Ahora es evidente que todo lo sucedido es mucho más
grave de lo que anticipáramos. Hicimos lo imposible para hacer frente a los
alemanes. Pero nuestras fuerzas se agotan. Estamos en el umbral del olvido. Dos
veces obligamos a los alemanes a replegarse, pero han vuelto con más efectivos.
Uno de nuestros grupos resistió minutos; otro peleó durante seis horas. La
mina que plantamos en la zona de la fábrica de cepillos explotó. Luego atacamos
a los alemanes y les infligimos ciertas pérdidas, mientras que las nuestras
fueron reducidas. También esto es un logro. Caí junto a esta ametralladora.
Siento que nos hemos atrevido a hacer cosas importantes, de enorme valor. ...
…No puedo describirles las condiciones en que viven ahora los judíos del
Ghetto. No es posible que más que un puñado resista semejantes condiciones.
El resto morirá, tarde o temprano. Su destino ha quedado sellado. Porque
aunque hay millares escondidos en recovecos y ratoneras, no hay en esos lugares
aire suficiente ni para encender una vela. Ustedes, que están afuera,
considérense benditos. Quizás logremos ser testigos de otro milagro.
Pero es
sumamente dudoso. La última aspiración de mi vida se ha cumplido. La resistencia
armada judía es un hecho. La autodefensa judía y la venganza judía son una
realidad. Soy feliz y estoy satisfecho de haber sido uno de los primeros
combatientes del Ghetto. ¿De dónde vendrá la salvación?"
Anielewicz fue el joven comandante del
Levantamiento del Ghetto de Varsovia. Dirigió personalmente los ataques contra
los nazis.
Fue asesinado el 8 de mayo de
1943.