Nuevo códice maya
Arqueología:
Documento podría dar nuevas luces acerca del pasado precolombino
Fuente: Silvia Sánchez
Rosales / Prensa
Libre
http://www.prensalibre.com/pls/prensa/formatolect.jsp?p_cseccion=cult&p_fedicion=10-03-04

Hoja del
códice de Chugüilá, recién descubierto.
Los arqueólogos guatemaltecos
Henry Benítez y Marco Antonio Leal presentaron resultados preliminares de un
estudio en el que, según ellos, se ha descubierto un nuevo códice: el de
Chugüilá.
De la región maya existen cuatro
códices reconocidos: El Dresden, París o Peresiano, el Grolier y el de Madrid.
En la mayoría de casos, éstos tienen el nombre del país en donde se resguardan.
A principios del 2001, Benítez
fue contactado por un coleccionista europeo que dijo querer dar a conocer un
documento antiguo que tenía en su posesión.
Lo único que sabía era que
procedía del área de Chichicastenango.
Al examinarlo, los arqueólogos,
apoyados en epigrafistas estadounidenses, determinaron que el códice de Chugüilá
recogía una especie de extracción de varias partes del códice de Madrid.
Se cree que el autor del códice
de Chugüilá por algún motivo copió lo que él consideró importante del códice de
Madrid.
Una prueba podría ser que datos
que en el códice de Madrid desaparecieron por el paso del tiempo, aparecen
detallados en el de Chugüilá, es decir que para copiarlo tuvo que tener el
códice de Madrid en sus manos, lo cual significaría, además, que éste procedía
de Guatemala y no de Yucatán como se creía.
Al principio se pensó que el
documento era falso y por ello se le extrajo un fragmento para determinar su
composición y época.
Se envió a la Universidad de
Kiev, en Alemania, en donde se realizó una prueba de Carbono 14 en la que se
determinó que el documento está fechado hacia el 1650 d.C.
Esto significaría que posee 354
años de antigüedad. Está hecho de cuero de venado y está cubierto por una
especie de laca que aún no se ha determinado de qué está hecha.
La técnica trabajada podría
demostrar que el autor estaba bien preparado, ya que su utilización requería
conocimiento especializado.
Otro de los puntos en los que se
apoyan para confirmar que el documento sí puede ser original es que en los años
30 la etnóloga Ruth Bunzel menciona en su “Monografía de Chichicastenango” la
existencia de una persona que conoce un códice que está circulando por
Guatemala.
Se cree que al hacer el códice de
Chugüilá, el autor realizaba un rescate de su identidad, un intento por
perpetuar su cultura ante la evidente destrucción que existía de las costumbres
mayas.
Leal y Benítez sostienen que este
nuevo códice corresponde a una parte de lo que podría ser un códice mayor, en el
cual estarían anotados otros datos de códices quemados durante la época en la
cual fue creado.
Así se explica que el códice de
Chugüilá posea elementos que no han sido detectados en los códices hasta hoy
conocidos.
Al darlo a conocer, una de las
intenciones es que si alguien tiene las otras partes pueda notificarlo para que
sean estudiadas.
En los próximos meses, Leal y
Benítez presentarán un catálogo en el que se publicarán los detalles que tienen
hasta el momento, aunque la investigación está abierta para que científicos
guatemaltecos participen.
Dirección electrónica: info@archaeology-ecoturs.org
En Internet, códices prehispánicos de la biblioteca Nacional de
Francia
www.sup-infor.com
Fuente: Proceso.com.mx. / judith
amador tello/apro
http://www.proceso.com.mx/noticia.html?nid=21682&cat=2
México, D.F., 10 de febrero
(apro).- Códices como el Xólotl, Chimalpopoca, el de Huichapan, y de Jilotepec,
pertenecientes a la Biblioteca Nacional de Francia (BNF), pueden ser consultados
por investigadores y cualquier interesado en forma gratuita, vía internet,
informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En un comunicado, el organismo
indicó que la información podrá consultarse en la página web www.sup-infor.com, en donde se ofrecen
diversos textos en lenguas náhuatl, otomí, mixteca y maya, entre otras, así como
diccionarios de estas lenguas al español o viceversa.
Aparecen, entre otros, el
“Dictionnaire de la langue nahuatl classique”, de Alexis Wimmer, y “El caribe
insular del siglo XVII. Tratado sobre la lengua y la cultura de los Callínago”,
de Raymond Breton.
Luego de una introducción, se
presenta una lista con los documentos disponibles. El usuario elige el de su
interés e inmediatamente aparecen las lista con sus capítulos o subtemas para
que puedan ser leídos en la pantalla.
Se incluye información general de
cada documento. Del Códice Chimalpopoca se explica, por ejemplo, que la
Biblioteca de París posee una sola copia, realizada por León y Gama, pero ha
sido paleografiado. Añade que son dos manuscritos distintos: uno es “Anales de
Cuauhtitlan” y el otro “Leyenda de los Soles”.
Dentro del códice Xólotl se
incluye la crónica “Quetzalcóatl y el espejismo de Tollán”, que inicia
así:
“Estamos en 1519. Tras muchas
aventuras y batallas, Hernando Cortés con su tropa de conquistadores llega por
fin a México Tenochtitlán, la poderosa capital del imperio azteca. Pero allí, no
hay lucha. El rey o emperador Moctezuma le espera y acogiéndole amistosamente,
le coloca collares de flores y le abraza. Luego se le dirige en términos
asombrosos.”
Cuando hace unas semanas se
presentó el CD-Rom “El patrimonio mexicano de Francia”, su realizador, el
periodista y fotógrafo Miguel Gleason, destacó que después de México, Francia es
el país que mayor cantidad de códices posee, aunque no todos son prehispánicos,
algunos son de la época colonial. Parte de este material es el que ahora está
disponible en la internet.