo el sinnúmero de piedras
musicales que surgen del espíritu de investigación de todos
los hombres, lo que creará el gran engranaje del futuro, esta gran
arquitectura del lenguaje creador,
del lenguaje
dévico o, al menos, del lenguaje mediante
el cual el hombre podrá conversar con las entidades que ahora llamamos
moradores del espacio, que
constituyen el ambiente social en donde vivimos, nos movemos y tenemos
el ser...
Interlocutor.
— La historia de La Torre de Babel, ¿qué tiene que ver con esto del
lenguaje?
Vicente.
— Bueno, precisamente cuando el individuo no se ha convertido en una
piedra
musical –me
refiero a unas palabras del Maestro Koot Humi, dadas
recientemente en su Ashrama–, naturalmente, no se podrá poner de
acuerdo con otra persona, porque cada cual surgirá de su propio lenguaje o su
propio sistema de ver las cosas, de sus propias opiniones, y no podemos
separar nuestras convicciones más profundas de nuestro lenguaje.
¿Por qué una persona tiene la habilidad de extraer del espacio
la fuerza mística del Verbo? Porque en cierta manera se ha convertido o
se está convirtiendo en una piedra
musical. Pero esto está al alcance de todos, no es el
patrimonio de cualquier individuo sumergido en no importa que tipo de
sociedad, es una experiencia de contacto con el espíritu de todas las
cosas, con el espíritu, con los devas, con el espíritu de la propia
Divinidad que ha creado todo cuanto existe en la vida de la naturaleza
y, por lo tanto, existe, por poco que lo examinemos, una gran
responsabilidad si realmente queremos introducirnos dentro de este gran
océano de inseguridad que constituye la pérdida de nuestras propias
características personales, en un sentido de proyección de los valores
del espíritu, de que perdamos de una u otra manera nuestra originalidad
creadora, sino que el sentimiento de síntesis que
iremos incorporando hará que nuestra propia originalidad crezca tanto y
tanto que se confunda con las orillas de lo cósmico, constituye parte
del Cosmos, y constituye parte del Cosmos de una manera consciente, no
como ahora que nos sentimos desvinculados, desgajados por completo del
Árbol de la Vida del Creador.
Cada cual sigue su propio camino,
y quizá este propio camino que cada cual quiere tanto, no sea el camino
adecuado para llegar a convertirse en un elemento social de integración
de valores psicológicos y que, por lo tanto, muchos de sus trabajos son
vanos y constituyen parte del karma que tiene que soportar, porque
una parte tremenda del karma es aquel que se pierde el
tiempo, tanto perder el tiempo de una manera como de otra.
Hablar en vano es un pecado –valga la expresión– desde
el ángulo de vista del karma, hablar mal es también en cierta manera una
trasgresión de la ley. La mentira, por ejemplo, constituye parte de
nuestros conceptos actuales psicológicos de vida, y cada cual miente,
sin darse cuenta que la mentira por piadosa que sea a veces engendra
karma. O la falta de oportunidad cuando estamos hablando, o la falta de
afecto en las palabras, o el condicionamiento ínfimo de que hay que
atender las personas por cortesía y no por afecto.
¿Se
dan cuenta si hay cosas a liquidar solamente hablando de la palabra? Y
de cómo la palabra está tergiversada de acuerdo con el sentimiento
profundo del Creador, de convertir cada uno de los seres humanos en una
joya musical, en una piedra engarzada en el ejercicio de
las funciones cósmicas. Naturalmente, estamos viviendo todos en la Torre
de Babel, porque no nos entendemos, hablamos lenguajes
distintos, y no simplemente lenguajes distintos
como idioma, sino lenguajes distintos
como seres humanos, cada cual quiere que sus propios puntos de vista
sean los mejores y que, por lo tanto, no tienen discusión, están por
encima de todo los demás, y éste es un concepto que forzosamente
tendremos que extirpar del corazón porque no se ajusta a la Verdad
cósmica, porque no se ajusta a la Ley de la Naturaleza, siendo esta ley
el principio de fraternidad que tiene que unir a los hombres y los
pueblos, creando una colectividad sin luchas ni reacciones, dentro
de la cual todos podamos comprendernos con un sólo idioma, con
un sólo corazón y con una sola mente, y esto es lo que trata de
hacer el discípulo espiritual del mundo, en estos momentos y en todos
los tiempos..
(Leer o escuchar la conferencia completa en los enlaces
abajo)